Podríamos afirmar que la estampa de Lewis Hamilton con Ferrari ha quedado debida y oficialmente rubricada con la foto junto al Ferrari F40. Básicamente un ritual. Ni el Ferrari Enzo, ni el nuevo Ferrari F80. El F40, el ícono destinado a siempre volver, si es que alguna vez se ha ido. E imaginamos que debajo de la tapa trasera de ese ejemplar –que aportó a la escena un poco de cordura y hostilidad italiana ante tanta elegancia británica del siete veces campeón mundial– se escondía el V8 de toda la vida, el de los 478 caballos con los que alguna vez supo ser el coche de carretera más veloz del mundo, si bien el Porsche 959 tiene con qué decir lo contrario en la historia.
Bien, Ferrari. Ahora vayan en busca del Ferrari F40 más potente y repitan la sesión de fotos, porque el ex Mercedes-Benz debe saber de la existencia, si es que aún no tiene registro, del ejemplar que dos años y medio atrás fue noticia en el mundo de las subastas. Un coche catalogado por Sotheby’s como en “muy buen” estado en 2022, que no llegó a venderse al mejor postor, y que, por lo tanto, no quedaría nada mal en la colección de Hamilton. Pocas unidades del Ferrari F40 Competizione, apenas diez, se fabricaron. Una versión desarrollada para las carreras y apuntada específicamente a Le Mans. Sin embargo, este Ferrari es uno de calle convertido para las carreras.
Considerarlo un F40 Competizione 1989 puede que preste a la confusión, porque ese fue el año en que empezaron a prepararse estos coches para el circuito, pero, al mismo tiempo, el año en que este ejemplar salió de fábrica –en noviembre, para ser exacto– para entregarse de inmediato al importador de Ferrari en Países Bajos, Kroymans BV. Las conversiones de deportivos de carretera a unidades de competición, vaya práctica popular en esa época, y los clientes de los F40 se vieron motivados por la iniciativa de Ferrari y Michelotto de adaptar el modelo a las reglas IMSA. En 1993 todo cambió para este superdeportivo hacia obtener su potencia inusitada y transformarse en todo un objeto del deseo para los coleccionistas.
La configuración “Competizione” comenzó ese año y empezó con el trabajo de Cavallino Tuning, división automovilística de Kroymans. Fue la punta de lanza de una serie de modificaciones adquiridas en el tiempo. Nuevos frenos, amortiguación de carrera, instrumentos marca Stack y una capa de pintura amarilla fueron los cambios iniciales. En las fotos de Sotheby’s se ve al F40 amarillo compitiendo en circuitos como Nürburgring y Spa ya en la segunda mitad de la década de 1990, en tiempos de una incisiva rivalidad con Porsche.
En 1995, este F40 chasis 80782 fue vendido a un segundo equipo, con el que su configuración “Competizione” comenzó a completarse, ya que en esta instancia de su historial debemos ubicar el retoque en su motor, con colaboración de Michelotto, que hizo que generara por primera vez 700 caballos. En los 2000, este F40 siguió compitiendo al mando de un equipo británico y, 30 años después de su salida de fábrica, el deportivo, reparaciones mediante, cambió una vez más de propietario y regresó a Maranello.
El taller local de pintura Carrozzeria Zanasi, conocida por trabajar con Ferrari para sus ediciones especiales como la Serie Icona, le dio el último golpe de horno, con un trabajo profundo que comenzó desarmando el coche por completo. Una factura por más de 123.000 euros desglosaba la introducción de nuevos asientos eléctricos tapizados con tela azul la pintura exterior Grigio Nardo con que se ofreció a subasta. Lo más importante de su catalogación para la Semana del Automóvil de Monterey del 2022 radicaba en el V8, que entonces se anunciaba con una potencia de entre 700 y casi 1.000 CV. Una completa locura que Hamilton debería experimentar. Si el coche ha regresado a Maranello no mucho tiempo atrás, ¿por qué no volver una vez más al encuentro, en este caso, del piloto de F1?
Mauro Blanco
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