Thierry Koskas, actual CEO de Citroën, nos ha dado una noticia que no querríamos escuchar: en unas declaraciones a la revista inglesa Autocar, Koskas ha afirmado que el C5X no tendrá sucesor, y que la marca se centrará en la plataforma “Smart Car” de Stellantis, una derivación simplificada de la plataforma CMP de origen PSA, en un movimiento que recuerda profundamente al de Dacia (la marca de origen rumano se ha centrado exclusivamente en la plataforma CMF-B de Renault para desarrollar todos sus modelos).
El argumento que Koskas da para tomar esta decisión es, como siempre, la rentabilidad. Según el dirigente de la marca gala, Citroën se centrará en exclusiva en los segmentos B y C, es decir, C3 y C4.
Citroën, originalmente, no ha sido una marca al uso: el Traction Avant fue todo un pionero en la disposición “todo delante”, y que además estrenó la añorada suspensión hidroneumática en el modelo 15 Six H (sólo en el eje trasero). En el otro extremo de la gama, tenemos el 2CV, un modelo de gran simplicidad.
Para Citroën no era un problema tener una gama compuesta por dos modelos extremos. En 1.955 nacería el DS, el famoso “Tiburón”, como lo conocimos en España. Un modelo bello y absolutamente revolucionario que dejó atrás a todos sus competidores tanto en estética como en mecánica, contando con la suspensión hidroneumática en ambos ejes.
La gama se fue completando con modelos intermedios, como el controvertido Ami 6 de 1.961, basado en el 2CV pero con un motor más potente, y el GS en 1.970, que popularizaba la suspensión hidroneumática en un segmento inferior.
El devenir de los hechos provocó que Citroën fuera pasando de mano en mano por diferentes empresas, hasta llegar a la esfera de Peugeot en los años setenta.
Fruto de las sinergias con la marca del león, nacería el LN, primer ejemplo de “badge engineering” al ser un Peugeot 104 tres puertas con los dos chevrones en el capot, pero dotado de un motor de origen Citroën.
En el seno de PSA, siempre se le ha dado prioridad a la marca Peugeot, pero aun así se le permitió tener una gama completa en todos los segmentos. La gama, desde el Traction Avant, siempre ha tenido un buque insignia: DS, CX, XM y C6. Probablemente, la mejor época reciente de Citroën ha sido la época en que Christian Streiff estuvo al mando del grupo PSA, con los C1, C2, C3, C4, C5, C6, C8 y C-Crosser. La base técnica siempre estaba compartida con los modelos de Peugeot, pero exceptuando los C1, C8 y C-Crosser, el resto de la gama tenía carrocerías propias.
El golpe de timón comienza con la escisión de la gama DS. Sin los DS3, DS4 y DS5, la gama de Citroën comenzó a verse reducida paulatinamente. La sustitución de la segunda generación del C4 por el C4 Cactus (basado en la plataforma PF1 de los C3) fue el aviso. Después, la desaparición del C5 y de la suspensión hidractiva con él, ponía punto y final a la herencia de los BX y Xantia en el segmento D.
El resurgir del C5, bajo la denominación C5X y fabricado exclusivamente en China, hacía pensar que aún no estaba todo perdido. Pero con este anuncio, queda claro que Citroën va a convertirse de facto en la Dacia de Stellantis.
Los aficionados siempre recordaremos con nostalgia esos tiempos en los que Citroën no nos dejaba indiferentes: podías amarlos con todo tu ser, u odiarlos con todas tus fuerzas. Pero los Citroën, los verdaderos Citroën, siempre hicieron gala de ser algo diferente en el mercado. Y surge la pregunta, cruel, del trato de la marca Citroën por parte de Stellantis: si hasta Lancia, mortecina, reducida su gama a un único modelo en un único mercado, está recibiendo una nueva oportunidad, ¿por qué Citroën no puede tenerla también? Pues la respuesta es muy sencilla: por DS. DS se ha quedado con todo lo mejor de Citroën, dejando a los aficionados con un mal sabor de boca.
Koskas dice, para terminar, que los futuros Citroën no serán modelos convencionales. Esta afirmación provoca una mezcla de esperanza y terror al mismo tiempo por varias razones: el último modelo de la marca hasta la fecha, el C3, está siendo el origen de variantes recarrozadas por parte de Fiat y Opel/Vauxhall (preguntadle a los nuevos Grande Panda y Frontera); del futuro C4 no se sabe aún nada. Y lo más inquietante es que, si Citroën se centra exclusivamente en la plataforma Smart Car, ¿qué va a ocurrir con el C5 Aircross? Koskas dice que será el tope de gama. Pero parece difícil estirar aún más la plataforma por encima de la longitud de los nuevos C3 Aircross y Frontera, por no hablar de la estrechez propia de una plataforma pensada para el segmento B.
Quizá el último reducto sea el proyecto CR3, el nuevo C5 Aircross que actualmente debería seguir en fase de desarrollo, y que estaba previsto que utilizara la plataforma STLA Medium. Pero si el desarrollo no está lo suficientemente avanzado, quizá este modelo no llegue a ver la luz.
Por lo menos, siempre nos quedarán los libros que nos hablen de que hubo un fabricante valiente que se atrevió a lanzar al mercado modelos como el DS, el CX o el 2CV
Jesus Alonso
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