Un Dino es un Dino. Sea cerrado, targa, de la primera parte de la producción, de la segunda, de la tercera; un Dino es un Dino. Sin embargo, no todos los 3.569 ejemplares del 246 fabricados a lo largo de sus cinco años de producción –2.295 coupés GT y 1.274 GTS– fueron idénticos. En primero lugar, precisamente porque su serie fue mutando con el correr de su ciclo. En segundo orden, porque se sometió a pequeñas variaciones según el mercado. A esto último apuntaré a continuación.
En qué cambiaba el Dino 246 americano
No hablamos de alteraciones contundentes respecto de cómo cambiaba el Ferrari Dino 246 según la región. El asunto estaba a la vista y puede que la belleza del modelo haga que lo haga pasar un tanto desapercibido, pero lo cierto es que los ejemplares destinados al mercado europeo –con una excepción que verán más adelante– lucían unas luces de giro que se aplicaban enrasadas a la carrocería. Por otro lado, delante de las ruedas delanteras los intermitentes de los guardabarros se presentaban como unos delicados puntos en ámbar.
Cruzando el Atlántico, el 246 se encargaba de estar a tono con su destino, como si esas especificaciones originales fuesen demasiado elegantes y necesitaran del toque ampuloso con los que suelen caracterizarse los deportivos americanos. Las luces de giro frontales ya no iban al ras, sino empotradas, hundidas, en vertical y no transparentes, sino en ámbar. Por otro lado, de ambos lados de la matrícula contaba con reflectores y, en lugar de esos intermitentes laterales pequeños y circulares, en Estados Unidos estas luces adoptaban una forma rectangular y se agregaban a los guardabarros traseros.
El filtro más interesante
Ahora bien –y aquí los estudiosos del Dino lo entenderán como un conocimiento básico sobre el modelo–, existe una manera mucho más interesante para identificar al fabricado con especificaciones del de Estados Unidos, aunque no se trate de una configuración propia de todos los ejemplares americanos, sino de una versión mucho más limitada.
No dirijas la mirada a los intermitentes, sino a los pasos de rueda y, todavía más evidente, a las llantas y a los asientos. Si en lugar del diseño uniforme recibido por las plazas del Dino 246 estándar te sientas sobre el estilo heredado del Ferrari “Daytona” –a saber: un patrón de costura que daba forma a barras horizontales dispuestas en dos columnas tanto en la butaca como en el respaldo–, obtendrás la respuesta.
La otra sección que le da nombre a esta versión se revela en los pasos y las llantas, características inherentes entre sí, pues al reemplazar las Cromodora de cinco pernos que la marca italiana le instalaba al coche a partir de la segunda serie –la conocida como M y comercializada fugazmente en 1971– en sustitución de las de perno central de la primera etapa –la serie L– por unas Campagnolo, no solamente el diseño se alteraba, sino también el tamaño. La anchura superior de las Campagnolo agrandaba, como consecuencia, los pasos de rueda. El resultado fue el Dino GTS más codiciado. Hablo del “Chairs and Flares” de apenas 91 unidades, con la siguiente nota al pie: si bien se entregaba a los clientes como un combo, la marca ofrecía los asientos Daytona y las ruedas y aletas ensanchadas como opciones separadas.
El británico, el tercero estilo
Ante esta apreciación sobre identificar a partir del estilo “Chairs and Flares”, una aclaración fundamental para no caer en la trampa o el equívoco. Decía antes que no todos los 246 americanos obtuvieron este exclusivo conjunto de atributos. Por otro lado, ¿todos los C&F se fabricaron sin excepción para Estados Unidos? No. En una cantidad que se cuenta con los dedos de las manos, también existieron ejemplares para el mercado británico.
Aquí amerita hablar de otra sutil propuesta, ya que los Dino 246 del Reino Unido, incluyendo esta versión, se distinguían levemente de los europeos y de los americanos: además de la simple evidencia del volante a la derecha, mantenían los intermitentes frontales al ras de la carrocería, pero en este caso no eran transparentes, sino de color ámbar, a mi entender un detalle que embellece, aunque sea en menor medida.
Ferrari Dino 246: ¿El europeo o el de Estados Unidos?
No pretendo ser determinante a la hora de decidirme por uno u otro, porque, en definitiva, las modificaciones por región/país se reducen a elementos prácticamente estéticos. Dicho esto, si tuviera que valerme solamente de estas diferencias, debo reconocer que los pequeños intermitentes circulares sobre las aletas laterales delanteras del Dino europeo constituyen una refinada elección que va mejor con el concepto de diseño del codiciado deportivo.
Mauro Blanco
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