Una cuestión de previsiones. En la era de la electrificación, probablemente la más instalada haya sido la que pronosticaba un 80 por ciento de oferta de vehículos todo eléctricos para el 2030 o comienzo de la próxima década. Lo había anunciado Volkswagen, y casi al mismo tiempo, Porsche. No digo que no se pueda cumplir, pero entonces la demanda de los cero emisiones se estancó y todo se ha vuelto un cúmulo de incertidumbres regido por una única: ¿Hacia dónde apuntar cuando el mercado se ha vuelto tan volátil?
Los de Zuffenhausen están padeciendo la actual tendencia híbrida y nada asegura que vaya a cumplirse la cuota de entre el 20 y el 22 por ciento que estiman de eléctricos del total de sus ventas al cabo del 2025, habida cuenta de la notable caída del 50 por ciento sufrida por el Taycan el año pasado y una disminución del cinco por ciento a nivel global de su otro EV, el Porsche Macan, que desde el fabricante alemán atribuyen al cambio de generación con la nueva propulsión.
Tal vez, asentado en el tiempo, el Macan de segunda generación se acomode y comience a rendir en el mercado, pero los resultados no mienten y confirman una máxima: que un modelo de combustión haya forjado un éxito durante años no significa que su heredero eléctrico vaya a mantenerse en la misma senda.

En otras palabras, los alemanes han puesto en duda el prestigio que el SUV del segmento D supo consolidar, y lo han reconocido ellos mismos al impulsarse en reversa aunque ejecuten como una marca que va para adelante. Una vez que la primera generación del Porsche Macan se retire definitivamente de todo el mundo, un nuevo modelo con motor térmico a ofrecerse en versiones híbridas ligeras e híbridas enchufables, y también basado en el Audi Q5, cubrirá su pesado vacío. El veredicto es claro: Porsche se ha equivocado al no continuar el Macan con una gama de propulsiones que abarque tanto los híbridos como el eléctrico que es realidad desde septiembre.
El caso del Porsche Macan deja en claro el electrómetro que, en ocasiones, significa Europa. De allí parte y actúa cual onda expansiva. La forzada estrategia de la marca evidencia el impacto que los vaivenes de la electrificación en el continente generan en el resto de las regiones. Habrá en el mundo un nuevo SUV compacto de combustión con las medidas del Macan –aunque desde Porsche han apuntado a finales de la década para su llegada, podría lanzarse más temprano de lo anunciado; en el segundo semestre del 2027, para ser exacto–, pero se dará como consecuencia de ese coletazo en perjuicio de mercados que, si algo no necesitaban, era quedarse sin el Macan no eléctrico.
Mauro Blanco
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