Los años 90 fueron una época dorada para el monovolumen, antes de que la explosión de los SUV arramplase con todo. El target de estos vehículos eran las familias que buscaban la comodidad de un coche que se centrase en lo funcional, pero Peugeot no se quiso contentar con eso y buscó lo que tan buena respuesta daba la comercialización por aquel entonces: la puesta en competición. Así fue como un monovolumen, el Peugeot 806, formó parte de los 46 coches que compitieron en el 24 horas de Francorchamps el 30 de julio de 1995.
Más allá de las “transformaciones” en suspensiones y tren de rodaje, la concepción se basó mayoritariamente en las bases del Peugeot 405 Turbo 16, que participó en el Campeonato Mundial de Rally, en el Rally Dakar (que ganó en 1987 y 1988) e incluso en la carrera de montaña de Pikes Peak. Su innovación mecánica hizo que tanto prensa como público lo calificase en esa época como el mejor automóvil de carreras de clase B. Su motor llegaba a los 550 CV. Pero volvamos a nuestro monovolumen.
Al igual que Volvo quiso volver a competir en 1994 con una “ranchera” conocida como 850 Estate BTCC, Peugeot Bélgica y Kronos Racing (artífice del proyecto y constructor del coche) apostaron por obtener un puesto con un monovolumen que salió desde la duodécima posición con el dorsal 86. Desde que empezó la fiebre de los GT1 en las competiciones europeas Peugeot no había vuelto a competir, siendo el Peugeot 905 el último en ser visto en un circuito.
Pero Peugeot no lo tuvo fácil para volver a participar con su nueva apuesta, el Peugeot 806. Cuando la marca presentó el proyecto de competición tuvieron que sortear más de un obstáculo ante sus detractores, que señalaban su elevado centro de gravedad, la carrocería no muy recomendable que tenía integrada y, en resumidas cuentas, la peligrosidad de meter un monovolumen de siete plazas (retiradas, claro) en una carrera de ese tipo. Lo más común es ver berlinas y hatchbacks medianos o compactos.
Su versión de calle también es conocida como Eurovan, fabricada por Sevel Nord, con sede en Francia. También se vendieron como Citroën Evasion o Lancia Zeta
Finalmente, el máximo organismo de los deportes del motor de Bélgica (RACB) aprobó la inclusión del Peugeot 806 en la segunda división de Procar, la competición nacional que más se ajustaba al modelo de serie. En el 24 horas, los conductores que estuvieron al mando del volante fueron los belgas Eric Bachelart (que ya había ganado con el 406), Philippe Verelleny y Pascal Witmeur. Ellos tres estuvieron compitiendo hasta la duodécima hora, hasta que les reemplazaron Van de Wauwer-Boillot-Caiellet y ganaron en la categoría de EcoTech con el Peugeot 308 Turbodiesel.
La carrera terminó para el monovolumen de Peugeot después de experimentar un par fallos en el equipo de frenos al principio de la carrera y con la bomba de aceite algo más tarde. Transcurrido más de la mitad del evento, su motor 306 Maxi se detuvo por completo por culpa de la alta tensión del chasis y varios fallos que continuaron haciendo mella en el coche. La potencia que tenía el coche llegaba a los 300 CV y las suspensiones y frenos del 406 superturismo, que se presentó el mismo año que se conducía el 806 en SPA-Francorchamps.
Que un vehículo con estas características se viera en una competición así fueron clave para que el público se sintiera aún más cercano a la marca. Aunque aquella “locura” saliera mal ese 30 de julio (y a pesar de ser sorprendentemente rápido, al contrario que duradero), el 806 no era más que un instrumento de marketing, pues al fin y al cabo los asistentes en Francorchamps estaban viendo un coche como el suyo disputar un campeonato oficial, al menos por fuera.
Enrique Delgado
Terminando la carrera de audiovisuales y empezando en el mundo del periodismo con el espíritu de aprender sobre motor. Siempre tengo un ojo para lo que ocurre en el mundo y otro en absorber todo el conocimiento que pueda sobre él para escribir literatura, mi hobby personal.COMENTARIOS