Coche del día: SEAT León 2.0 TDI FR (1P)

Coche del día: SEAT León 2.0 TDI FR (1P)

La segunda generación del León FR no lo tuvo nada fácil para destacar


Tiempo de lectura: 4 min.

El SEAT León 2.0 TDI FR llegó en un momento álgido para la marca española, con productos sólidos, interesantes y muy apreciados. Sin embargo, tenía que superar a un modelo, el León FR 1.9 TDI, que dejó una impronta entre los aficionados y la prensa muy fuerte y de entrada, ya se había ganado muchas críticas por su diseño; no lo tuvo nada fácil.

La primera generación del SEAT León fue un rotundo éxito y solo la aparición del SEAT Ateca logró borrar la huella que había dejado el compacto en la propia marca. Y lo logró, simplemente, porque fue capaz de superar al compacto en ventas en muy poco tiempo. Sin embargo, la segunda generación del León entró con mal pie, con un diseño que no gustó a todo el mundo y que se ganó más de una crítica, un detalle que pesó en el modelo durante toda su vida comercial.

Ese “pecado”, ese diseño inspirado en los monovolúmenes –eran los coches de moda en aquellos años–, obra de Walter de Silva, artífice de los geniales Alfa 156 y Audi A5, se pasó un poco por alto cuando comenzaron a dejarse ver las esperadísimas versiones FR, con especial interés en la variante turbodiésel, equipadas con el motor 2.0 TDI que prometía unos nada despreciables 170 CV, un propulsor que destacó, según la prensa de la época, por su fuerza bruta y por su pequeña flojera a pocas revoluciones.

La saga de los FR fue importante para la marca, reforzó la imagen deportiva y el talante dinámico de sus coches, al tiempo que permitía que se posicionaran entre los mejores de cada categoría. Es cierto que luego se desvirtuó y acabó como un simple acabado más, sin atisbo alguno de deportividad, pero eso pasó después. El León 2.0 TDI FR era la versión más prestacional con motor turbodiésel y ninguna otra variante podía montar la versión de 170 CV. De hecho, cuando se lanzó al mercado, el León 2.0 TDI FR, con sus, 170 CV, era el turbodiésel más potente del mercado y también desarrollaba una cifra par que era referencia entre los de su tipo: 32,7 mkg a 1.800 revoluciones, unos 310 Nm.

SEAT León 2 0 TDI FR (1P)

Estéticamente, el León FR con motor turbodiésel no se diferenciaba mucho del resto de la gama debido a unas llantas específicas y a un juego nuevo de paragolpes

Aquel motor, con 1.968 centímetros cúbicos y carrera bastante larga –81 milímetros de diámetro y 95,5 milímetros de carrera del pistón–, ya montaba culata de cuatro válvulas y doble árbol de levas, pero seguía con el sistema bomba inyector en lugar de montar un raíl común. El turbo era de geometría variable y no faltaba un intercooler.

Era, para la época, bastante rápido. El 0 a 100 km/h lo completaba en poco más de ocho segundos, mientras que el 0 a 400 metros lo hacía en poco más de 16 segundos y los 1.000 metros, también con salida parada, en 29,66 segundos. Las recuperaciones tampoco eran malas, pues podía realizar los 400 metros desde 50 en sexta en 22,30 segundos, mientras que los 1.000 metros los completaba en 40,11 segundos. Si te parecen malas cifras, quizá comentar que la sexta tenía un desarrollo de 52,57 km/h a 1.000 revoluciones.

La revista Autopista, en el número 2.458, comentaba que el llamado “chasis ágil” de la marca, logró con el León 2.0 TDI FR un coche bastante ágil y poco subvirador, a pesar de tener nada menos que 908 kilos sobre el eje delantero. Era muy estable en curvas amplias de autopista y podía mantener una velocidad altísima en carretera de montaña, aunque su exceso de peso en el eje delantero se dejaba notar en carreteras con curvas muy cerradas.

El SEAT León 2.0 TDI FR era, en su momento, un coche caro: 24.695 euros en 2006 y se vendió algo menos que el León FR 1.9 TDI, o eso al menos parecía, ya que no se veían tantos por carretera.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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