Prueba: SEAT Ateca 2.0 TDI 85 kW Style Go XXL

Prueba: SEAT Ateca 2.0 TDI 85 kW Style Go XXL

Sorprende por un elevado agrado de uso


Tiempo de lectura: 15 min.

Todavía recuerdo cuando se presentó el SEAT Ateca. Era el primer SUV de la marca y los medios nacionales no tardaron en anunciar su lanzamiento como la llegada de una nueva era. Los SUV ya habían empezado a dominar las ventas y a ser los modelos estrella de los fabricantes, era lógico que SEAT pusiera un SUV en circulación, lógico y necesario, al fin y al cabo, los SUV se posicionaron como los diésel, había que tener al menos uno en el catálogo para que las ventas fueran mínimamente decentes. Pero de ahí a que su puesta en escena supusiera el comienzo de una nueva era podría ser un tanto exagerado. Pero en realidad no era nada exagerado, aunque el auténtico cambio haya sido la aparición del CUPRA Formentor, algo que las ventas y los resultados parecen dejar claro.

El SEAT Ateca llegó en un momento delicado para la marca, aunque tampoco se puede decir que fuera una situación nueva en al empresa. Mientras el Nissan Qashqai arrasaba en ventas, SEAT se adentraba en problemas económicos y se ponía en duda su viabilidad. Una situación que ha rodeado a la firma española desde que Volkswagen se hizo con el control, y hablamos de más de 30 años; de hecho, si exceptuamos un puñado de ocasiones, la viabilidad de SEAT siempre ha estado en duda, es como los números rojos de Aston Martin, siempre ha estado ahí y ahora, con el enorme éxito del Formentor –que no de CUPRA, el éxito es del coche–, esa viabilidad está más en duda que nunca. El caso es que el Ateca, cuando se dio a conocer oficialmente, ayudó a mejorar la percepción sobre el futuro de la marca e incluso permitió que la viabilidad dejará de estar cuestionada, al menos durante un tiempo.

Se lanzó al mercado en 2016 y casi al instante, se convirtió en uno de los pilares de SEAT

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Un detalle del que seguro que se ha olvidado mucha gente, es que cuando se lanzó el SEAT Ateca, se dijo que la marca llegaba tarde al segmento, que debería haber puesto en circulación un SUV con anterioridad. Contrastaba con el enorme boom que tuvo su presentación en los medios nacionales. Las revistas y páginas web se volcaron con el coche y su potencia mediática fue brutal. No sé si fue por la enorme repercusión en los medios o por otros motivos, pero en poco tiempo, el SEAT Ateca se había convertido en un superventas e incluso superó al León en unidades vendidas y en aceptación.

El Ateca, que tendría que haber puesto en acción mucho antes –de hecho se comenzó a flirtear con un SUV a en 2008, con el SEAT Tribu– salvó a SEAT del cierre, aunque el proceso hasta su aparición le costó a Volkswagen dos directores ejecutivos en la empresa española: Dr. James Muir y Jürgen Stackman. Al menos, el señor Muir, quien estuvo al mando solo cuatro años, puede estar orgulloso de haber sido el responsable final de poner en marcha el proyecto que acabó siendo el Ateca. Fue el quien dijo a la directiva de Volkswagen que sin SUV, SEAT no tenía salvación posible. El resto, en parte, se lo debemos al señor Mesonero-Romanos, actual jefe de diseño de Alfa Romeo pero por entonces, jefe de diseño de SEAT, y responsable de dar forma al Ateca –así como al Ibiza y al León de aquel momento–.

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¡Qué grata sorpresa!

Desde que se puso a la venta el SEAT Ateca han pasado cerca de siete años, durante los cuales, no han visto decaer las ventas hasta rozar el medio millón de unidades en todo el mundo, de las cuales, más de 100.000 circulan por España. No se puede negar el éxito del modelo y si a eso le sumamos los resultados que obtuvo la revista Autobild cuando sometió al SEAT Ateca a sus típicos test de 100.000 kilómetros –según la revista, fue el modelo que menos averías y problemas tuvo durante la prueba hasta ese momento–, no me quedaba más remedio que hablar con SEAT para que nos dejará una unidad. De hecho, confieso que me pareció la excusa perfecta para poder conducir un Ateca, pues, después de siete años en el mercado, ¡todavía no había podido hacerlo!

