Resultaba bastante evidente que los accidentes de tráfico -mejor dicho, siniestros viales- iban a bajar considerablemente durante el estado de alarma, prácticamente medio mes de marzo. La movilidad no ha estado tan restringida a los españoles desde la Guerra Civil. En 1960 empezaron a contabilizarse las cifras de siniestralidad, y durante el mes pasado se tocó fondo en la serie histórica.
A mes completo fueron 53 personas, que son prácticamente la mitad que en marzo de 2019, que cerró con 98 fallecidos. Hubo 47 accidentes mortales frente a 90 del año pasado, periodo de menor siniestralidad desde que se toman datos. Las cifras son válidas en vías extraurbanas y los fallecimientos se contabilizan dentro de las primeras 24 horas. Son, por tanto, datos provisionales, pero valen para hacer la comparación.
Lo normal en un mes de marzo es que haya 80-100 muertos en los últimos años
Desde que se estableció el estado de alarma, fallecieron 16 personas. Más o menos eso equivale a que a mes completo hablaríamos de unas 30 personas. Estos datos hay que confrontarlos con el descenso del tráfico, pues ya se supone que solo circulan vehículos para actividades esenciales, renegados del confinamiento aparte. La primera quincena de abril reflejará cifras en esa línea (o inferiores, ya que últimamente los desplazamientos son ya esenciales).
? Siguen bajando los desplazamientos en #carretera.
Ayer lunes 30 de marzo se registraron 305.200 movimientos de largo recorrido, un 71 % menos que un día equivalente. #QuédateEnCasa ¡Gracias?!#EsteVirusLoParamosUnidos pic.twitter.com/eVmIKcdw1K
— Dir. Gral. Tráfico (@DGTes) March 31, 2020
Más o menos, el tráfico de largo recorrido ha caído un 70 % respecto a días equivalentes de un mes de marzo normal. En realidad, la caída es mayor en vehículos ligeros, más del 80 %, y también ha caído el tráfico pesado porque la actividad económica ha caído bastante, como un 35 % menos. Pese a la tremenda reducción, no se ha verificado eso de “si nadie circula no hay accidentes”.
La mera disminución del 70 % del tráfico no es suficiente para reducir la siniestralidad a cero. Hubo siete días en los que no hubo ninguna víctima de los 16 días de estado de alarma. La reducción se aprecia, qué duda cabe, pero teóricamente debería haber menos víctimas considerando que el tráfico es bajísimo. De los 16 fallecidos, siete eran camioneros. Otro dato, de esos 16, nueve fallecieron en autopistas/autovías y siete en carreteras convencionales.
La reducción de la siniestralidad ha sido mucho más intensa en vías convencionales
Dado que el factor humano sigue siendo fundamental para explicar casi todos los siniestros viales que ocurren (en torno al 90 %, al menos en condiciones normales), sigue siendo posible tener un accidente mortal en una carretera vacía. Basta una distracción, es así de sencillo. Obviamente este periodista no cuenta con un informe desglosado sobre qué fue la causa de esos escasos accidentes. Eso lo sabremos más adelante y tendremos conclusiones más sólidas.
Datos actualizados de #COVID19 en España por CCAA
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— Ministerio de Sanidad (@sanidadgob) April 2, 2020
Puede que acabemos el año con menos de 1.000 muertos a 24 horas. Esa cifra se relativizará mucho si se tiene en cuenta que ahora mismo el COVID-19 fulmina a casi la misma cantidad de personas en un solo día. Ayer fueron 950 personas por cómputo oficial, es decir, que hay muchas más que no se meten en la lista por falta de pruebas de coronavirus post mortem o porque se están maquillando las cifras para que esto no parezca aún más grave de lo que es.
2019, año histórico por su menor siniestralidad, sumó 1.098 víctimas mortales en carretera a 24 horas (ninguna en autobús)
¿Qué nos llevará a la siniestralidad cero? No sé si mi generación -nacida en los 80- llegará a vivirlo. Para llegar a ese punto la aplastante mayoría de la circulación tendrá que estar controlada por ordenadores, bien por tratarse de vehículos autónomos nivel 5 -que conducen solos- o con asistentes a la conducción (ADAS) tan avanzados que sean capaces de perdonar cualquier error humano. Con conducción manual y tradicional seguirá muriendo gente, aunque las cifras irán bajando.
Algunos se acordarán de cuando se mataban más de 10.000 españoles al año en las carreteras. Fue a principios de los 90, cuando se combinaron varios factores: faltaban autopistas, la seguridad del parque móvil era muy deficiente, la juventud estaba demasiado desfasada con volantes entre manos, la sociedad toleraba cosas que ahora son inadmisibles, no había apenas radares, un largo etc.
De momento, el coronavirus ha matado a más de 10.000 españoles. No sé si el acumulado de víctimas escandaliza cada día más, o si en cambio estamos cada vez más insensibilizados. Si ayer fueron 950 y mañana se declaran 800, será un “buen dato”. Es lo que pasa cuando se habla de números y no de personas. Y podrían fallecer otros 10.000 más antes de que la pandemia decaiga.
Puede que nos escandalicemos cuando el INE dé los datos de defunciones de todo 2020, ahí se verá la diferencia respecto a un año normal, y esos muertos no habrá forma de taparlos. No sé si serán 40.000, 60.000 o 100.000. El caso es que este año, a menos que el fin de la pandemia nos lance a las carreteras como locos y la gente empiece a morir a ritmos anómalos en vehículos, la siniestralidad vial será uno de los problemas que menos nos importarán.
No quisiera concluir sin recordar que durante dos meses y una quincena se habrá podido apreciar estadísticamente hablando cuántas vidas se han salvado y cuántos accidentes se han evitado por haber levantado las barreras de peaje de varias carreteras, especialmente la AP-7 entre Tarragona y Alicante, o la AP-4 entre Sevilla y Jerez de la Frontera.
En todo el primer trimestre hubo 219 fallecidos en carretera. Descontemos el efecto de la segunda quincena (16 víctimas), fueron 37 en la primera. Doblemos la cifra y nos salen 74 -aproximadamente- en condiciones “normales”. El primer trimestre de 2019 se saldó con 251 muertos, el primero de 2020 -sin COVID-19- habría terminado en unos 240. Es insuficiente para sacar conclusiones. Desde luego en enero y febrero la siniestralidad apenas ha cambiado. A tan corto plazo, las cifras son muy volátiles.
Javier Costas
Me gustan los coches desde que tengo uso de razón (o antes). Tras haber conducido más de 400 coches aquí sigo, divulgando y aprendiendo a partes iguales sobre las cuatro ruedas. Vosotros habéis hecho que se convierta en mi pasión.COMENTARIOS