A la venta este Ford GT40 Mk1 de calle, con 10.000 km recorridos

A la venta este Ford GT40 Mk1 de calle, con 10.000 km recorridos

Esta unidad, una de las pocas construidas con esta especificación, fue conducida por Graham Hill


Tiempo de lectura: 4 min.

Hace prácticamente 60 años, Henry Ford II se atrevió a soñar con adquirir Ferrari. Tras frustrarse la operación, el enfado del norteamericano le llevó a buscar revancha, ordenando la fabricación de un automóvil de carreras que pudiera batir a los transalpinos en las competiciones de resistencia, como las 24 horas de Le Mans. El Ford GT40 fue el resultado de esta historia, que es conocida por muchos gracias a que se convirtió en una película hace unos pocos años.

La fama de este modelo no procede exclusivamente de la leyenda que explica su nacimiento. Su aspecto, prácticamente atemporal, tan bajito, lo mantiene vigente en la parte más húmeda de la memoria de cualquier amante de la competición, o del mundo del automóvil en general. Solo 40 pulgadas —de ahí su nombre— de altura máxima no son óbice para que sea considerado un gigante en la historia de esta industria, con el que Ford continuó haciendo dinero en años posteriores, construyendo herederos modernos de su espíritu como las dos generaciones de los modernos Ford GT.

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No obstante, ninguna reedición actual podría alcanzar las cotas de prestigio y apreciación de los Ford GT40 originales. Mucho menos si se trata de unidades con una trayectoria pintoresca, por así decir, como es el caso de este chasis P/1069, que se encuentra actualmente disponible para su adquisición en Fiskens. Su construcción fue ordenada por Ford en Estados Unidos, con las especificaciones de la primera generación y en versión de calle, para cedérselo posteriormente a Scuderia Filipinetti, un equipo asociado al fabricante estadounidense que lo exhibió en el Salón de Ginebra de 1967. Hasta ahí, nada fuera de lo común. Ahora bien, los problemas financieros de esta empresa provocaron que las autoridades suizas impidieran que el coche saliera del país hasta que aquellos fueran resuelto, un bloqueo que duró algunos meses.

Solventadas las deudas, este Ford GT40 con chasis P/1069 viajó al Reino Unido, donde es matriculado en 1968 como propiedad de Ford UK. Pasa a integrar inmediatamente la flota de coches de prensa con la que el fabricante contaba en ese territorio y, durante este período, Graham Hill tuvo ocasión de ponerse a sus mandos. Aunque en 1969 regresa al Salón del Automóvil de Ginebra, el destino de este vehículo estaba lejos de ser convertirse en un adorno estático —todavía—. Cómo justificar esa metamorfosis para cualquier coche, mucho menos en el caso de un modelo que nació para batir en los circuitos a Ferrari, nada más y nada menos… y lo logró. A continuación, Ford se desprende de esta unidad en 1971, momento en el que pasa a manos de Anthony Bamford. Aunque pueda ser un completo desconocido en nuestro país, seguro que nadie es ajeno a los productos de su empresa familiar, cuya última letra trae cuenta de la inicial de su apellido: JCB.

Y, sí, sucedió como probablemente estarás pensando: el coche fue pintado en el amarillo corporativo de esta compañía. De esta época data otra de las muescas importantes en su currículo, puesto que en 1973 se alzó al primer puesto de las tablas de aceleración de la revista especializada The Motor —4 segundos para los 97 km/h desde parado; 260,4 km/h de punta, aunque quienes estaban presentes afirmaron que aún seguía acelerando cuando la inminente finalización de la recta utilizada obligó a frenar—.

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A partir de ese momento, los propietarios privados se fueron sucediendo, algunos de los cuales pudieron disfrutarlo durante décadas. Tan pronto como a mediados de la década de los 70 del siglo XX, fue objeto de una primera restauración por parte del especialista en el modelo John Etheridge. Una vez iniciado este milenio, este Ford GT40 P/1069 comenzó su historia competitiva, gracias al interés de su propietario suizo, quien, además de inscribirlo en diferentes carreras para vehículos históricos en Reino Unido, lo sometió a una segunda restauración, realizada por Gelscoe Motorsport.

Desde entonces, este modelo ha estado en manos de un nuevo dueño, quien apenas lo ha conducido después de 2009. De ese año data la última inspección técnica efectuada —el MOT británico, equivalente a nuestra ITV—, en la que su odómetro registraba algo menos de 10.000 km. Ahora, una vez que ha recuperado las especificaciones originales, que incluyen una pintura exterior en color azul grisáceo opalescente, busca un nuevo hogar de acogida. Su precio solo está disponible bajo solicitud, pero, si tenemos en cuenta su estado de conservación y las transacciones anteriores de otras unidades del modelo, no creemos que vaya a cambiar de manos por una tarifa con menos de siete dígitos.

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David García

No conozco sensación mejor que la de un volante en las manos. Disfruto también con ellas sobre el teclado, escribiendo ahora para vosotros algo parecido a aquello que yo buscaba en los quioscos cuando era un guaje.

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