La innovación en las carreras, seamos sinceros, hace años que no es tan notable como antes. Ahora, la inversión en competición se hace siempre sobre seguro, sin experimentos que impidan resultados desde el primer día, más aún cuando las normativas actuales inciden en la igualdad entre participantes a toda costa. Se ha desincentivado la innovación y la inventiva. Habría que ver si Renault, con una situación como la actual, invertiría en motores turbo como lo hizo a finales de los 70, o si Audi hubiera desarrollado un motor diésel para competir en el mundial de resistencia.
Por eso, la aparición del Peugeot 9X8 fue toda una sorpresa. La firma francesa se atrevió a innovar al diseñar un coche sin alerón trasero, que, además, estaba configurado especialmente para el circuito de La Sarthe, o eso al menos parecía tras algunas pruebas anteriores donde los resultados no llegaban. Obviamente, no tardaron en aparecer toda clase de comentarios y rumores sobre el fiasco del proyecto y el error que cometieron al pensar en una configuración aerodinámica que prescindía de un alerón trasero, un elemento muy importante en competición de alto nivel.
Es curioso ver como, todavía hoy, después de décadas de experimentación y datos acumulados, es casi imposible prescindir de un elemento tan antiguo como el alerón. En coches de producción, se evitan los alerones desde hace tiempo, dado que se diseña toda la carrocería con objetivos aerodinámicos y el alerón, al final, acaba por no ser necesario. Sin embargo, cuando hablamos de coches como los presentes en el mundial de resistencia, la cosa cambia, pero Peugeot ha buscado, precisamente, usar todo el coche como si fuera un elemento aerodinámico.
Llegada la hora de correr las 24 horas de Le Mans, el famoso Balance of Performance –más conocido como BoP, por sus siglas en inglés–, que se basa en la carga aerodinámica y en el rendimiento del vehículo, marcaría si realmente se había logrado el objetivo buscado. Y es aquí donde lo que decíamos al inicio cobra todo el sentido, ya que no importa si el rival ha hecho un mejor diseño y un mejor desarrollo, el BoP lo igualará todo. ¿Para qué invertir enormes cantidades de dinero en innovar si luego dará igual? Ahí estaba la clave del Peugeot 9X8, aprovechar el BoP y al final, no fue mal del todo, lograron colocarse en cabeza de carrera por la tarde/noche, hasta que un accidente les privó toda opción a podio.
El Peugeot 9X8 logró, en parte, lo que buscaba: llamar la atención, ser competitivos en La Sarthe y pasar a la historia como uno de los coches más innovadores de los últimos años, todo ello, además, rodeado de la festividad del 100 aniversario de la prueba. Lástima que las normativas actuales no contemplen la obligación de crear alguna unidad “de calle”, aunque tampoco parece ser algo que preocupe. Si tienes el dinero, Peugeot podría hacerte una unidad. Más bien, si puedes poner un cheque en blanco encima de la mesa, podrías tener un Peugeot 9X8.
Al parecer, la directora ejecutiva, Linda Jackson, ha insinuado que la puerta hacia una variante para vías públicas, estaba abierta para los multimillonarios amantes de Peugeot: “Si vas a venir con un cheque en blanco, siempre podemos hablar”, ha dicho Jackson a TopGear UK, “es una de esas cosas en las que si alguien viniera, ¿por qué no? Pero nadie ha llegado todavía. ¿Tal ver he abierto la puerta ahora? Podríamos tener a alguien que venga, nunca se sabe”, concluyó.
Cuando se creó la actual categoría Hypercar, se planteó la posibilidad de tener que homologar una versión para calle de los coches participantes, como se hacía antes –recordemos los descabellados Porsche 911 GT1, Mercedes CLK GTR o el Nissan R390 GT1–, pero finalmente todo se quedó en intenciones, nunca se redactó la norma. En el fondo habría sido una locura y habría requerido una enorme cantidad de dinero.
Y ya puestos a especular, ¿mantendría el motor intacto o contaría, como en los “viejos” GT1, con un propulsor adaptado a las nuevas exigencias? El Peugeot 9X8 tiene un V6 de 2,6 litros híbrido, con 939 CV, una potencia que, sin las limitaciones de la normativa, podría ser mucho más elevada…
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS