El consejo de administración de Volkswagen tomó el pasado viernes la decisión de apartar de su cargo como director ejecutivo (CEO) del grupo a Herbert Diess. Este movimiento se hará efectivo el próximo uno de septiembre, cuando su puesto lo ocupe el actual director de Porsche Oliver Blume, quien compaginará por ahora ambas funciones.
El movimiento se produce en un momento en el que el fabricante alemán se encuentra plenamente inmerso en un proceso de renovación y reconfiguración, que casi podría considerarse un salto al vacío. Y la persona a quien se le atribuye la responsabilidad de esta estrategia acaba de ver retirada la confianza del consejo de administración, en lo que supone una pérdida de dirección en el peor momento posible. Es el cuarto cambio que se produce en la silla de director ejecutivo del fabricante alemán desde 2015, en una clara muestra de sus dificultades por emprender grandes cambios y adaptarse al nuevo paradigma de la movilidad.
La apuesta de Diess por esta transición ha terminado de erosionar la confianza en su gestión por parte del consejo de administración, ya muy castigada desde hace algún tiempo. Sus planes de convertir a Volkswagen en productor de baterías, gestor de infraestructuras de carga y desarrollador de software antes que fabricante de automóviles no han logrado los resultados esperados por los accionistas, y habrá de abandonar su puesto en los próximos meses, sin haberse ni siquiera acercado a su objetivo de competir de tú a tú con Tesla en el campo del automóvil a pilas.
La cultura del enfrentamiento
Herbert Diess accedió al cargo de director ejecutivo del grupo con sede en Wolfsburgo en 2018, procedente de BMW, algunos años después de haber rechazado la oferta de Elon Musk para situarse precisamente al frente de Tesla. A su llegada, debió afrontar las nefastas consecuencias del Dieselgate, tanto en términos económicos como reputacionales, así como poner en marcha una transformación radical del fabricante ante el nuevo paradigma de la movilidad electrificada y el incremento del papel del software en el funcionamiento del automóvil. Su decidida apuesta por esta transformación, al situar a Tesla como rival fundamental de Volkswagen frente a otros fabricantes tradicionales como Toyota, quedará indiscutida; no tanto su efectividad a la hora de llevarlo a cabo.
Pese a que su contrato fue renovado recientemente hasta 2025, el consejo de administración de Volkswagen ha decidido finalmente retirar su apoyo al director ejecutivo a la vista de sus dificultades para cumplir con determinados objetivos estratégicos del grupo
Además de apagar los fuegos derivados del falseamiento de los niveles de emisiones de gases contaminantes de los motores diésel de Volkswagen, su llegada al puesto de CEO se produjo acompañada del encargo de conseguir hasta 5.000 millones de euros de ahorro en los siguientes dos años, mediante una agresiva de reducción de costes en las marcas de gran volumen del grupo. Para ello, Herbert Diess planteó un recorte de 30.000 puestos de trabajo, lo que abrió una herida incurable en el seno de los más de 600.000 trabajadores del grupo automovilístico.
No es un asunto baladí el del apoyo de los trabajadores en este caso. El principio de cogestión, instaurado en la cultura y legislación alemanas desde hace décadas, otorga a los trabajadores, a través de los sindicatos, una cantidad considerable de asientos en el consejo de administración de las empresas alemanas y, con ello, un importante poder en sus procesos de toma de decisiones. Esta circunstancia se potencia más si cabe en el caso del fabricante con sede en Wolfsburgo, del que también es accionista el Estado de Baja Sajonia, y este continuo roce entre el director ejecutivo y las asociaciones sindicales en Volkswagen fue posiblemente el primer punto de desequilibrio para Herbert Diess.
Como demostración de este conflicto persistente con la fuerza laboral del fabricante, son famosas las declaraciones de la líder sindical de la empresa, Daniela Cavallo, quien hace unos meses sugirió al CEO de Volkswagen ocuparse más de aliviar la crisis de semiconductores que afectaba especialmente a la empresa en vez de dedicarse a mostrarnos las fotografías de sus viajes en redes sociales.
Su visión, más enfocada hacia satisfacer los intereses de los inversores, tampoco resultó del todo efectiva en este sentido. Cabe mencionar que el valor de las acciones de la marca se ha mantenido constante desde 2018, cuando accedió al puesto, hasta este año, en el que por ahora la cotización del fabricante alemán ha visto reducido su valor en un 24 %. Tesla, por su parte, ha multiplicado por quince su cotización en el mismo período de tiempo.
Tampoco su personalidad, tendente a la confrontación, ha ayudado a Herbert Diess a mantener vigentes los apoyos con que contaba en el consejo de administración de Volkswagen. Además de no haber tenido inconveniente en que trascendieran al público sus diferencias con los trabajadores, su estilo de comunicación ha llegado a ser considerado como errático. Sirva como muestra de ello aquella ocasión en la que decidió parafrasear una famosa inscripción nazi para hacer referencia a la importancia de las ganancias para la libertad de la empresa.
Herbert Diess abandona Volkswagen tras un período marcado por su carácter egocéntrico y un estilo de liderazgo errático, según algunas fuentes internas del fabricante
Otro de los puntos clave que ha llevado a Volkswagen a obligar a Herbert Diess a dar un paso a un lado tiene que ver con el lento progreso de su programa de software. Era conocida la preocupación en el seno del consejo de administración del fabricante alemán debido a la falta de resultados de la fuerte inversión llevada a cabo en estos términos, personalizada en la división Cariad, bajo supervisión directa de Diess, a quien en mayo pasado habían incluso solicitado reforzar su plan de desarrollo.
Sin embargo, dicho impulso no ha terminado de dar sus frutos. De hecho, además de los fallos que acompañaron los primeros pasos de algunos productos, como el ID.3, ciertos lanzamientos importantes para el grupo, como el Porsche Macan eléctrico y otros productos clave de Audi, han debido ser pospuestos debido a los numerosos problemas y retrasos que ha salpicado esta revolución del software en Wolfsburgo. Las familias Porsche y Piëch, máximos accionistas de Volkswagen y quienes ostentan la mayoría de los votos en el consejo de administración, han terminado por considerar que el ejecutivo alemán no estaba en disposición de poder cumplir con objetivos estratégicos del fabricante.
Nuevo CEO y, ¿nuevo rumbo?
Se espera que Oliver Blume, con una dilatada hoja de servicios en el seno de Volkswagen AG y que cuenta por ahora con el pleno apoyo de los Porsche y los Piëch, ponga en práctica un estilo de liderazgo más cercano a los intereses de los trabajadores que a los requerimientos de los inversores. Este ejecutivo, de 54 años, llegó a Volkswagen en 1994, y ha ostentado puestos en Audi y SEAT antes de convertirse en director de Porsche, la marca de mayor rentabilidad del grupo, en el año 2015.
También se espera que, con la llegada del nuevo CEO, Volkswagen lleve a cabo una especie de retorno a su imagen tradicional de fabricante, y que adquiera una actitud menos ambigua acerca de su conversión en compañía tecnológica. Asimismo, se cree que aportará un liderazgo más cercano a los intereses de los trabajadores y que pondrá énfasis en el trabajo en equipo, tal y como ha sostenido el propio Oliver Blume en sus declaraciones recientemente. Habrá que ver si es capaz de restañar las heridas con los dirigentes sindicales abiertas durante el mandato de su predecesor.
No han trascendido las cifras que acompañan a esta decisión –tomada de mutuo acuerdo, según los propios implicados–, pero Herbert Diess tendría aún derecho a ser indemnizado por una suma que podría alcanzar los 30 millones de euros, en función de los resultados económicos de Volkswagen, mientras que algunas fuentes señalan que seguirá percibiendo los 2,2 millones de euros anuales a que asciende su salario como CEO de Volkswagen hasta 2025, cuando terminaba su contrato. Tendrá ocasión ahora de ilustrar a todo el mundo con imágenes de sus viajes sin preocuparse por la escasez de componentes o los problemas de software que lastran el desempeño de Volkswagen, a la espera de que aún pudiera tener abierta la puerta en Tesla y pudiera así cumplir al fin su sueño de sentarse en la mesa de dirección del más importante proveedor de movilidad –electrificada– del planeta.
David García
No conozco sensación mejor que la de un volante en las manos. Disfruto también con ellas sobre el teclado, escribiendo ahora para vosotros algo parecido a aquello que yo buscaba en los quioscos cuando era un guaje.COMENTARIOS