SEAT es una marca por la que siento cierta simpatía, pues en casa y entre los amigos, siempre ha habido un SEAT. Mi abuelo tuvo un SEAT 1430, mi madre tuvo un 600, mi padre un SEAT 127, una de mis tías tuvo un Ibiza del Sol, mi primer coche fue un SEAT Ibiza SXi, y dos amigos tienen un SEAT León –uno de ellos es el señor Miguel, siempre presente en las pruebas que realizamos–. Eso sin contar con el libro que escribí para Larousse sobre el SEAT 600. Ver que el Ateca es un coche de éxito, que permitió salvar la empresa y que todavía se mantiene como una opción interesante, me genera buenas sensaciones y hace que fuera todavía más apetecible realzar una prueba y poder comprobar si realmente es un coche que merece la pena tener en cuenta. Y vaya por delante que sí, es un coche totalmente recomendable, de hecho, me ha sorprendido para bien en todos los aspectos y eso, que el modelo ya tiene unos años a sus espaldas a pesar del restyling que sufrió en 2020. No debemos olvidar que hablamos de la primera generación del modelo, la cual, se lanzó en 2016. Los rivales han evolucionado mucho y le han superado en diferentes apartados, aunque, repito, el SEAT Ateca es un coche absolutamente recomendable con muchos argumentos para seguir en lo alto de las listas de ventas de la marca.

Casi medio millón de unidades vendidas en todo el mundo, 100.000 de ellas en España, son muy buenas cifras

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La unidad que nos cedió SEAT figura como una de las versiones más vendidas de la gama y resultó gratificante ver que venía con tres pedales y un selector con cambios en H, es decir, un cambio manual, de esos que están en vías de extinción. Motorizado con el 2.0 TDI de 115 CV también es toda una rareza, a sabiendas de que los motores diésel han sido desterrados de gran parte del mercado y apenas quedan opciones para quienes tienen en estos motores la mejor elección. No hay nada como un motor diésel para viajes y desplazamientos por carretera y no lo habrá nunca, sobre todo cuando los eléctricos se vuelvan la opción más común para todos, pues estos motores tienen su peor rendimiento en carretera abierta –los motores eléctricos consumen más en carretera en ciudad, al contrario de lo que estamos acostumbrados–.

Desde los primeros metros, mientras salía del garaje de SEAT, ya noté que el coche iba a ser un acierto. El tacto de los pedales, la respuesta del motor, el tacto del cambio, la posición al volante… además, no cuenta con muchas de las cosas que tienen algunos de sus rivales, o mejor dicho, sí cuenta con algunas cosas que no tienen sus rivales, como unos mandos físicos para la climatización, que se agradecen enormemente por la facilidad para gestionar la temperatura del habitáculo sin tener que mirar todo el rato la pantalla y lo ello supone –si te pillan los agentes de tráfico toqueteando la pantalla, aunque sea para poner el aire acondicionado, son 200 euros de multa y seis puntos del carnet, ahí es nada–. ¿Y por qué iba a ser un acierto? Pues muy sencillo, la sensación era de que estaba a los mandos de un coche lo suficientemente bueno y equipado para cumplir con las expectativas de cualquier usuario, sin cosas superfluas, sin equipamiento prescindible; solo lo necesario para el día a día. Y no creáis que es un coche poco equipado, aunque sí es cierto que la unidad que nos dejó la marca iba hasta arriba de opciones. Según la web –configuré el coche para ver precios y demás–, nada menos que 4.675 euros en extras, que por cierto, serían las opciones que yo añadiría a mi Ateca en caso de comprarme uno. Lo único malo es el precio, que se va hasta los 36.041 euros –aunque con SEAT Flex quizá te sea más interesante–

La revista Autobild lo sometió a una prueba de 100.00 kilómetros con muy buenos resultados

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En esta ocasión, los primeros kilómetros a los mandos de este Ateca diésel fueron por el centro de Madrid, lo que supone cambiar un poco la tónica general, pues casi siempre los primeros kilómetros son por autopista. No había problemas de restricciones, porque el Ateca tiene etiqueta C, no cuenta con ningún tipo de electrificación y esto, todo sea dicho, también me pareció gratificante. El tacto es más “auténtico”, más normal, sobre todo en lo que respecta al pedal del freno, que no tiene ese primer recorrido que frena con el motor eléctrico y, por tanto, ofrece una mayor facilidad para gestionar la frenada, algo que se agradece en un Madrid que está, como siempre, a reventar de obras y de coches. Una vez en carretera, también noté que para un conductor medio, ofrece prestaciones suficientes para que le retiren el carnet. De todas formas, en alguna ocasión y aprovechando que todo el camino es cuesta arriba –apenas se nota, pero lo es–, estiré las marchas para notar ese agradable empuje a punta de gas que tienen los motores diésel. Metes marchas, mueven los pedales son suavidad y aceleras poco a poco, mientras la aguja del tacómetro sube lentamente desde poco más de 1.000 revoluciones hasta las 2.500 revoluciones, momento en el que se cambia de marcha y otra vez, vuelta a empezar. No merece la pena pasar de ese régimen, aunque poder, puede y con empuje hasta las 3.500 revoluciones, a partir de ahí, aunque sigue ganando velocidad con soltura, el ruido molesta y tampoco se gana mucho.

Llegué a casa, metí el coche en el garaje y mientras subía las escaleras le mandé un mensaje a Miguel: “nos han dejado un Ateca diésel de 115 CV y cambio manual. Y va realmente bien, superagradable de usar y superestable a velocidades de autopista. Seguro que te gusta”.

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Bien por carretera, bien por caminos sin asfaltar, gasta poco… ¿Qué más quieres?

Pasaron unos días desde que cogí el coche, el cual se usó, tal cual hacemos siempre, como si fuera el único coche de casa –el Mazda se pasa los días en el garaje… –, quedé con Miguel para sacar las fotos y de paso, terminar con el análisis del Ateca, pues aprovechamos estas ocasiones para probar otras cosas. Así, nos fuimos directos a una carretera de montaña, por ahí siempre hay sitios donde sacar unas buenas fotos y además, todavía no había salido a carretera secundaria, que suelen tener peor asfalto y un trazado más complejo. De primeras, al ritmo del tráfico y de las señales, este SEAT Ateca va sobrado de chasis, de frenos y de motor, todo es sencillo, cómodo y superagradable. Este calificativo, agradable, es lo que más destaca del coche, es agradable de conducir en todo momento, es de esos coches que no importa conducir nunca, cualquier excusa es buena para sacarlo del garaje. El motor no vibra, empuja más que suficiente –parece que tiene más de 115 CV, aunque eso es culpa del par, que asciende a 300 Nm entre 1.600 y 2.500 revoluciones–, el cambio tiene buen tacto y recorridos aceptables y además, la suspensión hace un trabajo fantástico, absorve baches y sujeta la carrocería en curvas, al tiempo que no es ni blanda ni dura.

– Miguel: me ha sorprendido para bien. Me parece que es un coche bien ensamblado, que se conduce muy bien, me gusta mucho el tacto de los frenos y para tener 115 CV anda bastante bien. Más con el peso que tiene.

– Javi: pues estoy de acuerdo contigo. Parece mejor montado que los CUPRA, no cruje por dentro, el motor mueve bien el coche y en general, apetece conducirlo.

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Seguimos con las vueltas mientas paramos aquí y allá para sacar unas tomas, y el SEAT Ateca nos seguía mostrando más bombades. Es un SUV, de eso no hay duda, pero las sensaciones son las de conducir un compacto. No vas sentado muy alto, las suspensiones mantienen bien las inercias y puedes tomar curvas a buen ritmo sin que la carrocería incline o halla pérdida de confianza en el coche. El subiraje llega muy pronto, en cuanto aprietas un poco y buscas trazar rápido y salir de la curva con acelerador, pero en general, resulta bastante dinámico y hasta divertido, siempre sin olvidar que no es un coche para curvear, es un coche “de familia”, y además, cumple muy bien con esa función porque tiene espacio de sobra, se conduce muy bien por las calles de cualquier pueblo. Así se lo cuento a Miguel mientras le dejo que se ponga al volante.

– J: Me gusta este coche, pero no me gusta como puede hacerlo un i20 N, me gusta por lo equilibrado del conjunto, como “coche para todo”. De hecho, cuando hay que ir a por el niño al colegio me resulta un tostón enorme, prefiero que vaya Isabel, que luego se pone a parlotear con las mamás y me deja a mi esperando en el coche. Pero con este me da igual, casi que me apetece, así lo puedo coger con la excusa de que tengo que probarlo.

– M: Al fin y al cabo es un León, aunque SEAT se ha preocupado de refinarlo bastante, yo lo noto “muy bloque”, con una suspensión que tiene muy buen equilibrio. También me gusta, no eres el único. Me ha sorprendido gratamente.

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En ocasiones, cuando el coche da muestras de ello, nos damos alguna vuelta por caminos no asfaltados, caminos por donde cabe la posibilidad de que circule cualquier usuario ya sean para ir con los perros, a pasear o a correr, y sobre todo, caminos por donde se puede circular, pues en Madrid salir del asfalto donde no se debe te puede suponer un buen pescozón a la cuenta del banco. Así, por tanto, tampoco nos metimos por zonas especialmente complicadas, aunque las lluvias de los días anteriores a tener el Ateca habían dejado su huella con diferntes agujeros, charcos –alguno bastante hondo– y los típicos cauces por donde ha pasado el agua. Nada complicado, pero si fuera con el Mazda estaría sudando la gota gorda, todo lo contrario que con el Ateca, que no tuvo problemas para sortear todo eso y si hubiera sido una versión con tracción total, quizá nos hubiéramos atrevido a más.

Un coche lógico, sin complicaciones innecearias y con un precio en la media

Siete días y algo más de 500 kilómetros para una conclusión clara: si buscas un coche para todo y además, quieres que sea un SUV, no pases por alto el SEAT Ateca, de hecho, no deberías dar la espalda al motor diésel, porque combina la mar de bien con el coche. No es deportivo, es más bien un coche dinámico que permite circular rápido con confianza, pero todo lo demás cumple con creces. No tendrás florituras como tienen algunos rivales, tales como una pantalla gigante para gestionarlo todo o un diseño complejo y que llame la atención de todos los que te rodean. El SEAT Ateca juega a otro juego y lo hace muy bien, con un diseño que se mantiene atractivo, con cierta elegancia y cierto “gancho” deportivo. Está bien fabricado –no es el mejor, pero tampoco es el peor– y sobre todo, gasta poco sin tener que andar buscando enchufes.

En una conducción normal, sin tener en cuenta consumos y con velocidades normales en el día a día, el ordenador mostraba una cifra que iba entre los 6,8 y los 7,1 litros, aunque si hacía una conducción más cuidadosa, era fácil bajar hasrta los 6,3 litros de madia. Cifras logradas en conducción mixta, es decir, tanto en carretera como el ciudad y también en carreteras secundarias y caminos de tierra. Solo por autopista los consumos bajan hasta colocarse en los cinco litros e incluso menos si no pasas de 110 o 120 km/h.

Datos técnicos

FICHA TÉCNICA
MODELOSEAT Ateca 2.0 TDI 85 kW Style Go XXL
MOTORDelantero transversal. Cuatro cilindros en línea y 16 válvulas con doble árbol de levas en cabeza (DOHC). 1.968 centímetros cúbicos, turbo de geometría variable e intercooler.
RENDIMIENTOPotencia máxima85 kW –115 CV– entre 2.750 y 4.250 rpm
Par máximo300 Nm entre 1.600 y 2.500 rpm
TRANSMISIÓNTracción delantera. Cambio manual de seis relaciones.
CHASISSuspensión delanteraIndependiente tipo McPherson, muelles helicoidales.
Suspensión traseraRueda tirada con elemento torsional
DIMENSIONES Y PESOSLargo por ancho por alto4.381 x 1.841 x 1.615 mm
Batalla2.638 mm
Peso en orden de marcha1.458 kg
DATOS PRESTACIONALESAceleración de 0 a 100 km/h10,9 segundos
Velocidad punta185 km/h
Relación peso potencia4,9 kg por CV
CONSUMOSConsumo medio durante la prueba6,1 l /100 km
PRECIO UNIDAD PROBADA36.041 euros –4.675 euros en extras–

Galería de fotos

SEAT Ateca 2.0 TDI 85 kW Style Go XXL

36.041 euros
SEAT Ateca 2.0 TDI 85 kW Style Go XXL
6.3

Comportamiento en carretera

7.0/10

Comportamiento en ciudad

7.0/10

Confort

7.0/10

Consumo

7.0/10

Habitabilidad

6.5/10

Infoentretenimiento

6.0/10

Prestaciones

7.0/10

Relación valor/precio

7.0/10

Seguridad

7.0/10

espíritu RACER

1.0/10

A favor

  • Diseño
  • Agrado de uso
  • Sin equipamiento superfluo

En contra

  • Antigüedad en el mercado
  • Muchas cosas en opción
  • El color de la unidad probada es carísimo: 873 euros
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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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En la época en la que pasaba el día dibujando coches, alguien me preguntó: ¿pero a ti te gusta más la mecánica o la carrocería de los coches? Esa misma semana leí el Manual del Automóvil de Arias Paz. Tenía 14 años, esa simple pregunta es la razón por la que estoy aquí, desde entonces no he parado de aprender sobre lo que se convirtió en mi pasión.

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