Cerca de casa hay un Chrysler de los 2000 que casi a diario me cruzo, casi siempre cuando paso por esa calle. Es rojo y tiene estampado el logotipo del Cavallino Rampante sobre el guardabarro delantero derecho. Entonces, a modo de broma, paso por su lado y me pregunto por dentro si finalmente la marca fue vendida y a Ferrari. ¿Se imaginan? Por su pasado con Fiat y por las altas esferas vinculantes –léase el norteamericano John Elkann, presidente tanto de Stellantis como de la firma de Maranello– sería un crossover por demás extraño, pero no inverosímil.
Y me lo pregunto porque en algún pasaje del 2024 el futuro de Chrysler había llegado a estar en duda, debido declaraciones del grupo con sede en Países Bajos a partir de las cuales pasaba a ser toda una posibilidad concreta la de abrir las puertas de salida a las marcas que no le fueran redituables. Lo cierto es que Chrysler desde hace 20 años que ha estado en caída libre, con un descenso de sus ventas del 80 por ciento del 2005 a esta parte. Pero como ya lo he dejado en claro en un artículo no muy lejano sobre Maserati y la misma suerte que podía correr por su desempeño en el mercado de Estados Unidos, esa hipotética venta de Chrysler no correo peligro.
“Las 14 de Stellantis seguirán siendo Las 14 de Stellantis”, decía en aquella entrega sobre el presente y el futuro inmediato de la marca del tridente. Es que en Stellantis, todavía con Carlos Tavares como director ejecutivo, ya habían desestimado ese escenario de reducción, por lo que la firma estadounidense seguirá bajo su órbita. En recientes declaraciones, la propia CEO de Chrysler confirmó y reconfirmó. Además de referirse al intento de compra de unos inversionistas apalancados por Frank Rhodes Jr. –descendiente del fundador Walter P. Chrysler–, Christine Feuell fue contundente: “Puedo asegurarles que ambas marcas tienen un futuro realmente brillante en la cartera de Stellantis”, haciendo alusión también a Dodge.
Feuell se muestra optimista a pesar de la notable caída que la marca a padecido en las últimas dos décadas y, como dato más cercano, a pesar de la caída del siete por ciento registrada el año pasado en Estados Unidos. Un optimismo que se apoya en lo que se viene para la firma, una esperanza en lo que pueda, valga la reiteración, apalancar el concepto presentado hace casi un año. Hablo de la berlina eléctrica Chrysler Halcyon, el tecnológico y futurista coche que se piensa en más de una función. Al menos, a juzgar por las propias palabras de la CEO, quien se sienta en la mesa ejecutiva del conglomerado desde septiembre del 2021 y quien también es actualmente directora de Alfa Romeo Norteamérica, donde también tiene mucho trabajo por delante.
Por un lado, se espera por un modelo de serie de valor accesible a partir del concept car. Al mismo tiempo, la directora ejecutiva adelantó que parte de la gama de producción Chrysler podría heredar guiños de diseño del Halcyon. Para la refundación, una refundación entrecomillada, claro está, necesitará la marca más que eso y, en ese sentido, se apunta al 2026 como el año clave, ya que será ese calendario el que dé la bienvenida, según los plazos estipulados oficialmente, a una gama del Chrysler Pacifica ampliada, con propulsiones completamente eléctricas e híbridas enchufables para acompañar al de gasolina puro, que ya se sabe que se quedará, al menos, hasta el 2030.
Además de la renovada oferta con que contará el monovolumen, Chrysler lanzará un crossover nuevo, también híbrido y también cien por ciento eléctrico. Si la demanda responde a la estrategia, la firma debería levantar sus números en los Estados Unidos. La vara ya ha estado demasiado baja durante bastante tiempo.
Mauro Blanco
COMENTARIOS