Estamos acostumbrados últimamente a enseñaros automóviles que ofrecen datos de potencia y rendimiento radicales, generalmente asociados a sistemas de propulsión eléctricos. Dirigidos al segmento de gran lujo, estos hipercoches —e hiperdeportivos— parten de precios prohibitivos para el común de los mortales, que apenas tendremos siquiera la oportunidad de contemplar alguno en vivo.
Lo que no es habitual en estos tiempos que corren es que se presenten hiperdeportivos que aún confíen en un motor de gasolina sin ningún tipo de apoyo eléctrico para moverlos. Este es el caso del Praga Bohema, cuyo prototipo de preproducción ha sido desvelado recientemente para goce y disfrute de todo petrolhead que se precie. Será fabricado a mano en la República Checa, en limitada tirada, y para él se anuncian por ahora 709 CV de potencia, extraídos de un propulsor V6 muy conocido.
Desarrollado a lo largo de cinco años y con miles de kilómetros ya recorridos en circuitos y vías públicas de diferentes continentes, el Praga Bohema es un biplaza con el motor situado en posición central-trasera, ligero —mucho más de lo que cualquier eléctrico podría soñar— y con una cuidada aerodinámica, capaz de generar 900 kg de apoyo aerodinámico a 250 km/h. Pero también será un automóvil que ofrecerá un nivel de confort más que suficiente para efectuar viajes más o menos largos por carretera, o eso es lo que Praga ha procurado conseguir. A continuación os contamos cuáles son las claves de este prototipo de carreras apto para las vías públicas, que no llegará en su versión de producción definitiva hasta el próximo año.
Los pontones laterales del Praga Bohema cuentan con sendos huecos de 50 litros de capacidad cada uno, que permiten transportar el equipaje necesario —se ofrece un set de cuero a medida— para una escapada de fin de semana, o el casco y los botines para cuando lleguemos al circuito
Aerodinámica y estilo, con un peso muy reducido
El Praga Bohema cuenta con un chasis monocasco de fibra de carbono y una carrocería del mismo material. Sus formas han sido diseñadas procurando optimizar su aerodinámica —son resultado del trabajo en el túnel de viento de un equipo de Fórmula 1, no revelado, así como también del estudio mediante software de análisis CFD— sin perder de vista ofrecer un diseño atractivo. No obstante, resulta evidente que la búsqueda de mejorar su rendimiento en circuito ha condicionado en gran medida su estética.
Y esto, quizá, hace al Praga Bohema más bello todavía, con su marcada similitud con los prototipos de carreras, como los que habitualmente están presentes en las 24h de Le Mans, sin ir más lejos. Cuenta con un sistema de suspensión tipo push-rod, con los amortiguadores —ajustables, obviamente— montados horizontalmente, lo cual permite reducir la altura de su parte frontal.
Las ligeras llantas, de magnesio y anclaje monotuerca, son de 18 pulgadas de diámetro en el eje delantero y de 19” en el trasero, aunque la marca aclara que se pueden instalar llantas de 18” en ambos ejes, lo cual es un requisito en caso de participar en competiciones reguladas por la normativa FIA GT3. También los frenos tienen una masa reducida, ya que sus discos son carbocerámicos, de 380 mm de diámetro y con pinzas de seis pistones. Neumáticos semilisos —Pirelli Trofeo R— completan este conjunto de elementos que forman parte de la masa no suspendida del vehículo, la cual tiene un peso reducido, de tan solo 180 kg en total.
De nuevo en el interior, que presume de contar con espacio suficiente para dos adultos de dos metros de estatura, se perciben las dos personalidades de este vehículo. Por un lado, queda clara la orientación a las tandas en circuito. La posición que su puesto de conducción exige adoptar es radical, en un interior en el que la fibra de carbono también es el material protagonista. El volante posee una gran pantalla central con los datos fundamentales a disposición del conductor, que incluyen indicadores para las temperaturas de aceite y líquido refrigerante.
Pero, por otro lado, también tiene concesiones al confort —y a las normativas de tráfico, véanse los botones en el volante para los intermitentes—, como un tapizado en cuero o Alcantara para el salpicadero, o ajustes completos tanto para la columna de dirección como para los pedales, así como los asientos, los de estos últimos de accionamiento electrónico. Las puertas también recurren a un sistema electrónico para su apertura y cierre y, aunque carece de pantalla en el centro del salpicadero para el navegador u otras funciones, ofrece un soporte para emplear con facilidad el smartphone para estos menesteres. En su volante, que se puede retirar para facilitar el acceso al habitáculo, se emiten las imágenes tomadas por su práctica cámara de visión trasera, cuyo soporte es de titanio.
