A medida que la industria tiende hacia lo eléctrico, los consumidores parecen no estar del todo convencidos con la transición ecológica. Y no es para menos, averías no cubiertas por la garantía, pérdidas de eficiencia de las baterías, y todos esos problemas que no necesariamente debería sufrir el consumidor, que inevitablemente compara su “viejo” y arcaico vehículo con motor de explosión con la modernísima tablet con habitáculo. ¿Caballos o Kilovatios? La lucha continua, y no hay un claro ganador, pero realmente no tiene mucho sentido compararlos, aunque parezca mentira, la decisión no está en el consumidor.
Con los años de historia y evolución de los motores de explosión que los precede, es difícil que cambiemos de idea. Sí, es necesario que contaminemos menos, eso ya lo sabemos todos, pero los 525 aviones privados saliendo de Las Vegas tras la Super Bowl hacen muy difícil hacer creer al humilde propietario que sale los fines de semana con su deportivo que la culpa es suya. Para sorpresa de nadie, la contaminación es relativa, si eres multimillonario tienes barra libre, si tienes un sueldo promedio tu deportivo contamina, pero no vamos a redescubrir cómo funciona el mundo a estas alturas.
Lejos de esto, la decisión final por mucho que nos pese no es nuestra. La reculada de Europa ante sus planes es solo una reacción ante los fabricantes europeos, que estaba viendo mermadas sus ventas mientras los eléctricos cogían polvo. Por otro lado, vivimos una época dorada en la automoción, los modelos que emocionan a los aficionados generan muchísima expectación, como por ejemplo el Toyota GR Yaris. Un modelo que, por otro lado, apenas necesita dedos para contar a sus rivales, y más con la desaparición del mercado europeo del Hyundai i20N.
Muchos creerán que soy fatalista, pero hace 30 años el abuelo del Yaris se llamaba Celica, y podías hacer una comparativa con cuatro o cinco rivales directos, y si te permitías el lujo de comparar su tracción a las cuatro ruedas con vehículos de tracción delantera era probable que te juntases con 20 coches posibles. Cada vez menos, y cuando hay más, son muy parecidos, pero la industria funciona así, en muchos casos son hermanos y comparten motor, chasis, frenada y si te descuidas los asientos simplemente están retapizados con los colores correspondientes de la marca.
El problema es que, con el horizonte en perspectiva, ya pocas marcas tienen una estrategia acerca de los motores de combustión, con el gran ejemplo de Mercedes, que había apostado tan fuerte por la electrificación que ahora se encuentra en un limbo. Las víctimas finalmente serán los últimos motores de combustión, pero no se puede determinar, por el momento, cuáles serán. El último motor de nuevo cuño que no es una evolución del modelo anterior es el F163 de Ferrari, un V6 biturbo de 3 litros que impulsa el 296 GTB y es el de mayor densidad de potencia jamás incluido en un automóvil de producción.
Las próximas normas Euro 7 en Europa y la normativa de la Corporate Average Fuel Economy (CAFE) en los EE. UU. no significarán la desaparición de los motores de combustión, a pesar de las siniestras predicciones. Mercedes, aun así, continuaba desarrollando los motores de cuatro cilindros, que incluso se ha permitido el lujo de sustituir el V8 de algunos AMG por este tetracilíndrico hipervitaminado. La energía eléctrica es adecuada para los utilitarios e incluso para los familiares y los SUV, siempre y cuando no viajes largas distancias. ¿Taxis y furgonetas de reparto? Electrifícalos. ¿Pero los coches deportivos? ¿Eléctricos? Inconcebible.
Francisco Javier Rodriguez
En la época en la que pasaba el día dibujando coches, alguien me preguntó: ¿pero a ti te gusta más la mecánica o la carrocería de los coches? Esa misma semana leí el Manual del Automóvil de Arias Paz. Tenía 14 años, esa simple pregunta es la razón por la que estoy aquí, desde entonces no he parado de aprender sobre lo que se convirtió en mi pasión.COMENTARIOS