Los derroteros internos de los grandes fabricantes son una incógnita. La toma de decisiones, la inversión, los proyectos futuros y presentes… todo es secreto, o casi. A veces salen cosas a la luz, ya sean filtraciones o informes oficiales desde las marcas, pero por lo general, todo se mantiene en secreto. Nadie quiere que se sepa como funciona una empresa a nivel interno, más cuando se trata de grandes multinacionales como los fabricantes de automóviles.
Por eso, por puro desconocimiento, nos llama tanto la atención lo que ha ocurrido con Porsche y el proyecto Artemis. La firma alemana ha abandonado el mencionado proyecto y ahora, por culpa de esa decisión, tendrá que indemnizar a Volkswagen. Sería algo así como Volkswagen no sigue en el proyecto que ha iniciado Volkswagen y por eso, se paga a sí misma. Obviamente, esto es simplificar las cosas al extremo, hay muchas cosas detrás, como el hecho de, aunque estando bajo el mismo techo, cada fabricante funciona como si en realidad fuera independiente.
Aunque Volkswagen sea propietaria de Porsche, ésta trabaja por su cuenta. Sí, deben presentar documentos, alcanzar objetivos, repartir gastos y ganancias, pero Porsche toma sus propias decisiones y funciona, al igual que el resto de marcas del grupo, como si Volkswagen fuera un socio. Si acuerdas algo con otra empresa y luego te echas atrás, hay que indemnizar.
El proyecto Artemis no encaja con la filosofía de Porsche
Para empezar, debemos recordar que es eso del proyecto Artemis, o mejor dicho, que es Artemis GmbH, pues se convirtió en una empresa “independiente” a finales de 2020. Podemos resumirlo como un proyecto para fabricar coches eléctricos y autónomos de altas prestaciones y alto standing, compuesto por Audi, Bentley y Porsche. Una de las muchas iniciativas que tiene el Grupo Volkswagen para el desarrollo de la tecnología eléctrica. El resultado de esta unión entre las tres marcas, un vehículo eléctrico y con conducción autónoma, estaba previsto para 2024 y tendría, por así decirlo, tres versiones: el eléctrico autónomo de Audi, el eléctrico autónomo de Bentley y el eléctrico autónomo de Porsche.
Sin embargo, según informa el medio alemán Automobilwoche, Porsche no seguirá implicada en Artemis por temas de identidad de producto. Básicamente, Porsche no está interesada en la conducción autónoma, los usuarios no comprarían un Porsche que se conduce solo y la conducción autónoma es una de las premisas que Audi está desarrollando en Artemis. Porsche fabrica automóviles deportivos y de altas prestaciones, coches diseñados para ser conducidos y disfrutados, cosas que se dan de bruces con la conducción autónoma.
Por otro lado, el vehículo que saldría de Artemis estaba destinado a ser el buque insignia de Porsche y por ese motivo, la firma quería ser responsable directa de su fabricación, que debería llevarse a cabo en alguna de sus fábricas, algo que no iba a suceder.
Indemnización por alterar la planificación de las líneas de producción y contratación
Recuperando parte de lo dicho al inicio, que cada empresa funciona de manera autónoma y cualquier trabajo conjunto es como trabajar con un socio externo al grupo, la salida de Porsche de Artemis es una rotura de contrato y por tanto, como en todos los contratos, supone afectar negativamente al resto de socios. Por eso, Porsche tiene que indemnizar a Volkswagen Commercial Vehicles.
La cuantía de la indemnización asciende a 100 millones de euros, pues Volkswagen Commercial Vehicles ha visto afectada su planificación financiera, de producto e incluso de contratación de personal. Habían contado en su planificación financiera con el producto de Porsche y al no existir dicho producto, todas las cuentas no sirven.
Porsche desarrollará, a partir de ahora, su producto en solitario empleando, seguramente, la plataforma PPE que están desarrollando (y que usará todo el grupo Volkswagen), la misma que usará la próxima generación del Porsche Panamera y el Macan eléctrico.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS