No me voy a andar con rodeos en esta ocasión, básicamente porque el coche no necesita presentación alguna y lo mejor de todo: encarna lo que aquí entendemos como espíritu RACER. Un coche que desprende personalidad a raudales, que tiene una puesta a punto magnífica y que su conducción es adictiva. Es un coche con alma, para disfrutar con cada curva, con cada frenada y con cada aceleración, aunque la espalda luego te recuerde cada bache por el que has pasado. El Abarth 595 Competizione cabrio es un auténtico juguete, un coche que demuestra que no hace falta gastarse cantidades mareantes de dinero, para poder disfrutar al volante. Y además, con un sonido de escape que resulta espectacular, aunque también es cierto que la versión Competizione monta el escape Record Monza, el cual emite un sonido que pondría como tono de llamada en el teléfono.
Abarth regresó al mercado tras mucho tiempo ausente allá por 2008, junto al FIAT 500, el cual hizo lo mismo un año antes, en 2007. Parece que lleva toda la vida en el mercado, aunque también parece que fue ayer mismo cuando la marca comenzó a venderlo, unas sensaciones que se potencian por su diseño, que ha cambiado poco durante todos estos años (y ya van 15) a excepción del FIAT 500e, que si tiene una imagen más moderna y diferente, aunque eso no quiere decir que sea más bonito y atractivo. Si algo tiene el FIAT 500 y, por tanto, el Abarth 595, es un diseño atemporal y bastante acertado, y eso que en el caso del Abarth esté un poco “macarreado”. El Abarth 595 Competizione luce agresivo, pero sin exageraciones, destacando los terminales de escape o el paragolpes delantero, que tiene entradas de aire reales. Los frenos, con discos perforados en los dos ejes y pinzas firmadas por Brembo, presagian buenas frenadas y cuando abres la puerta y ves los asientos Sabelt con toda la parte trasera de fibra de carbono, las cosas empiezan a ponerse interesantes.
Sin embargo, nada te prepara para la dureza de las suspensiones, tirando a radicales, ni para lo estrecho de esos asientos Sabet, en los que quedas encajado y dado el poco mullido que tienen (poco por no decir nada), te hacen sufrir en alguna ocasión. Cosas que te obligan a ir a paso de caracol por ciudad, pero que cobran mucha lógica cuando empiezas a exprimir al pequeño huevo con ruedas italiano, que corre mucho más de lo que parece. De hecho, para lo pequeño que es, corre muchísimo y además, lo hace bien, muy bien.
Radical para uso diario
Un coche deportivo, como se ha dicho en alguna otra ocasión, debe parecerlo. La primera impresión siempre cuenta y un deportivo, sea del segmento que sea, debe llamar la atención. No hace falta ser hortera, ni llenar el coche de alerones y pegatinas, los italianos saben mucho de esto y por eso, siempre suelen acertar con la estética de sus coches. En el caso del Abarth 595C Competizione tienes justamente eso, una imagen deportiva, pero sin recargar, sin horteradas. Entra por los ojos, como tiene que hacer cualquier coche que tenga unas mínimas aspiraciones deportivas. Pero el caso es que las aspiraciones deportivas no son mínimas, más bien todo lo contrario, son su razón de ser hasta llegar a lo extremo.
Lo notas desde que entras en el coche. Solo sentarte en los asientos te deja claro que no estás en un FIAT 500, por mucho que todo recuerde a su primo y tenga frente al copiloto el logo “500”, incrustado en el salpicadero. El volante, también específico, ayuda a potenciar esa sensación, aunque debo criticar la falta de regulación longitudinal. Acabas por encontrar una posición aceptablemente cómoda para conducir, pero en un coche de su talante y de sus prestaciones, la postura al volante es vital para poder tenerlo todo bajo control y no tener regulación longitudinal es un una faena, porque obliga a llevar las piernas más dobladas de lo deseable. Al menos en mi caso. Otro detalle que llama la atención es el pedalier, con pedales de gran tamaño, todos metálicos y bien colocados, pero con un acelerador súper blando de accionar, que contrasta enormemente con un embrague y un freno que son todo lo contrario.
