El compresor tipo G, o compresor scroll, ya fuera de uso en la industria del automóvil, es un tipo de sobrealimentación bastante complejo de fabricar y cuyo funcionamiento resulta igualmente complejo, mientras que los resultados obtenidos no son mucho mejores que con otros sistemas. Volkswagen es el fabricante más conocido por usarlos allá en la década de los 80 en los Volkswagen Golf G60 y Corrado G60, pero también los empleó en el Volkswagen Polo, aunque en este caso no era un G60, sino un modelo más pequeño, el G40.
La primera vez que apareció el Volkswagen Polo G40 era finales de los 80, concretamente 1988. El Volkswagen Polo de finales de los 80, poco se parece al actual, era un modelo relativamente sencillo, con un frontal con cuatro proyectores circulares –imitando al Golf II– y una versión GT, la más potente del catálogo, que rendía 75 CV. El caso es que la dirección de la marca tomó la decisión de imprimir algo más de rabia al modelo y al igual que en los modelos ya mencionados, el Golf y el Corrado, se optó por la sobrealimentación por compresor tipo G.
El Polo G40 más conocido apareció en 1990, tras el profundo restyling del utilitario alemán
Escoger el compresor scroll o tipo G no era por capricho. En aquellos años, este tipo de sobrealimentación presentaba, según se decía, una eficiencia un 65% mayor que cualquier otro dispositivo de paletas o lóbulos –se dice que era un 40% más eficiente que un compresor Roots–, además, no consumía demasiada energía y era bastante ligero –6,3 kilos–. Era, por tanto, la opción ideal para un motor de poca cilindrada, como el cuatro cilindros de 1.272 centímetros cúbicos y 75 CV del Polo GT. Gracias a la instalación de un compresor G40 –40 por el ancho, en milímetros, de las espiras del compresor– que soplaba a 0,68 bares y que contaba con un intercambiador aire/aire, a una compresión de 8:1 y a una inyección Digifant, se lograron 115 CV a 6.000 revoluciones y un par de 148 Nm a 3.600 revoluciones. Cifras que se aplicaban sobre el asfalto a través de un cambio manual de cinco relaciones, que enviaba todo el par y toda la potencia disponible a las ruedas delanteras.
Cabe destacar que el Volkswagen Polo G40 Type 2 solo pesaba 805 kilos, así que la relación peso-potencia era interesante: 7 kg/CV. No era el coche más rápido del segmento, pero con un 0 a 10 km/h en ocho segundos, un kilómetro con salida parda en 30,4 segundos y una velocidad punta de 195 km/h, se podía considerar veloz a finales de los 80. De hecho, estaba al nivel del Peugeot 205 GTI 1.6.
Lo más curioso es que desde Volkswagen no se consideró necesario actuar sobre la suspensión del Polo GT, más allá del añadido de una estabilizadora algo más gruesa y unos tirantes de refuerzo en el eje delantero. La dirección no tenía asistencia y los frenos destacaban porque se mantuvieron los tambores traseros.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS