No pretendo menospreciar al Ferrari 348 TB. La berlinetta de comienzos de los noventa tiene sus valores. En la actualidad, es uno de los resucitados por el mundo de las ventas y subasta, pero no hay que limitarse al presente para dar cuenta de uno de sus propósitos no premeditados, su destino, en definitiva: ser un coche de época. Y este Ferrari lo fue. Basta con preguntar a quienes experimentaron el Challenge, campeonato monomarca que nación con el 348 y sembró el éxito que luego continuaría con sus sucesores.
A nivel estético, uno de los Ferrari más discretos. Por vivencias de la infancia, tanto para el 348 como para otros de comienzos de esa década guardo un lugar especial en la memoria, pero debo reconocer que, como evolución de un afilado y con carácter Ferrari 328 GTB, su antecesor, apareció en escena con un diseño en el que el carácter de su lenguaje –de ruptura para los de Maranello– no dio garantías de estar a la altura del carácter del que su antecesor sí se había servido.
Sobre gustos, todo dicho, pero creo que sus guiños al Testarossa lo llevaron a un plano que no limitaba, independientemente de su nivel de comercialización. Toda una intención de ganar clientes mediante una faceta vulgar del exótico deportivo del ’84. En pocas palabras, podría haber sido un cupé más bonito del que fue. Por otro lado, y aunque hablar de Ferrari es poner en primer orden el elemento deportivo, su confort se quedaba a mitad de camino.
Diría, entonces, que llegó el Ferrari F355 Berlinetta y ese proyecto de coche no del todo expresivo encontró su identidad, su perfecta culminación. Es cierto, siempre y cuando nos limitemos al historia de serie del fabricante italiano. Si abrimos el portal, un antecedente indica que ese toque final alguien más lo había materializado y algunos años antes de la declaración de principios del F355.

El 348 Zagato Elaborazione: Lo que no había hecho Ferrari
Ha caído en las manos de la empresa LBI Limited un coche especial. Ser uno de los 10 convertidos por Zagato –con el agregado de que ninguno se repitió, pues cada uno fue trabajado a medida para cada cliente– ameritaría un repaso de su estado actual, pero evitemos ese lugar común. Me interesa, en cambio, la propuesta de esta versión en sí, porque, si bien cada uno de esos 10 tenía detalles que lo hacía único, el Ferrari 348 Zagato Elaborazione 1991 se rigió por un conjunto de características en común que llevaron a aquel 348 estándar a otro nivel.
Zagato hizo lo que no había hecho Ferrari: quitarle el peso de la herencia Testarossa y darle una identidad. Incluso, adelantarse a lo que harían los de Maranello a través del F355, pero con un gesto mucho más deportivo. Este último se liberó de las ranuras laterales con una gran y única entrada de aire para la puerta y otra de igual trazo en la zona baja. Icónico corte y bien ejecutado. ¿Deportivo? También, desde ya. Pero la versión de Zagato, reemplazando las ranuras por una entrada de aire estilo Naca, había resultado visionaria y era superadora.
Zagato hizo lo que no había hecho Ferrari, parte 2. Sigamos prestando atención al lateral, pero ahora llegando casi al sector trasero. ¿Les parece familiar esa triple tira bajando por el paso de rueda? El carrocero milanés interpretó, con acierto, que, si al 348 TB había que dotarlo de guiños al pasado reciente, no había para la ocasión mejor modelo que el Ferrari GTO 1984. ¡Y con acierto interpretó también que en el capó debía replicar, a su manera, los dos conductos Naca en tributo al F40! No tanta elegancia –de eso se hacía cargo la marca registrada de Zagato: el techo de doble burbuja– y sí mucha deportividad. Esa entendió Zagato que debía ser la identidad del cupé de Maranello.
El concepto se repitió atrás y con maestría. En otro adelanto al F355, el Ferrari 348 Zagato Elaborazione recibió pilotos redondos y despejados, ya sin la rejilla horizontal negra, pero tres por lado en lugar de dos y aumentando su rostro intimidatorio con una rejilla al centro, obtenida de la misma pieza que las que rodean a su cereza del postre: la cubierta del motor. Afuera la tapa de ranuras y un pleno con una cubierta de cristal para ver desde el exterior su V8. ¡Lo que hubiese sido el 348 Zagato en los Ferrari Challenge! Me pregunto si alguno corrió allí alguna vez. Por lo visto, no fue el caso de este ejemplar.
Mauro Blanco
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