En la historia reciente de Estados Unidos hay pocos vehículos que sean más famosos que los muscle cars. Algunos de ellos son también muy conocidos en nuestro continente, generalmente los marcados con logos de fabricantes de renombre. Otros pasan un poco más desapercibidos, también por la menor relevancia de la marca cuyo emblema portan, pero eso no quiere decir que su historia sea menos interesante —de hecho, a menudo sucede al contrario—. El Plymouth Superbird de 1970 pertenece a este segundo grupo.
Este automóvil fue desarrollado con el concreto objetivo de competir en la NASCAR y suceder al Dodge Charger Daytona, que había sido el modelo elegido por Chrysler para defender sus intereses en las pruebas de esta serie norteamericana durante la temporada de 1969. Las modificaciones realizadas dieron lugar a un vehículo cuyos rasgos característicos fueron su puntiagudo morro y el prominente alerón. Además, el sonido de su bocina era evocador del Correcaminos —llamado Road Runner, en inglés—, el personaje de los Looney Tunes.
En realidad, apenas hubo demanda en el mercado de este modelo, puesto que los conductores preferían el Plymouth Road Runner, una versión más convencional de este automóvil, para su día a día. De hecho, algunas de las unidades que no pudieron ser vendidas terminaron siendo transformadas en este otro muscle car. Convertido finalmente en automóvil de culto al otro lado del charco, gracias a su alerón posterior —cuyo plano horizontal se elevaba unos 60 centímetros sobre la tapa del maletero— y su característica librea, en la actualidad es posible adquirir kits para efectuar uno mismo la conversión inversa, partiendo de un Plymouth Road Runner.
Este es un proyecto de diseño realizado en el ArtCenter College of Design con la supervisión de la facultad y la ayuda de los recursos públicos. El proyecto está dirigido a recuperar al fabricante Plymouth, que dejó una marca importante en la cultura del muscle car, mediante una reinterpretación del Superbird dirigida a las jóvenes generaciones de 2045”, ha explicado Hayden Ahn
El diseñador independiente Hayden Ahn, en el contexto de un proyecto del californiano ArtCenter College of Design, ha presentado un diseño —en bocetos digitales y también hecho maqueta— que imagina qué aspecto tendría un Plymouth Superbird eléctrico comercializado en 2045. Por supuesto, conserva los elementos más característicos del vehículo original. Se trata de un cuatro puertas con configuración de 2+2 plazas en su interior. Aplicado el filtro futurista o simplemente moderno, presenta iluminación de ledes en ambos lados. En la parte trasera, estos están dispuestos en tiras dispuestas longitudinalmente y que, orientadas hacia arriba, parecen querer iluminar solo al helicóptero de la DGT.
Según ha comentado su creador, la carrocería, con su pertinente conjunto de morro puntiagudo y alerón, tiene algunas partes móviles. Mediante la selección de los diferentes modos de conducción —Track Mode y Normal—, el splitter delantero y también el morro se mueven hacia adelante, mientras que el alerón posterior gana altura. En las fotos que hemos incluido se pueden observar estas posiciones diferentes. La idea de Hayden Ahn para el tren de potencia de este modelo consiste en un sistema eléctrico. Dos motores irían colocados sobre el eje trasero, mientras que la batería haría las veces de espina dorsal, ocupando el espacio normalmente reservado para un túnel de transmisión. La tracción total queda descartada.
Este Plymouth Superbird eléctrico, modelo de 2045, viene desde Pasadena, Estados Unidos, el mismo país donde Walter P. Chrysler fundó, en 1928, Plymouth, para ofrecer bajo este nombre modelos relativamente baratos con los que competir contra Ford u otros fabricantes. Su nombre, por cierto, recuerda la ciudad británica de donde procedían los primeros colonos que arribaron en el continente norteamericano a bordo del Mayflower —buque que está dibujado en su logo—. Plymouth descansa ahora en algún cajón de la sede estadounidense de Stellantis, después de cesar su actividad en 2001, con el Plymouth Prowler como uno de sus últimos modelos comercializados.
David García
No conozco sensación mejor que la de un volante en las manos. Disfruto también con ellas sobre el teclado, escribiendo ahora para vosotros algo parecido a aquello que yo buscaba en los quioscos cuando era un guaje.COMENTARIOS