Abrir las puertas requiere de pulsar el botón de la llave y para poner en marcha el motor hay que girar dicha llave en el clausor. No hay acceso “manos libres”, ni arranque por botón. Ni siquiera espejos laterales de plegado eléctrico. La pantalla del sistema multimedia es pequeña (tampoco tiene cámara de marcha atrás), el cambio tiene cinco relaciones y los elevalunas no tienen función “one touch” para subir la ventanilla. Pero… ¿Y qué importa todo esto? No es un coche para el que busca equipamiento a la última, mandos táctiles o pijadas varias, su razón de ser es otra, como hemos dicho, y la cumple a rajatabla. Tan a rajatabla que conducir el Abarth 595C Competizione por poblado puede ser un suplicio, porque las suspensiones no aíslan de los baches y sacuden al pasaje a poco que el asfalto esté muy roto o vayas demasiado deprisa. Las calles adoquinadas hay que evitarlas sí o sí, y todos los resaltos y “guardias tumbados” hay que afrontarlos lo más despacio posible, es decir, en primera y con suavidad. Los asientos tampoco ayudan nada y te dejan sentir cada bache y cada golpe de la suspensión.
Su pequeño tamaño ayuda a callejear y a encontrar un hueco donde aparcarlo, pero gira poco y en ocasiones, hay que hacer alguna maniobra extra. El sonido del escape, ese que tanto emociona cuando afrontas una carretera de montaña, en ciudad, hace que todo el mundo te mire, sobre todo si has presionado el botón con el escorpión que hay en el salpicadero, que viene a ser el modo sport de Abarth, el cual, abre las válvulas del escape Record Monza y permite que grite a pleno pulmón con algún petardeo. Sí, es genial, pero en ciudad no. Todo el habitáculo recibe unas reverberaciones constantes, un sonido sordo que se cala casi hasta los huesos, que sumado a la dureza de las suspensiones y de los asientos (y a su estrechez), hace muy que circular por poblado, acabe por cansar mucho. La espalda sufre mucho, pero la cabeza, con ese zumbido ronco de fondo, acaba también por notarlo.
¡Aparta que voy!
Con un coche tan radical como el Abarth 5959 Competizione, es lógico que circular por poblado sea un suplicio, aunque por su tamaño y por ser en realidad un FIAT 500, parezca lo contrario. Sin embargo, quien quiere un coche así no se preocupa por su usabilidad a diario, o mejor dicho, acepta y sufre con gusto esas penurias. Sobre todo, porque sabe que cuando salga a jugar los fines de semana, la diversión será máxima. Esa es la razón de ser de este coche, la diversión y además, la eficacia. La mejor muestra de ello la tenéis en un par de fotos, donde nuestro compañero, que nos suele echar un cable con las fotos, aparece con una sonrisa de oreja a oreja. Es una reacción involuntaria cuando conduces este coche, acabas sonriendo sin darte cuenta.
El Abarth 595 Competizione, a modo de repaso rápido, tiene un motor de cuatro cilindros con 1,4 litros y turbo e intercooler (para ser más concretos, son 1.368 centímetros cúbicos), que rinde 180 CV a 5.500 revoluciones y 250 Nm de par a 3.000 revoluciones. Pesa 1.145 kilos (para su tamaño, no es ligero) y según datos oficiales de la marca, completa el sprint hasta los 100 km/h desde parado en 6,7 segundos y puede alcanzar los 225 km/h, mientras que el consumo, en un uso normal, se queda en seis litros de media.
Sabiendo esto, te puedes esperar un coche rápido y sobre todo ágil, pero lo que no esperas es que, de verdad, sea tan rápido. El motor tiene un pequeño retardo en empujar con todo lo que tiene (aunque me tuve la impresión que era más por desarrollo del cambio que por turbo), pero cuando lo hace, notas como te clava contra el asiento mientras gana velocidad como un poseso, aunque el selector del cambio es lento de accionar y a veces dificulta el cambiar de marcha. Una vez le has cogido el tacto, puedes cambiar algo más rápido, pero es un apartado que se podría revisar en próximas renovaciones del coche (todos sabemos que en próximas ediciones no habrá cambio manual… por desgracia).
Los frenos son una pasada, con discos perforados en los dos ejes firmados por Brembo. Tienen potencia, tiene tacto y aguantan el maltrato hasta donde fui capaz de atreverme. Son fáciles de regular porque el pedal del freno tiene un tacto duro, que obliga a apretar si quieres que el coche pare. Y ojo, que se para, vaya si se para, llegando a aligerar el eje trasero en frenadas muy fuertes. Lo notas porque el coche se mueve ligeramente de atrás y porque te llegan sensaciones a través del asiento, lo notas en el culo (literalemente), porque las suspensiones que antes eran extremadamente duras, ahora se perfilan como unas aliadas sensacionales. La carrocería no se mueve un ápice, no inclina ni cabecea absolutamente nada y además, te deja sentir todo lo que ocurre. El 595 Competizione es un coche que transmite mucho.