Con 709 CV, las prestaciones declaradas para el Praga Bohema quedan cifradas en una velocidad punta ligeramente por encima de los 300 km/h y una aceleración de 0 a 100 km/h en 2,3 segundos.
Más de 700 caballos de potencia extraídos de una mecánica más que probada
Son 709 CV de potencia los que se declaran para este Praga Bohema de preproducción, que utiliza el motor de seis cilindros en uve y 3,8 litros de capacidad, con doble turbo, instalado en el Nissan GT-R desde 2007. Esta es una de las ventajas que el fabricante expone para su hiperdeportivo: un motor de probada fiabilidad, con más facilidad para encontrar quien se ocupe de su mantenimiento que otros productos más exóticos, así como recambios, y muy agradecido con los preparadores que tratan de exprimir aún más su potencial.
De hecho, Praga Cars se ha puesto en manos de nuevo de Litchfield Engineering, una empresa británica con amplia experiencia con estos propulsores, quienes instalan para este Praga Bohema un sistema de lubricación mediante cárter seco, que reduce la altura del motor y permite situarlo más abajo en el coche. Además, colocan una línea de escape específica, de titanio de principio a fin, y sustituyen los turbocompresores originales por unos de fabricación propia. De este modo, el Praga Bohema entrega esos mencionados 709 CV a 6.800 revoluciones por minuto, con 725 Nm de par máximo disponibles entre 3.000 y 6.000 rpm. No hay que descartar sorpresas en este sentido cuando veamos la versión definitiva, puesto que se sabe que el preparador británico es capaz de extraer más de mil caballos de estos propulsores.
Además, Praga Cars afirma que se ha esforzado en aislar el habitáculo de las vibraciones generadas por el conjunto de propulsor y caja de cambios, gracias al diseño de unos soportes especiales que permiten mantener una conversación en su interior sin problemas, incluso a velocidades por encima de las legales, según la marca.
Conducir el Bohema es una experiencia como ninguna otra. No recuerdo conducir ningún otro coche de calle tan cercano a las sensaciones de un coche de carreras. Por no hablar de su aspecto: ¡es precioso!”, ha dicho Romain Grosjean tras probar el Praga Bohema
Limitadísima tirada para un vehículo de fabricación artesanal
Praga, si bien no es muy conocida por el ciudadano medio en nuestro país, es una empresa que se encuentra activa en numerosos ámbitos, como la fabricación de aviones, karts de competición y camiones —también de carreras—, además de automóviles, una industria en la que se inició en el año 1907. Actualmente, Praga Cars ofrece en su catálogo el Praga R1, un vehículo diseñado para las tandas en circuito y con relativo éxito en Reino Unido, quizás el lugar donde los track days gozan de mayor popularidad. Allí han llevado a cabo parte de su desarrollo, concretamente en el circuito de Dunsfold, famoso por haber albergado las pruebas del programa de televisión Top Gear. Al final del artículo os dejamos un vídeo de Ben Collins, quien fuera The Stig en el programa durante años y forma parte del proyecto, contando sus sensaciones al volante de un prototipo de preproducción del Praga Bohema.
Serán tan solo 89 unidades de este hiperdeportivo las que serán producidas a partir de la segunda mitad del año que viene, un número con el que se pretende conmemorar el octagésimo noveno aniversario de la victoria lograda por la marca en las 1000 millas de Checoslovaquia en el año 1933. El precio estimado para un Praga Bohema de producción es de 1,28 millones de euros. La marca ya ha anunciado que ofrecerá a sus propietarios un programa de acompañamiento para los circuitos, que incluirá pilotos de pruebas a su disposición para mejorar sus aptitudes y la adaptación al coche, al estilo de lo que se ofrece en el Ferrari Corse Clienti.
David García
No conozco sensación mejor que la de un volante en las manos. Disfruto también con ellas sobre el teclado, escribiendo ahora para vosotros algo parecido a aquello que yo buscaba en los quioscos cuando era un guaje.COMENTARIOS