Se es consciente del coche que se tiene enfrente y no queda más, acto seguido, que considerar afortunado –demasiado afortunado– a quien se acaba de hacer con este ejemplar del Porsche 911. ¿Las razones? Varias. El monto es revelador para una pieza que es todo un objeto del deseo de los amantes de la firma alemana. No quiero adelantarme, porque además prefiero empezar destacando el acabado que lo hace todo un concepto en sí mismo. No recuerdo ver uno de la generación 993 tan contundente. No queda mucho más por hacer cuando se recibe una tonalidad de azul tan encantadora como la Blue Ocean.
Un azul inmejorable
Blue Ocean en los paneles de carrocería, Blue Ocean en las pinzas de frenos Brembo y en el característico diseño de cinco radios de las llantas, Blue Ocean en el spoiler delantero, el trasero y la cubierta del motor central –el afamado Turbo S de 450 caballos, lo máximo de potencia gracias a un turbocompresor superior–. Azul en su interior. En todo su interior.
Allí, puertas adentro, una cercana tonalidad para hacer juego con su apariencia exterior. Una cabina a la que Porsche –dato no menor– le echó mano en su departamento de Deseos Especiales, la hoy conocida como Porsche Exclusive Manufaktur. A saber: un revestimiento de cuero Night Blue en los asientos, en los guarnecidos y hasta en los pestillos, en todo el salpicadero, tablero y hasta en los biseles de los instrumentos, en toda la consola central, incluyendo las perillas de la calefacción. ¡Y lo bien que se lucen las superficies alfombradas en los deportivos de esa era!
El último 911 de la era de la refrigeración por aire
Notarán en las fotos cómo este material complementario es en este Porsche tan importante como el cuero, expandiéndose incluso hasta el espacio de almacenamiento delantero. Lo vemos también en el umbral de la puerta. Allí, sobre una placa embellecedora, se lee la leyenda que explica por qué estamos en presencia de un 911 realmente especial: “The last waltz”.
Este grabado –”El último vals”– lo identifica como el último 911 refrigerado por aire. Fue este Turbo Coupé de 1998 lo último de la saga 993 y, entonces, el último de su especie. Que haya prorrogado la entrega a su cliente especial para someterse a las mejoras y las personalizaciones durante medio año, eso es lo que lo hace el último 991 refrigerado por aire. De no haber sido así, hoy Jerry Seinfeld y su Carrera 4S –salido de fábrica el último día de esta célebre generación y cuatro días después de que el “The last Waltz” abandonara la línea de montaje– presumirían al día de hoy de tamaño título y privilegio.
Si la placa en el umbral no les es suficiente, sepan, amigos, que en su reciente venta el coche se entregó con una copia de la carta oficial que lo certifica como el ejemplar que puso punto final a la ya extinta configuración mecánica del 911. Por si acaso, al abrir la puerta del conductor, otra placa sobre el marco y una dedicatoria a quien fuera su destinatario: “Clauss Vanderborg (escritor alemán) recibió hoy el último Porsche 911 clásico (993 Turbo) con motor Boxer refrigerado por aire”. Para Vanderborg –amigo de la casa– no fue un Porsche más dentro de su colección. Otra placa, esta vez aplicada frente al asiento del acompañante, rinde tributo a Ferry Porsche, fallecido justo el día en que este Turbo S salió de la línea de montaje. Ambos, escritor y fundador, eran cercanos.
Afortunado aquel…
No queda más que considerar afortunado –demasiado afortunado– a quien se acaba de hacer con este ejemplar del Porsche 911. Por todo lo dicho y por la cifra a la que la casa Bonhams lo subastó, bastante por debajo de las 700.000 a 800.000 libras del valor estimado al que se había anunciado. Su acabado, su personalizado, el honor de ser el último 993 y su alto grado emocional hacen de esta pieza alemana una completa reliquia.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".! Me encanta, solo monté en una ocasión, hace bastantes años ,y me impresionó, del Porche 911, el abrazo de los asientos, y su ” pegarse al suelo” enfin una delicia.Hay que seguir soñando.Gracias.