Puede que a lo largo de los años hayan existido muchos Mustang realmente especiales, pero pocos como este prototipo Shelby Mustang GT350R, el primero firmado por Carroll Shelby en ganar una carrera y conducido por nada menos que Ken Miles. Este coches específico fue inmortalizado el 14 de febrero de 1965 en Green Valley Raceway, cerca de Dallas, Texas, cuando un fotógrafo lo tomó en el aire con Miles detrás del volante antes de lograr su primer oro.
El Shelby GT350R de 1965 en las imágenes aquí es raro y muy histórico. No solo es el primer coche de competición construido por el ingeniero y piloto tejano, sino que también es el pony car del óvalo azul más importante, históricamente hablando, del mundo. El potro de Detroit fue conducido ampliamente por los icónicos corredores Ken Miles, Bob Bondurant, Chuck Cantwell, Peter Brock y Jerry Titus. Varios de esos pilotos, incluido Miles, ganaron las 24 Horas de Le Mans con Ford.
A los lomos del automóvil, Titus ganó el Campeonato Nacional B-Production de 1965. El Shelby GT350R de ese mismo año es el único modelo “R” construido en esta configuración, con muchos atributos de diseño exclusivos y número de chasis 5R002. En su día, esta máquina en particular era un vehículo de fábrica destinado a mostrar al público las capacidades de lo que significaba la letra “R”, además de ayudar a la creación del segundo coche del equipo (5R001).
El Shelby Mustang GT350R se ganó el apodo de “Flying Mustang” porque en su loca persecución por la victoria, Miles logró que se elevara en el aire por un breve momento
Shelby vendió el prototipo en 1966 a Bill Clawson, quien mantuvo una extensa documentación del automóvil durante su mandato. Después de un par de fallos en el motor, Clawson usó sus contactos dentro de Ford y montó el bloque de un GT40 con especificaciones de competición, que también resultó ser una unidad experimental –“XE”– de la firma que nunca tuvo la intención de abandonar la propiedad de la compañía. Ese motor todavía se encuentra debajo del capó.
Para cualquiera que no esté familiarizado, el Shelby GT350R tenía un motor V8 de 289 pulgadas cúbicas (4,7 litros) con 310 CV y 446 Nm respaldado por una transmisión manual de cuatro relaciones. Las 34 unidades que se fabricaron con las especificaciones de pista emplearon el mismo bloque, pero lo suficientemente mejorados como para entregar cerca de 400 CV reales y más de 500 Nm de par motor, toda una declaración de intenciones hace más de cinco décadas.
Tan solo 34 ejemplares con especificaciones de carrera –GT350R– fueron construidos para uso en competición bajo el reglamento de la SCCA, siendo campeón de la clase B-Production tres años consecutivos
En comparación con el GT350 de serie, los modelos “R” recibieron un nuevo ajuste para toda la suspensión, las mencionadas mejoras y refuerzos estructurales en todo el tren motriz, un sistema de enfriamiento optimizado, paneles de la carrocería hechos en fibra de vidrio y ventanillas de plexiglás. El interior también fue destripado de todo lujo para competir, y se agregó una jaula antivuelco completa para cumplir con las regulaciones de la organización.
En 2010, bajo la propiedad del coleccionista John Atzbach (y actual propietario), el Shelby GT350R fue agraciado para una restauración completa a su configuración original, tal y como se vio cuando Ken Miles lo condujo por primera vez. El proceso tomó cuatro años e innumerables contribuciones de entusiastas, que incluyeron a ex-empleados de Shelby involucrados en el desarrollo del modelo. Incluso ganó un premio Amelia Island al mejor en su clase en 2014 entre otros.
El mismo GT350R que ingresó en los libros de historia, junto con una serie de otros coches de esta colección (12 en total), irá bajo el martillo durante el próximo mes de mayo (del 12 a 17) en la subasta de Mecum en Indianápolis. No es hiperbólico decir que este prototipo de 1965 es el Shelby Mustang más importante del mundo. Como tal, la casa de subastas cree que podría superar la venta del Mustang “Bullitt” en Kissimmee, Florida, a principios de este año.
Luis Blázquez
Aficionado al mundo del motor desde que fui concebido. Aprendí a leer con revistas de coches y, desde entonces, soy un completo enamorado de la gasolina. Como no se nace sabiendo todo, cada día es importante aprender algo nuevo y así ampliar los conocimientos. Este mundillo tiene mucho que ofrecer, al igual que un servidor a vosotros los lectores.COMENTARIOS