Es innegable que uno de los muscle car más reconocibles de la historia es el Dodge Charger de segunda generación (B-Body), fabricada entre 1968 y 1970. Era el rival natural del Ford Mustang, siempre ha sido “el malo” de la película y, hoy en día, es un clásico muy cotizado que se ha convertido en todo un icono de la automoción.
Esta unidad de 1969 pintada en un clásico bronce metalizado engañaría al ojo más entrenado… hasta que se asomase a su interior, directamente extraído del siglo XXI. Este Charger tiene bajo el capó el ocho cilindros sobrealimentado por compresor que se monta en los Charger y Challenger Hellcat más modernos. Un propulsor Hemi de 6.2 litros, 717 CV y 881 Nm de par motor que se unen a la caja de cambios automática de ocho velocidades del Hellcat que manda la fuerza, lógicamente, a las ruedas traseras.
Para digerir el incremento de potencia, Bumbera Performance ha añadido refuerzos en el chasis, una suspensión Magnum Force y enormes frenos Wilwood en las cuatro ruedas
El habitáculo también ha recibido una dosis de modernización, combinando lo viejo y lo nuevo. La mayoría de los paneles se mantienen fieles a los originales, con la excepción del salpicadero, volante, instrumentación y consola central, además de toda la electrónica del Hellcat. Como el interior del modelo clásico es notablemente más estrecho que el moderno, el salpicadero ha tenido que ser recortado, pero el resultado es digno de un trabajo de cirugía. Todas las comodidades del Hellcat se mantienen intactas.
Exteriormente, parce un Charger del ‘69 como otro cualquiera, aunque un poco modificado. La carrocería luce impoluta, así como los cromados para parecer como recién salido de la línea de montaje. Por fuera, solo destacan las nuevas llantas de veinte pulgadas y cinco radios muy al estilo american classic y un nuevo sistema de escape Magnaflow.
Este coche en particular ha sido construido para el jugador del equipo de baloncesto de los New Orleans Pelicans, Solomon Hill. Aunque no se sabe el precio exacto, Bumbera dice que replicar esta unidad costaría entre 100.000 y 250.000 dólares, según el nivel de modificaciones a realizar.
Luis Blázquez
Aficionado al mundo del motor desde que fui concebido. Aprendí a leer con revistas de coches y, desde entonces, soy un completo enamorado de la gasolina. Como no se nace sabiendo todo, cada día es importante aprender algo nuevo y así ampliar los conocimientos. Este mundillo tiene mucho que ofrecer, al igual que un servidor a vosotros los lectores.COMENTARIOS