El SEAT Ibiza 1.8 20vt era lo más veloz que tenía el modelo nada más iniciar la comercialización. En realidad no era solo rápido, era una pequeña bomba capaz de plantarle cara al todopoderoso Volkswagen Golf GTI, al tiempo que marcaba el camino a seguir para el resto de marcas. Y no lo decimos nosotros, lo decía la prensa de la época…

La segunda generación del utilitario español por excelencia, el SEAT Ibiza, fue un rotundo éxito. Casi desde el primer día de su comercialización, copó las primeras posiciones en todos los ranking de ventas y no fue por casualidad, el Ibiza era un gran coche, con versiones que cubrían casi todas las necesidades y nada menos que tres opciones turbodiésel, una de ellas, con 110 CV. Pocos podían hacer frente al coche de SEAT, que para colmo, también eran el más grande de la categoría.

Por ello, con el objetivo de mantener ese mismo camino, apareció el conocido como 6k2, el restyling de la segunda generación del modelo, cuyos cambios fueron tan importantes que casi podríamos considerarlo una nueva generación –en la prensa de la época, muchos lo tildaban de tercera generación… –. Fue aquí cuando el SEAT Ibiza se ganó esa imagen que ha tenido hasta el día de hoy, una referencia para el segmento y un pilar para SEAT. Y también fue aquí, con el cambio, cuando el Ibiza empezó a despuntar como modelo con talante deportivo.

Solo tenía seis caballos más que la primera entrega del Ibiza Cupra, pero era más rápido en todos los ejercicios y con diferencia

SEAT empezó a imprimir una puesta a punto ágil y directa y lo compañó de motores como el 1.8 20vt, posiblemente, uno de los mejores motores gasolina desarrollados por Volkswagen a finales de los 90 y comienzos de los 2000; polifacético, fiable, potenciable… Tuvo infinidad de versiones, aunque en el caso del SEAT Ibiza 1.8 20vt, contó con una variante exclusiva con 156 CV. No hubo ningún otro modelo del Grupo Volkswagen en usar esa versión… Curiosamente, como ocurrió con el SEAT León 1.8 20vt –en este caso era la variante de 180 CV–, poco después de salir a la venta, el Ibiza con el bloque 1.8 turbo dejó su lugar al Ibiza Cupra, que básicamente era el mismo coche pero con distinta puesta a punto y nuevos detalles estéticos.

Así, el Ibiza con 156 CV entraba directo a la categoría de los GTI con mucho ruido. Por ejemplo, la velocidad máxima se cifraba en 218 km/h, el 0 a 100 km/h lo hacía en 7,9 segundos y los 1.000 metros con salida parada, los completaba en 28,4 segundos. Y eso con un consumo medio de 7,8 litros, un dato bastante bueno en su momento, aunque claramente en desventaja frente a los menos de cinco litros que anunciaba, por ejemplo, el SEAT Ibiza 1.9 TDI de 110 CV.

El motor, como se decía, era una variante del 1.8 20vt, que solo montó el Ibiza, aunque realmente apenas había diferencias reales con la versión de 150 CV. Haciendo un poco de memoria, el motor tenía, exactamente, 1.781 centímetros cúbicos y carrera larga –81 por 86,4 milímetros para diámetro y carrera–, culata de cinco válvulas por cilindro, dos árboles de levas, inyección Bosch Motronic, turbo –un KKK K03– e intercooler. La potencia se obtenía a 5.800 revoluciones y se acompañaba con 21,42 mkg de par entre 1.800 y 2.200 revoluciones.

Curiosamente, el SEAT Ibiza 2.8 20vt no era un coche barato. La maraca pedía 2.890.000 pesetas, 17.370 euros de junio de 1999 –fecha de lanzamiento en España–. No obstante, como detalles interesantes, a cambio de ese dinero se tenía un coche con una suspensión un 10% más firme que la del SEAT Ibiza Cupra de primera generación, con dos airbags frontales y dos laterales, espejos laterales eléctricos y calefactados, ABS, control de tracción, volante regulable en altura…