Coche del día: Volvo S60 2.4D

Coche del día: Volvo S60 2.4D

Su motor de cinco cilindros se salía de lo establecido


Tiempo de lectura: 3 min.

El Volvo S60 2.4D es un fiel reflejo de las tendencias de mercado a comienzos del Siglo XXI. Un sedán de alta gama, con un diseño muy cuidado, animado por un propulsor diésel de 163 CV y que costaba 33.850 euros. Los SUV ya habían hecho acto de presencia, pero todavía no tenía el nivel de popularidad que llegaron a alcanzar, lo que dejaba sitio y muchas ventas, para los tradicionales sedanes.

La aparición del Volvo S60 data del año 2000, en un momento en el que la firma sueca sufría un cambio importante y abría la puerta, en primera instancia, a la imaginación. Todos los Volvo se han caracterizado por su cuadrado y poco imaginativo diseño, pero la marca comenzó a poner en circulación una serie de modelos menos “caja de zapatos” y más aerodinámicos y perfilados, que aun así, no dejaban de poseer una auténtica esencia Volvo sin importar el ángulo desde el que se mirara el coche. El S60 era la culminación, “uno de los mejores coches de la firma” aseguraba la propia compañía cuando dio a conocer el coche oficialmente.

Estéticamente, el Volvo S60 era todo un acierto. Reproducía todos los rasgos del S80, pero con personalidad propia y con líneas algo más suaves e incluso deportivas. El coche fue un éxito de ventas y la versión con el motor 2,4 diésel una de las más populares. Aglutinaba todo lo que se pedía de un automóvil en aquellos años: imagen premium, diseño, prestaciones y consumos muy ajustados. De hecho, el motor es la estrella de la función, porque era un propulsor que se salía bastante de la norma establecida en aquellos años entre los turbodiésel de su categoría.

Volvo abrió una nueva era en diseño con la primera generación del S80, y la remató con la puesta en escena del S60

Para empezar, tenía cinco cilindros y 2.401 centímetros cúbicos en un segmento donde lo normal era el cuatro cilindros de dos litros. Era un motor que, según la prensa, destacaba por su elasticidad y por la suavidad de funcionamiento, además de por su buen empuje, todo ello gracias, sin lugar a dudas, a un turbo de geometría variable. Sin embargo, la prensa también afirmó en su momento, que el bloque turbodiésel de cinco cilindros de Volvo, era un motor al que le costaba subir de régimen, algo lento de reacción y que no admitía una conducción ni siquiera ligeramente deportiva. Era un motor Volvo en su más notable esencia.

De todas formas, era un motor potente, con 163 CV a 4.000 revoluciones y 35 mkg de par a 1.750 –344 Nm más o menos– y los 210 km/h los alcanzaba con relativa facilidad. Sin embargo, la potencia del motor no hace a un coche deportivo, y el Volvo S60 2.4D era cualquier cosa menos deportivo. Los asientos, aunque de buen diseño, eran butacones como los de un salón, las suspensiones eran blandas y suaves, la dirección era un poco lenta y no alcanza la precisión de coches como el BMW Serie 3, uno de los principales rivales del sedán sueco, el cambio manual, de cinco relaciones, era lento de accionar…

Sin embargo, como bien decía Volvo, el S60 era uno de los mejores coches que había desarrollado la compañía hasta la fecha y lo demostró con fiabilidad, calidad de producción, comportamiento y prestaciones. La seguridad, cuando hablamos de un Volvo, ni siquiera habría que recordarla…

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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