Como si fuera casi un reflejo de aquella época en la que el futuro del automóvil era los monovolúmenes, los SUV comenzaron dominando en los segmentos más grandes para ir bajando de tamaño e incluso en acabados y precios, con el objetivo de vender más y más. Los monovolúmenes llegaron al ocaso poco después, perdiendo interés por parte de los usuarios paulatinamente.
No sabemos si los SUV tendrán el mismo final, pero sí que llevan el mismo camino. De hecho, los SUV son cada vez menos SUV y se parecen más a un compacto o un utilitario tradicional en su diseño. Lo estamos viendo cada día que pasa, con cada nuevo lanzamiento. Ahora los SUV se contentan con ofrecer una sensación de mayor espacio respecto al suelo, una carrocería un poco más alta (y a veces ni siquiera eso) y protecciones de plástico en los pasos de rueda y en los paragolpes. El resto bien podría ser un coche convencional aunque la altura libre respecto al suelo es de 205 milímetros.
El nuevo Renault Kiger es un buen ejemplo de ello, un pequeño SUV nacido en la India y, en un primer momento, destinado a mercados emergentes, que muestra un diseño atractivo y llamativo, casi más propio de Nissan con un frontal en el que cuesta discernir cuales son los faros principales, que apenas se podría diferenciar como un SUV si no fuera por las protecciones de plástico negro y por el mínimo extra de altura de la carrocería.
La India es uno de los mercados de mayor crecimiento en el mundo, siendo el segundo país del mundo por población y el séptimo por extensión de terreno. La capacidad de absorción de nuevos productos es muy elevada y con cada nueva introducción, la calidad va aumentando poco a poco. De hecho, los usuarios indios no quieren productos que destaquen en exceso por su bajo coste, ahí está el ejemplo del TATA Nano, que nadie lo quería porque era demasiado barato y además, lo parecía. Son muy escrupulosos con la imagen que proyectan al resto.
Quizá por eso se estén creando coches como el Renault Kiger, cuyo diseño se ha llevado a cabo entre las divisiones de Francia y la India y que ya nos adelantaron con un prototipo. Prototipo, por cierto, que pasa a producción con mínimos cambios estéticos. El paragolpes frontal mantiene las formas básicas, al igual que los faros y el capó. Lo mismo se puede decir de la zona trasera, aunque se prescinde de los tonos fluorescentes en contraste. Las llantas y neumáticos, como cabe esperar, son más convencionales.
Para el desarrollo del Renault Kiger se parte de la plataforma CMF-A, ofreciendo unas dimensiones bastantes contenidas conformándose con una longitud de 3,99 metros, una anchura de 1,75 metros y una altura de 1,60 metros. La batalla es de 2,50 metros. Es, por tanto, bastante más pequeño que un Captur (4,22 de largo y 1,79 de ancho) pero algo más grande que Dacia Spring (3,73 de largo y 1,62 de ancho). El Ford EcoSport es el más cercano por longitud, con 4,09 metros de largo (anchura de 1,76 metros) o si lo queremos comparar con un crossover, el Hyundai i20 Active se queda más cerca todavía con una longitud de 4,06 (anchura de 1,76 metros). Aún así, el maletero ofrece 405 litros, 879 con el asiento trasero abatido.
Es un coche llamativamente ligero, no llega a 1.100 kilos, lo que hace pensar en que no tendrá un equipamiento especialmente amplio o que destaque por su tecnología, aunque no falta el climatizador, los modos de conducción o la pantalla táctil. También cuenta el motor, un pequeño tres cilindros 1.0 alimentado por gasolina con dos versiones: atmosférica de 72 CV y turbo de 100 CV. Ambas con cambio manual de cinco relaciones o una automática en opción.
Se espera que llegue al mercado indio este mismo 2021, para después comenzar a ofrecerse en América Latina. No se tiene previsto que llegue a Europa, al menos bajo el sello de Renault. Podría llegar a Europa como Dacia, como ha ocurrido con el Spring electric, que se vende en China como Renault.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS