Toyota se ha visto obligada a detener la producción en Reino Unido y Francia desde el pasado día 22 de diciembre, dado el caos producido por el cierre fronterizo de 48 horas debido a una nueva variante del virus de la COVID-19.

Pensábamos que la peor parte de la pandemia de SARS-CoV 2 ya se había acabado y podríamos tener algo de normalidad, pero ha aparecido una nueva variante del virus en Reino Unido, una que parece ser más contagiosa que las anteriores, provocando un caos monumental al ver cómo el resto de países cerraban sus fronteras con el país británico.

Se trata de una acción lógica, ya vista en otras ocasiones a lo largo del año con otros países, que busca evitar que esa nueva variante se propague. Evitar que la nueva variación del virus se propague es bastante complicado, pero un cierre de fronteras evita que se pierda el control. El problema viene por otro lado, ya que al cerrar las fronteras también se detiene el suministro de componentes y materias primas que llegan de otras partes del mundo.

Ha sido Shino Yamada, portavoz de Toyota, quien ha afirmado que los parones de producción se deben a la falta de suministro de piezas, mediante un comunicado enviado por correo electrónico a Automotive News.

Toyota fabrica en Reino Unido el Corolla, en la planta de Burnaston (Inglaterra). De Valenciennes (Francia) sale el Toyota Yaris. Ambos parten desde dichas localizaciones a casi todas las partes del mundo, así que la falta de producción podría ocasionar retrasos en las entregas a los clientes. En realidad se han perdido dos días de producción, ya que se esperaba la tradicional parada de navidades. Valenciennes volverá al trabajo el 29 de diciembre, Burnaston ya en enero, y si se ha restablecido ya la normalidad en el flujo de mercancías.

No obstante, poco después del anuncio del cierre de fronteras, llevado a cabo por cerca de 15 países, la Comisión Europea ha pedido oficialmente que se supriman las prohibiciones de vuelos y trenes al país, “dada la necesidad de garantizar los viajes esenciales y evitar las interrupciones de la cadena de suministro”.

Sin embargo, el miedo sigue ahí porque según explica Mark Walport, ex asesor científico jefe del gobierno de Reino Unido, “la nueva variante es más transmisible. La buena noticia es que hasta ahora no parece que cause un empeoramiento de la enfermedad, lo cual es importante. Y hasta donde sabemos, en esta etapa, la vacuna aún debería funcionar contra esto…”

Durante el cierre de fronteras se formaron enormes colas de camiones que esperaban poder pasar las fronteras de Reino Unido y Francia, ya que Macron, presidente de Francia, cerró el Canal de La Mancha salvo a contenedores de mercancías. El miércoles día 23 de diciembre se volvió a abrir la frontera con Reino Unido, aunque con algunas restricciones, como permitir el acceso a personas que viajen por “motivos urgentes”, algo que incluye a los transportistas. Además, también hace falta un test negativo de coronavirus realizado al menos 72 horas antes de la salida.

Si se consuma el “Brexit” duro a partir del 1 de enero las escenas de camiones atascados antes de embarcar o de ir al Eurotúnel van a ser habituales. Si pasan de un lado a otro del Canal de la Mancha varios miles de camiones al día (10.000 en estas fechas, en un año normal), será imposible hacerlo al mismo ritmo habiendo aduanas con sus correspondientes controles. Y de esto se lleva avisando varios meses. Solo un acuerdo comercial pactado podrá evitarlo. Esto ha sido un “simulacro”.