Poco después de arrancar el 2021, un año en el que todos tenemos puestas muchas esperanzas, Citroën nos presentaba el restyling del C3 Aircross, el B-SUV que los franceses de los dos chevrones pusieron en circulación allá por el año 2017. Al ser un lavado de cara, los cambios son relativamente notables, detalles estéticos, de equipamiento y poco más. No conviene cambiar nada en exceso, pues el Citroën C3 Aircross tiene unas buenas ventas, alcanzando las 370.000 unidades en sus cuatro años de vida, 42.000 de ellos circulando por España.
No obstante, aunque las ventas tengan buen ritmo, los rivales se han ido renovando hasta poner las cosas muy difíciles al Citroën C3 Aircross. Por ejemplo, en casa está el Peugeot 2008, cuya última generación rompe con todos los moldes habidos y por haber en cuestiones estéticas y de equipamiento. El Hyundai Kona también ha pasado por su particular proceso de rejuvenecimiento, siendo uno de los contrincantes más duros del mercado junto al Ford Puma.
Citroën está sorprendiendo con los últimos lanzamientos, los cuales, parecen recuperar aquel aura innovadora y atrevida de la que siempre presumieron los modelos de esta fabricante francés. El nuevo Citroën C4 es un coche tremendamente llamativo, pero el nuevo Citroën C5 tampoco le va a la zaga. Sin embargo, el Citroën C3 Aircross todavía no adopta la imagen de estos, se acerca y modifica cosas como su mirada, pero sin llegar a la tendencia actual.
Nuevo frontal y más equipamiento
Y es ahí, en el frontal, donde los cambios se notan más. Ya lo vimos cuando se presentó en el mes de febrero, pero no está de más repasar esas novedades. Por ejemplo, la zona superior del frontal, donde se encuentran las luces de posición y el emblema de la marca, sigue siendo muy parecido al modelo saliente, pero de ahí hacia abajo todo cambia. Desaparece la entrada de aire ovalada que había en el centro y los faros principales, colocados en los laterales del frontal, reducen su tamaño y se pasan a ser rectangulares. Al mismo tiempo, en la zona baja encontramos una entrada de aire más grande, con la matrícula y una pieza pintada en color plateado simulando protecciones en los bajos.
La mirada del nuevo Citroën C3 Aircross resulta mucho menos amistosa, con una clara actitud agresiva e incluso prepotente. Pero en cuanto a diseño, no hay más que añadir. La zona trasera se mantiene intacta, al igual que la vista de perfil, donde lo más destacable son los diferentes diseños de las llantas. El habitáculo también mantiene las formas generales, pero mejora el equipamiento y algunos detalles ocultos a la vista. Por un lado, Citroën firma que la espuma de los asientos Advanced Comfort es 15 milímetros más espesa, buscando potenciar todavía más la comodidad. Es un apartado donde Citroën se ha especializado desde hace tiempo y tiene una habilidad especial para ello.
Debemos destacar los 520 litros de maletero, la banqueta deslizante (150 milímetros), con respaldo abatible en dos partes y el techo panorámico practicable, único en su categoría. además, se estrenan tres nuevos ambientes interiores: Urban Blue, Metropolitan Graphite y Hype Grey.
Mismos motores, incluyendo un diésel
Bajo el capó delantero se mantienen los mismos motores, entre los cuales hay una opción diésel. Seguramente, cuando aparezca la nueva generación del Citroën C3 Aircross se dirá adiós al diésel, como ya están haciendo otros fabricantes, pero por el momento todavía se puede optar a esta tecnología. Se trata del bloque BlueHDi de 110 CV, que pasa a rendir 120 CV asociado al cambio EAT6 automático.
En cuanto a gasolina, los motores disponibles son en realidad uno solo, pero con diferentes niveles de potencia. En concreto, toda la gama de gasolina se articula alrededor del 1.2 PureTech, una con 110 CV y otra con 130 CV. El primero está equipado con cambio manual de seis relaciones, el segundo con el automático EAT6 de convertidor de par.
Los precios arrancan en los 16.290 euros, se fabrica en Zaragoza y ya está disponible.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS