Nueva jugada de despiste, o matización. Ambas cosas pueden ser. Recientemente os contamos que Leo Roeks, responsable de Ford Performance en Europa, estaba “muy ocupado” (guiño guiño) a la pregunta de si habría algo por encima del Fiesta ST. Esa era la de cal, ahora viene la de arena de parte de Amko Leenarts, el responsable de diseño para Europa.
Los colegas daneses de AutoRAI han recogido las siguientes palabras: “el rendimiento del nuevo Fiesta ST está ya a un nivel tan suficientemente alto que no hace necesario un modelo de mayor potencia.” De esas palabras se puede deducir que no habrá Fiesta RS o un ST con más de 200 CV, o interpretándolo literalmente, que no es “necesario”. ¿Y qué dice el diccionario al respecto?: “Que hace falta indispensablemente para algo.”
Si tenemos en cuenta las declaraciones de ambos ejecutivos, no hay necesariamente una contradicción. Ford puede estar preparando un Fiesta ST más picante (se llame como se llame) con un ajuste más radical, sin aumentar potencia; una versión racing a la japonesa quitando cosas que sobran, como equipamiento de confort. También puede tratarse de algún adelanto, la propia publicación Motoring, que sacó a la luz las declaraciones de Roeks, murmuró acerca de una transmisión automática de doble embrague, como la que usan Volkswagen Polo GTI o Renault Clio RS.
La otra interpretación posible es que Ford Europa no “necesita” un modelo así, pero lo puede sacar igualmente en términos de prestigio, no por exigencias del negocio
Todos los que estamos por aquí hacemos la asociación “tope de gama” a “más ventas de los modelos normales”, por decirlo de alguna forma. Por ejemplo, la mera existencia del Fiesta ST puede potenciar las ventas de los ST-Line con la mitad de potencia y motores diésel, pero con un makeo muy similar y esa imagen tan cachonda. Es el comodín para el que quiere el ST, pero solo se puede permitir el diésel.
El segmento B tiene varias posibilidades por encima de los 200 CV. No es que sea un subsegmento importante en peso, puede que ni siquiera en negocio, pero aporta prestigio y crea deseabilidad en la gama, además de hacer historia. En el futuro, serán las versiones especiales las que pervivan y sean codiciadas por coleccionistas o nostálgicos. A fin de cuentas, los Fiesta del montoncillo irán a los desguaces en masa, como le pasa a los coches del segmento B que no tienen nada de especial: cumplen su función, y a reciclar.
Mi interpretación es clara: no hay que desechar toda posibilidad de un posible Fiesta RS, es más, podemos contar con alguna novedad interesantes de Ford Performance para el segmento, aunque sea una rareza del tipo Volkswagen Polo 2.0 WRC. Seguro que en términos de negocio no fue algo “necesario”, pero en España solo encuentro uno a la venta, y con 76.000 km el dueño pide tranquilamente por él 25.000 euros; nuevo costó 10.000 euros más.
Javier Costas
Me gustan los coches desde que tengo uso de razón (o antes). Tras haber conducido más de 400 coches aquí sigo, divulgando y aprendiendo a partes iguales sobre las cuatro ruedas. Vosotros habéis hecho que se convierta en mi pasión.Se que me repito, pero los éxitos en el mundial de rallys bien merecen un Fiesta a la altura de las cisrcunstancias.
No necesitan sacarlo en serie: una versión limitada de 200 unidades sería perfecta.?