Cuando Fiat Chrysler Automobiles decidió que sería buena idea dar un extra de potencia a los Dodge Charger y Challenger SRT, todos los petrolheads nos enorgullecimos del nuevo motor. Un bloque V8 Hemi de 717 CV y 881 Nm que bien merece el sobrenombre de Hellcat. Posteriormente llegó al Jeep Grand Cherokee Trackhawk, y parecía que llegaría al renovado Jeep Wrangler y su versión pick-up, el Gladiator. Pero no será así.
Ahora que las marcas están apostando más que nunca por la hibridación y electrificación, es digno de elogio que FCA produzca y monte en sus coches un buen motor V8 a la vieja usanza. Próximamente será equipado en las camionetas RAM y, aunque lo hemos podido ver en prototipos pasados y a todos nos gustaría que llegase a producción, el Jeep Wrangler/Gladiator no acogerá en su vano el motor más potente de la gama Mopar.
Tim Kuniskis, CEO de Jeep, tiene una opinión diferente. Aunque el motor “encaja como un guante” sobre el compartimento del Wrangler, el problema es que “no hay espacio alrededor del motor”. Hablando con el medio australiano Drive, el jefe ejecutivo de la marca dejó en claro que el V8 sobrealimentado por compresor de 6.161 cm3 no deja espacio. “No hay hueco; no tienes nada que pueda usarse para absorber la energía en un choque”.
Cualquiera que esté dispuesto a hacerse con un Jeep Wrangler de más de 700 CV ya ha firmado su sentencia de muerte
En otras palabras, la legislación de seguridad es el mayor impedimento. “No es un problema ponerlo, aparte de las emisiones y el ahorro de combustible, excepto que nunca pasaría ninguna prueba de choque, y eso es un problema”, concluyó. Y es que el Jeep Wrangler no ha sido precisamente bien acogido por las instituciones encargadas de medir la seguridad de los vehículos. La Euro NCAP lo ha calificado con una sola estrella (vídeo del crash test).
Una persona que ya de por sí tenga la idea de hacerse con Wrangler, sabe que no es el coche más seguro en caso de impacto o vuelco. Los chasis de largueros y travesaños casan muy bien con las aptitudes fuera del asfalto, pero no tanto a la hora de ser golpeados. Con estas premisas en mano, el cliente típico de un Jeep Wrangler quiere un coche especial, y no hay nada más especial y americano que un auténtico todoterreno con un potente y sonoro ocho cilindros en uve.
Al otro lado del charco todo gusta a lo grande, y si Jeep no monta el motor Hellcat de forma oficial, siempre hay otras compañías dispuestas a hacerlas por un módico precio, como Bruiser, donde puedes montar el V8 de 6,2 de origen Chevrolet desde 32.500 dólares. O incluso si eres un manitas, puedes comprar tú mismo el motor por un precio de venta de 15.994 dólares a la propia fábrica, poco más de 14.000 euros al cambio. De momento, la oferta mecánica del Jeep Wrangler queda compuesta por un cuatro cilindros turboalimentado de 274 CV y un V6 de 289 CV. Próximamente, llegará un V6 turbodiésel.
Luis Blázquez
Aficionado al mundo del motor desde que fui concebido. Aprendí a leer con revistas de coches y, desde entonces, soy un completo enamorado de la gasolina. Como no se nace sabiendo todo, cada día es importante aprender algo nuevo y así ampliar los conocimientos. Este mundillo tiene mucho que ofrecer, al igual que un servidor a vosotros los lectores.COMENTARIOS