Coche del día: Shelby CSX

Coche del día: Shelby CSX

La normativa de los años 80 provocó que aparecieran coches como este


Tiempo de lectura: 4 min.

La década de los 80 no fue la mejor para los coches de altas prestaciones norteamericanos. Las normativas de emisiones provocaron, posiblemente, la peor época que se conoce para los Muscle Car y los coches deportivos. Y fue, claramente, culpa de los mismos fabricantes y de su falta de ideas, de innovación y de evolución, pues todos se quedaron estancados en sus grandes motores V8, pero siempre con potencias que rara vez superaban los 200 CV. Y estamos hablando de motores V8 de cinco litros… decepcionante, sin duda.

Durante aquellos años, hubo marcas estadounidenses que sí tomaron un camino diferente, como desarrollar motores con menos cubicaje, que pudieran cumplir con las normativas de emisiones y que además, con “cuatro cosas”, se podía aumentar sus prestaciones y alcanzar a esos V8 anémicos. No serán los coches más recordados, sin duda, pero sí eran los coches más lógicos e incluso se parecían a los europeos en algunas cosas, como el empleo de un turbo o el tamaño de los motores.

Fue entonces cuando Shelby demostró que podían coger un sencillo automóvil de gran serie y equipado con un motor de cuatro cilindros, y convertirlo en un coche prestacional e interesante. Ahí está el Shelby Omni GLH –Go Likes Hell– y el GLHS –Go Likes Hell Some more!–, un Dodge Omni potenciado y con un aspecto más amenazante –un coche muy similar a nuestro Talbot Horizon–. Pero además del Omni, también desarrolló otro modelo adicional, de pequeño tamaño para lo que se estilaba en Estados Unidos y con prestaciones que aquí en Europa le habrían convertido en un coche muy deseado, pero que allí no es igual de apreciado: el Shelby CSX –Carroll Shelby eXperimental–.

shelby csx interior

Carroll era muy amigo de Lee Iacocca, que por entonces estaba al mando del grupo Chrysler, quien le pidió que hiciera lo posible para hacer de sus coches con tracción delantera algo más interesante, en una época en la que todo era bastante pobre por las mencionadas normativas de emisiones. Lo primero que hizo Shelby fue ayudar a modificar un bloque 2.2 con carburador y luego a desarrollar un propulsor 2.2 EFI –Electric Fuel Injection– que rendía 146 CV. Era un motor que superaba a todo lo que tenía la firma en esos momentos y comenzaron a montarlo en todo lo que tenían, desde aburridos sedanes hasta pick-ups. Fue ahí cuando nació el Omni. Luego se añadió un Intercooler al mencionado propulsor para llegar a 174 CV.

Pero tras el compacto, Shelby puso en circulación una tirada limitada de 750 coches basados en otro modelo, al que llamo “Carroll Shelby eXperimental–. Se tomó como base el Dodge Shadow de dos puertas y el resultado, nuevamente, habría sido apreciado en Europa, tanto por tipo de coche como por prestaciones, en Estados Unidos es tan recordado como se merece.

Shelby se llevaba los coches a sus instalaciones en Whittier, California y comenzaba todo el trabajo. Primero sacaba el motor original e instalaba el llamado “Turbo II”, el bloque 2.2 turbo con Intercooler que además contaba con una admisión especial, se instaló una transmisión más resistente –conocida internamente como A520–, se montaron frenos de disco traseros, suspensiones de alto rendimiento y unas llantas Shelby Centurion II, así como una serie de detalles específicos para el habitáculo y un kit de carrocería para diferenciarlo. Todos se ofrecieron en color negro, con la parte baja de la carrocería en un tono gris y se puso a la venta en 1987 por 13.495 dólares de aquellos años.

Al año siguiente, Shelby se asoció con una empresa de alquiler de coches, Thrifty Rent-A-Car, para poner al alcance de los usuarios un “Rent-A-Racer” exclusivo para la compañía. Se construyeron un total de 500 unidades, todas ellas de color blanco y equipadas con el motor Turbo I, sin Intercooler y con 146 CV. No se vendieron al público, pero cuando se retiraron de las flotas de alquiler, algunas unidades acabaron en manos de particulares.

La fabricación del Shelby CSX llegó hasta 1989, cuando se realizaron algunos cambios, pues se aprovechaba que el Dodge Shadow también recibía un restyling. Así, el kit de carrocería cambiaba y se abandonaba el color negro en favor de un rojo. Las llantas eran una innovación, pues estaban fabricadas con un material plástico compuesto, que según se dice, eran más resistentes que las de aluminio contemporáneas y más ligeras. El motor recibió una distribución variable, también se montaron algunos elementos forjados para el motor, aunque mantenía los 174 CV.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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