Coche del día: BMW Isetta

Coche del día: BMW Isetta

Un huevo con ruedas muy molón


Tiempo de lectura: 2 min.

Conocido como como “coche burbuja”, “coche huevo” o “coche pompa”, el Isetta surgió en la posguerra ante la necesidad de buscar un medio de transporte para el pueblo que fuese robusto y barato. Era un sueño tener un coche propio, la motocicleta estaba siendo una solución temporal. Producido inicialmente por el fabricante italiano Iso, BMW fabricó este coche bajo licencia hasta 1957 -a partir de ahí como BMW puro- y, hasta el final de su producción en 1962, salieron de la fábrica 161.728 unidades.

La carrocería del Isetta tenía su principal característica en su única puerta de apertura frontal, lo que le confería un tamaño muy compacto de tan solo 2,28 metros de longitud. El acceso se realizaba por una gran puerta frontal que, al abrirse, hacía pivotar el eje del manubrio. En caso de accidente, poseía un techo que se abría. El modelo original equipaba un motor de dos tiempos y dos cilindros (236 cc y 9,5 CV), el cual fue sustituido por un monocilíndrico de cuatro tiempos, 250 cc y 12 CV. Sin embargo, BMW sustituyó estas mecánicas por las suyas propias procedentes de sus motocicletas (250 y 300 cc).

En 1957 se inició la producción del modelo de 300 cc, tanto con tres como con cuatro ruedas. Con este motor y una transmisión manual de cuatro marchas, el Isetta podía alcanzar los 85 km/h gastando solo 3,8 l/100 km. Ese mismo año, basado en el Isetta, BMW desarrolló el modelo 600, que ya no estaba bajo licencia Iso. La distancia entre ejes se aumentó hasta los 1,7 metros (1,5 m en el Isetta) para acoger a cuatro ocupantes y, por primera vez en un coche de la firma bávara, se equipó con un sistema de suspensión trasera independiente. Aunque no fuese un éxito de ventas, sentó las bases de uno que sí lo fue: el BMW 700.

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Sobre mí

Ginés de los Reyes

Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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En la época en la que pasaba el día dibujando coches, alguien me preguntó: ¿pero a ti te gusta más la mecánica o la carrocería de los coches? Esa misma semana leí el Manual del Automóvil de Arias Paz. Tenía 14 años, esa simple pregunta es la razón por la que estoy aquí, desde entonces no he parado de aprender sobre lo que se convirtió en mi pasión.

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La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.