Un Honda NSX siempre es un cable a tierra. Un NSX NA1 –primera serie de la generación original con gasolina pura, identificada, sí, por los benditos faros escamoteables– es todavía más especial. Y si el coche es modelo 1997 para adelante, la maravilla va en aumento. ¿Un Type R? Pues, la caricia a una perfección. Aunque no sea lo mismo y su nomenclatura puede que preste a la confusión, aquella aligerada versión fue una de las claves para que la automotriz japonesa acabara consumando una de sus obras maestras en esta saga de culto.
Vaya mixtura y oportunismo para lanzar una versión para pocos. Dotado de especificaciones del Honda NSX Type R y adoptando las novedades mecánicas que la marca había lanzado para los años finales del siglo pasado, el Honda NSX Type S –favor de no confundir con el modelo de la generación híbrida– de 1997 fue una ramificación que ni europeos ni norteamericanos probaron. Una versión exclusiva para el mercado nipón que hoy, por el contexto que le tocó atravesar, podemos decir que es, sí, uno de los más especiales.
Un NSX es un cable a tierra, tanto como lo es, a menudo, sin abusar para disfrutarlo aun más, visitar el contenido de los colegas de SuperCar Nostalgia. Y tanto como lo es el ejemplar que éstos hallaron: un Honda NSX “Perla Blanca”. Con el motor 3.0 mejorado a 3,2 litros, el deportivo japonés pasó a enviar a sus ruedas traseras una máxima de 290 caballos, pero, para la segunda mitad de la década del ’90 y a pesar de esta evolución del V6 motivada por la necesidad de ser competitivo frente al Ferrari F355 y al Porsche 911, hubo una subestimación estratégica y comercial de parte de Honda para con el vehículo y sus rivales, y las ventas no fueron las mejores.
La producción escaseó para el NSX 3.2 y, ya por eso, hoy un ejemplar de estas características es una oportunidad de coleccionista que no se ve todos los días. Una edición limitada limitada. Sí, has leído doble. Apenas 209 unidades en un lapso de cuatro años, hasta el 2001, el año final. El Honda NSX Type S se alimentó de esa potencia incrementada, pero también, insisto, adelgazó con la receta del Type R, del que heredó asientos de carbono, llantas más livianas y otros elementos que hicieron a la reducción de su peso.
¿Cómo distinguir entonces un Type S de un Type R? Fijando la mirada al techo, que en R se pintaba de negro –tantas veces acompañando al rojo, tantas otras al blanco– y en el S se camuflaba con la carrocería. Esta variante con acabado exterior en un inusual “Platinum White Pearl” al 100 por ciento no habría existido sin ese paso del bitono al monocromático. Un Honda NSX “Perla Blanca” es una rareza y basta con apenas verlo para darse cuenta.
El naranja del tapizado, en una tonalidad con cierta frecuencia, dado que la hemos visto en versiones como la de techo targa y en el lavado de cara para el nuevo siglo, le da a este “White Pearl” el toque. A propósito de lo anterior, una aclaración. Este coche, aunque así lo indique el concesionario I Automobile Group en su espacio donde lo vende a unos 257.000 euros al tipo de cambio, no es un NA2.
Mauro Blanco
COMENTARIOS