El motor, aunque tiene un rendimiento genial, corta muy pronto el encendido y lo hace de forma un poco brusca. En alguna ocasión, sobre todo saliendo de curvas en segunda, te da la impresión que corta demasiado pronto, cuando todavía está empujando y te sorprende con el brusco corte de encendido. En alguna ocasión podrás salir en tercera, con un buen empuje y sin pérdidas de tracción, llegando al siguiente viraje con mucha velocidad y teniendo que frenar fuerte. De hecho, las frenadas fuertes son una constante, porque el Abarth no es solo rápido, también ofrece una sensación de control y de estabilidad muy elevadas y, por tanto, llegas con mucha confianza a la curva y acabas por apurar en casi todos los giros. Un tramo de curvas al ritmo que te permite el Abarth 595 Competizione es un esfuerzo físico precisamente por esas fuertes frenadas que puedes hacer.
Una vez que has frenado fuerte y te dispones a trazar, puedes empezar a dar gas, porque el eje delantero acepta bastante bien la llegada de par en pleno apoyo. No abre la trazada, no desliza, gracias a un sistema Abarth DAM (Mechanical Limited Slip Differential), un diferencial de deslizamiento mecánico que, en aceleraciones fuertes en marchas cortas, se deja notar ligeramente en el volante (se cierra hacia el interior de la curva) pero que en marchas largas, por muy a fondo que pises, no se nota. Lo que sí se nota, y para bien, es el elevado ritmo que puedes llevar en curva, con una adherencia lateral elevadísima para lo coto entre ejes y lo estrecho que es. Puedes soltar gas en medio de la curva, o incluso frenar (siempre con suavidad y sin pisar a fondo) que no hay aspavientos ni movimientos peligrosos, tampoco hay deslizamiento del eje trasero. Es radical, pero también es algo permisivo.
Un juguete para mayores, un auténtico capricho
Nadie, NADIE, necesita un coche como el Abarth 595C Competizione, nadie. No existe persona que, en su día a día, requiere de un coche con un planteamiento tan radical como el Abarth 595C Competizione. Este automóvil es un capricho, un juguete para mayores, no una necesidad. Y como todos los caprichos, es caro: 30.300 euros. Hay modelos de Abarth más baratos, pero el Competizione en carrocería descapotable son cinco millones de las antiguas pesetas, aquellas que desaparecieron hace ya 20 años (en febrero de 2002).
Personalmente, si mi cuenta bancaria me lo permitiera, no me importaría tener uno de esos para salir los fines de semana. Le pondría una piña para colocar el volante a mi gusto y listo, solucionado la falta de regulación en profundidad (la inclinación que tiene ya sería más complicado de resolver…). Además, me gusta que sea descapotable, las sensaciones son mucho mayores, aunque el ruido del aire no deja sentir el escape en toda su plenitud.
Datos técnicos
FICHA TÉCNICA | ||
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MODELO | Abarth 595C Competizione | |
MOTOR | Delantero transversal. Cuatro cilindros y 1.368 centímetros cúbicos. Turbo e intercooler. Compresión 9,8:1. | |
RENDIMIENTO | Potencia máxima | 132 kW (180 CV) a 5.500 RPM |
Par máximo | 250 Nm a 3.000 RPM | |
TRANSMISIÓN | Caja de cambios manual de cinco relaciones, tracción delantera. | |
DIMENSIONES Y PESOS | Largo por ancho por alto en milímetros | 3.657 x 1.627 x 1.485 |
Batalla | 2.300 mm | |
Peso | 1.110 kg | |
DATOS PRESTACIONALES | Aceleración de 0 a 100 km/h | 6,7 segundos |
Velocidad punta | 225 km/h | |
Relación peso potencia | 6,47 kg por CV | |
CONSUMOS | Consumo medio homologado | 6 l/100 km |
Consumo medio durante la prueba | 7 l /100 km | |
PRECIO UNIDAD PROBADA | 30.300 € |
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS