Cuando la extinción de los motores de combustión de Dodge era toda una sentencia, cuando todavía faltaba para que se anunciara la continuidad de la gasolina en los deportivos de la marca americana, una campaña de despedida mantuvo atenta a la comunidad de estos coches de altísimas potencias. Finalmente, el Charger EV será realidad, pero no estará solo en la gama, que seguirá ofreciendo, decía, los ICE. No los V8, que ya son historia, sino unos biturbos con seis cilindros en línea y tres litros de desplazamiento.

Pero, insisto, en 2022 el escenario a futuro era completamente diferente y los motores de combustión ya empezaban a decir un “hasta nunca” que finalmente no será tal. Por ese motivo, Dodge lanzó en aquel entonces la denominada Última Llamada, una serie de siete modelos de colección, cada uno con una cantidad establecida de producción limitada. La sexta entrega fue uno de los más atractivos, por características y por la historia en la que se basó para hacerse realidad.

El Dodge Challenger “Black Ghost” fue, de hecho, una de las dos ediciones más exclusivas de aquella tanda, al producirse en apenas 300 unidades. Herencia de cuerpo y alma. Para esta versión, la marca de Stellantis tomó como base el Dodge Challenger SRT Hellcat Redeye Widebody, lo que también conlleva que debajo del capó estuviera el HEMI V8 6.2 sobrealimentado para transmitir mediante una caja automática de ocho velocidades una potencia máxima de 807 caballos. Completa locura que Dodge se encargó de normalizar en su historia más reciente.

Para su apariencia, este Fantasma Negro adoptó llamativos detalles que no nacieron de la imaginación de sus creativos, sino que fueron traídos del pasado. Además de la pintura “Pitch Black”, otras dos características específicas fueron adoptadas del coche mítico en que se inspiró. Una de ellas fue a parar al techo: los gráficos en vinilo negro con estilo piel de caimán. A eso me refiero con “herencia de alma”. La otra le da el toque definitivo: unas franjas blancas sobre el lateral trasero.

Dodge Challenger “Black Ghost”: La historia detrás

En este Challenger de edición limitada, el atractivo fue mucho más allá de lo material, del poder de fuego, del equipamiento y de todo lo que significa un dos puertas de su tipo en concepto de ostentación deportiva. Como cada uno de los Last Call, este modelo rindió tributo a un Dodge del pasado. No a un ejemplar con configuración de fábrica. La premisa de la campaña de Dodge fue inspirarse en unidades personalizadas por sus clientes que incluyeran cierta carga sentimental. Algunos más o menos enigmáticos, y este Challenger es la reencarnación de un Dodge definitivamente enigmático.

Ese coche mítico fue un Challenger RT SE 1970, en aquellos años propiedad de un veterano del ejército devenido en oficial de policía de Detroit, con todo lo que implica la ciudad culturalmente hablando y para las automotrices de Estados Unidos. Como oficial de policía, este sujeto, Godfrey Qualls hizo de su nombre una leyenda cuando empezó a llevar una doble vida. De vez en cuando, Qualls se aparecía con su RT 1970 en carreras callejeras nocturnas realizadas en la avenida Woodward. Lo hacía bajo anonimato y luego desaparecía por meses, mientras continuaba sus días como oficial. Por sus misteriosas participaciones fue que se ganó el apodo del cual se sirvió Dodge para nombrar al Challenger de producción limitada.

Al momento de la presentación del Challenger de edición especial, el ahora ex CEO Tim Kuniskis fue contundente. “El ‘Black Ghost’ fue una elección fácil”, declaró con argumentos, ya que desde el 2020 aquel ejemplar de 1970, hoy bajo propiedad de la familia Qualls, aparece inscripto en el Registro Nacional de Vehículos Históricos de los Estados Unidos. !Simplemente había que revisar la lista!

Así es el Dodge Challenger Black Ghost original. Fotografía de dodgegarage.com