Ayer hablábamos del Suzuki Kizashi como una berlina con una fuerte personalidad a causa de su diseño o su planteamiento descaradamente deportivo. Viajando con la mente a Japón para encontrar otros sedanes con un marcado carácter, era inevitable que el Subaru Legacy apareciera. Quizá lo sea por motivos diferentes, porque lo cierto es que casi todo lo que envuelve a Subaru tiene un halo de exotismo difícil de hallar en otras marcas.
La elección de esta generación -la cuarta de seis hasta el momento- es puramente subjetiva, pues en mi opinión ha sido el más conseguido desde un punto de vista estético, yporque además su sucesor perdió algo de personalidad en el diseño, sobre todo en la variante familiar con ese característico tercer cristal lateral que le hacía inconfundible.
El Legacy BL fue presentado en el año 2003, y aunque podría decirse que guardaba cierto continuismo con su antecesor, se utilizó una plataforma totalmente nueva que, sin embargo, mantenía los elementos que le habían diferenciado de otros modelos como su tracción total o los motores bóxer. Entre estos últimos destacaría el primer diésel con esta configuración, si bien el más especial de los que se vendieron en nuestro mercado fue el 3.0R Spec B.
Se trataba de un bloque de 3 litros y seis cilindros opuestos, una configuración que la marca ha ido usando a lo largo de los años como alternativa a los cilindros en línea o en V. Se apoyaba también en un sistema de distribución variable que le otorgaba un carácter peculiar, pues a partir de las 3.000 vueltas empujaba con tanta fuerza que parecía contar con un turbocompresor.
La culpa la tenían el control variable de apertura de las válvulas en admisión, así como el que controlaba el tiempo en el que estas se encontraban abiertas. Con ello se mejoraba la respuesta del motor a medio y alto régimen, momento en el que funcionaban ambos sistemas. Se declaraban 245 CV de potencia, cifra a la que solo unos pocos llegaban en aquella época. Y solo uno de sus rivales, el Audi A4 3.0 Quattro, ofrecía además la tracción total.
El sistema de tracción Symmetrical All-wheel Drive era otra de sus señas de identidad. Una de las tracciones integrales más elaboradas del mercado al incluir dos diferenciales autoblocantes (frente a uno de Audi, por ejemplo). Su reparto inicial 60/40 se distribuía dependiendo de las circunstancias, por lo que su precisión y guiado sobresalían para ofrecer un gran comportamiento, así como un paso por curva rápido y seguro. Más allá de su tranquilizadora agilidad, la puesta a punto de su bastidor tenía la deportividad en el punto de mira para poder así disfrutar al volante.
Por ello se retocaron la dirección o las suspensiones, firmes y tirando a duras, o unos potentes frenos con discos ventilados delante. En exclusiva para el mercado europeo, se asoció a un cambio manual de seis velocidades con el que poder exprimir las posibilidades del motor a nuestro antojo, y aunque sus desarrollos eran cortos para enfatizar su carácter, el tacto desentonaba impidiéndole redondear el conjunto.
Exteriormente apenas se diferenció del resto de la gama por sus llantas de aleación de 18 pulgadas o la doble salida de escape, por lo que el 3.0R Spec B era todo un lobo con piel de cordero. Tampoco el interior nos daba demasiadas pistas de que este Legacy fuese una berlina de aspiraciones deportivas. Contaba con un completo equipamiento en el que solo quedaba como opción el sistema de navegación, siendo de serie la tapicería de cuero o el techo solar eléctrico. Sin embargo, los faros de xenón no estaban disponibles.
La tarifa de 43.000 euros resultaba elevada en términos absolutos, pero como decía al principio, pocas alternativas se podrían encontrar a este Legacy 3.0R. Lo malo era que no muchos apreciarían de verdad los matices que le separaban de otras berlinas potentes como el carácter del motor bóxer o las ventajas de la tracción total.
Ángel Martínez
Soy uno de esos bichos raros a los que les apasiona hablar de coches y se pasaría horas comentando modelos o repasando la historia de la automoción. Pienso que la mayoría de ellos tienen su encanto, desde el deportivo con el que soñamos hasta el utilitario que te encuentras en cualquier esquina.Tengo uno todavía y sigo enamorado de el saludos desde Colombia
Para mi esta generación del Legacy tb es la más conseguida a nivel estético, es habitual en mis búsquedas de coches de segunda mano…
La caja de cambios, creo que era tomada del Impreza STI, al menos era lo que publicaba la prensa en el momento de su lanzamiento.
Un modelo que desapareció del mercado, sin un sustituto a la vista, espero que Subaru, tome la decisión de volver a traerlo a España, pues es un coche que tiene cierto encanto, por la tracción total, motores boxer, ese toque japones, que tanto llama la atencion
Así es, la caja de cambios del Spec B fue tomada del Impreza. El 3.0R “a secas” llevaba una automática