A mediados de los setenta era habitual escuchar que el Volvo era el tractor más rápido del mundo. Modelos como el 164 o el 244 habían contribuido a la leyenda de robustez que rodeaba a la marca nórdica. En el Salón del Automóvil de Ginebra de 1977 la firma sueca presentó el Volvo 262C, un cupé de lujo que convertía al tractor más rápido del mundo también en el más bello.
Por entonces Volvo denominaba a sus modelos por la secuencia: serie [2]00, número de cilindros del motor [6] y número de puertas [2]. La [C], como supongo habéis adivinado, corresponde al tipo de carrocería. Frente al más conocido Volvo 244, la carrocería presentaba un techo 60 mm más bajo, con un pilar A notablemente más inclinado y un gran pilar C. Por dentro era un derroche de lujo con madera y cuero por doquier, tenía forrados hasta los tiradores interiores de las puertas. El motor inicial que equipó al modelo era un 2.7 V6 con 140 CV, ingenio fruto de la colaboración con Renault y Peugeot (PVR para los amigos). Esta máquina entregaba la potencia con la delicadeza y precisión de un mayordomo con librea. Fue el mismo motor, con algunos retoques, el que movió el DeLorean DMC-12 unos años después.
El Volvo 262C brindaba una experiencia de conducción (y como pasajero), que no tenía que envidiar en nada a sus más directos rivales en el mundo de los coches de lujo, estaba terminado de forma sobresaliente y en materia de seguridad era un referente. Su original perfil, adornado por el distintivo de la corona sueca (pilar C) y el sello de Bertone en la zona inferior de la carrocería (por delante de la puerta), le daban un toque extra de distinción. Cuando el Volvo 262C se dejó de comercializar en 1981, ya era considerado objeto de colección.
Delco
Más que la Historia, me gustan las viejas historias que huelen a asfalto, carreras y gasolina.COMENTARIOS