El Volkswagen Passat CC 3.6 FSi 4MOTION DSG, además de tener una denominación muy larga y poco atractiva, era el máximo exponente de un coche que se ganó la aprobación de todo el mundo, o casi, desde el mismo momento de su presentación. Escondía un V6 bajo el capó, que se combinaba con un sistema de tracción total y un cambio automático de doble embrague. Lo tenía todo para triunfar.
Un buen día, en Mercedes decidieron que era el momento de romper algunos moldes con el lanzamiento de un coche muy especial, un modelo que nadie se esperaba ver en la gama del fabricante alemán. Ese coche era el Mercedes CLS, el coche que se consideró como el primer “coupé de cuatro puertas”, una definición claramente salida del departamento de marketing pero que, sin embargo, funcionó a las mil maravillas.
Funcionó tan bien que muchos quisieron subirse al carro, como Volkswagen, que puso en liza el Passat CC –Coupé Confort–, un modelo que, como el coche de la estrella, sorprendió a todos porque nadie esperaba algo así de Volkswagen. De hecho, en su momento, se consideró como el Volkswagen más bonito hasta la fecha e incluso hubo alguna revista que afirmó que no merecía llamarse Passat porque era muy superior al sedán en todos los sentidos.
Ciertamente, el coche fue un éxito a pesar de su precio, que no era precisamente bajo, sobre todo en su versión más prestacional, equipada con un bloque V6 atmosférico. Allá por 2008, Volkswagen pedía por el Passat CC 3.6 FSi nada menos que 46.715 euros, 62.458 euros si añadimos el IPC hasta 2024. No obstante, cosas como los sensores de aparcamiento o los asientos eléctricos había que pagarlas aparte –515 y 1.000 respectivamente–.
El Passat CC con el motor V6 era la máxima expresión del modelo, aunque estéticamente no había casi diferencias con el resto de versiones
De todas formas, ciertos detalles hacían más que interesante el pago de semejante cantidad, como el motor. Bajó el capó estaba el V6 de 3,6 litros –3.598 centímetros cúbicos–, con culatas de cuatro válvulas, distribución por cadena e inyección directa, capaz de rendir 299 CV a 6.600 revoluciones y 35,7 mkg a 2.400 revoluciones, que se gestionaban gracias a la novedosa, por entonces, caja de cambios DSG de doble embrague y seis relaciones –con una sexta de 49,6 km/h a 1.000 revoluciones–, junto con el sistema de tracción tota 4MOTION.
Como se puede esperar, el Volkswagen Passat CC 3.6 FSi era rápido, lo suficiente para marcar un 0 a 100 km/h en 6,3 segundos o un 0 a 1.000 metros en 27,1 segundos. Oficialmente podía alcanzar los 250 km/h y el consumo medio se quedaba en 10,1 litros.
No todo era prestaciones en el Passat CC con motor V6, porque la suspensión adaptativa se montaba de serie –era el primer Volkswagen en incorporar suspensión adaptativa no neumática– y si hacemos caso a lo que decían las revistas en la época, lograba un resultado destacable. Por ejemplo, Coche actual llegó a decir que “en tramos virados el CC nos hace pensar que estamos conduciendo un deportivo, pues se pega literalmente al asfalto y dibuja la curva como si se tratara de un compás”.
Es cierto que en algunos apartados era, básicamente, un Volkswagen Passat. La plataforma, lógicamente, era la misma, al igual que todo el habitáculo, pero la decoración le hacía ganar algunos enteros que combinaba perfectamente con el talante y las aspiraciones del coche. La puesta a punto y el tacto general también difería del Passat normal.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS