Coche del día: Westfield Megabusa

Coche del día: Westfield Megabusa

Con el motor de la Suzuki que fuera la motocicleta de serie más rápida del mundo, este coche es conducción en estado puro


Tiempo de lectura: 4 min.

Siguiendo la estela de Porsche o Lotus, muchos aficionados son especialmente conscientes de la importancia que todo deportivo ha de dar no sólo a la potencia, sino a la relación de ésta con el peso total del vehículo. En ese sentido, el Westfield Megabusa del año 2000 destaca en la tradición inaugurada por el Lotus Seven en 1957, estableciendo un tipo de automóvil absolutamente espartano, incidiendo lo más posible en las sensaciones de conducción y el trato directo con el asfalto. Un tipo de planteamiento donde, curiosamente, el automovilismo puede darse la mano amablemente con el motociclismo en materia de motores. Y es que, cuando el peso baja tanto como lo hace en este modelo, los ingenieros suelen permitirse el encantador capricho de incorporar un motor de motocicleta.

Una vía de trabajo que, aún siendo de lo más interesante, desgraciadamente ha producido pocos ejemplos. No obstante, los amantes de los deportivos más ligeros y nerviosos seguro tendrán fresca la imagen del Volkswagen XL1 Sport. Presentado en 2011, este biplaza propulsado por el motor de una Ducati 1199 Superleggera entregaba 197 CV haciendo el corte en casi 11.000 revoluciones por minuto. Todo ello con un peso de 890 kilos aún siendo perfectamente homologable y creíble para su uso diario por carreteras abiertas. Sin duda uno de los conceptos deportivos más seductores en lo que llevamos de siglo XXI, lastimosamente no llevado a la producción en serie.

No obstante, para quienes deseen ir uno o incluso varios pasos más allá en lo referido al automovilismo ligero y las sensaciones puras, los continuadores del Lotus Seven representan algo muy especial. Y sí, decimos “ continuadores “. No en vano, aquel efectivo y espartano diseño de Colin Chapman dejó de ser producido en 1972. Hecho que realmente no significó su fin, ya que Caterham compró los derechos de fabricación a Lotus para continuar su producción a partir del año siguiente. Una situación en la que Westfield, literalmente, se coló sin previo aviso ni consenso en 1982.

La idea de poner un potente y alegre motor de moto en un coche especialmente ligero hace de este diseño una propuesta de conducción extremadamente excitante

Westfield Megabusa, a caballo entre la moto y el coche

Nacida en el amplio panorama de Kit Cars asentado en el Reino Unido, Westfield comenzó su trayectoria ofreciendo réplicas del aerodinámico Lotus Eleven de 1956 realizadas con pequeños roadsters MG o Austin a modo de donantes. A partir de aquí, sus guiños a la obra de Colin Chapman crecieron con la presentación de un modelo a imagen y semejanza del Lotus Seven. Y vaya, ahí llegó el problema ya que lo hicieron sin tener en cuenta los derechos adquiridos por Caterham a Lotus en los setenta.

Llegados a este punto, Caterham amenazó con llevar a Westfield a los tribunales. Así las cosas, todo se resolvió con un pacto entre caballeros donde la intrusa prometió a la legítima poseedora de los derechos hacer cambios sustanciales en sus diseño. Y vaya si lo hizo. De hecho, curiosamente esto provocó que los Westfield se convirtieran en un mejor tributo a Lotus de lo que ya eran antes. No en vano, mientras los Caterham seguían fabricándose con el chasis tubular de aluminio, los Westfield pasaron a usar un monocasco en fibra de vidrio. ¿Qué mejor homenaje a una empresa que hizo modelos como el Elite de 1957 usando de forma pionera aquel material?

No obstante, la variante más interesante estaba por llegar de cara al año 2000. Hablamos del Westfield Megabusa, al cual se incorporó el motor de la Suzuki Hayabusa lanzada justo el año anterior. Sin duda toda una declaración de intenciones prestacionales, ya que ésta era la motocicleta de producción más veloz en su momento. Por tanto, el Westfield Hayabusa se benefició – en su primera generación – de los 178 CV a 9.800 revoluciones por minuto entregados por el cuatro cilindros en línea con 1.299 centímetros cúbicos de la motocicleta japonesa. Todo ello para mover un peso de tan sólo 440 kilos. Menos del doble que lo marcado por la Suzuki.

westfield megasbusa (2)

Con una relación peso / potencia realmente interesante, este deportivo representa buena parte del carácter edificado por Lotus. Un tributo más que interesante aunque no diga pretenderlo

Evidentemente, gracias a estas coordenadas no resulta para nada precipitado señalar al Westfield Megabusa como uno de los automóviles deportivos más puros y excitantes de nuestros tiempos. Más aún si tenemos en cuenta su cambio semiautomático con seis relaciones accionado por levas. Además, no cuenta precisamente con una electrónica demasiado elaborada. Es decir, aquí todo se ha dispuesto para el ejercicio de una conducción apegada al asfalto, directa, pura. Una concepción de lo más extrema y exigente, la cual lleva hasta sus últimas consecuencias la forma de hacer las cosas definida por el Lotus Seven de 1957. Muy interesante.

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Sobre mí

Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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