La década de los 90 estuvo protagonizada por una particularidad que, poco a poco, se fue difuminó con el paso de las generaciones. Y esa particularidad fue la enorme variedad que se ofrecía en las gamas del segmento C por parte de todos los fabricantes, o casi. Una gama compuesta por diferentes carrocerías que iban desde la tradicional cinco puertas hasta el familiar, sin olivar el monovolumen, el descapotable y el coupé, que, en muchas ocasiones, reemplazaba a la carrocería de tres puertas.
Ese coupé, esa carrocería de tres en puertas, en realidad era lo suficientemente diferente y con la suficiente personalidad, como para poder considerarlo un coupé. Por un lado, estaba el Citroën Xsara Coupé, un modelo que resultó ser un éxito notable entre los usuarios jóvenes, y por otro, estaba el Renault Mégane Coupé, que fue otro éxito más en ventas. Podríamos sumar a la lista el BMW Serie 3 Compact, que por diseño y características cuadra bastante, y también al Opel Astra Coupé –más conocido como Astra Bertone–, pero en realidad era un modelo muy distinto al resto de la gama y convivía con una versión de tres puertas.
Sin embargo, esos dos coupés que hemos mencionado tienen una muy distinta apreciación entre los usuarios. Del Xsara se ha dicho de todo y es muy apreciado por su comportamiento en carretera, pero el Mégane Coupé es uno de esos coches olvidados, no se sabe muy bien por qué, a pesar de contar con algunas versiones muy interesantes. La más recordada por todos fue el Mégane 2.0 IDE, la variante con inyección directa y 140 CV que apareció tras el restyling de la primera generación, pero hubo una variante todavía más deportiva e incluso racing, que se puso en el mercado antes del restyling: el Renault Mégane 2.0 16v.
Después de la era turbo, llegó la era de los 16 válvulas e infinidad de fabricantes se lanzaron a poner en circulación toda clase de modelos con motores equipados con culatas multiválvulas. Los cuatro cilindros con dos litros de cubicaje fueron muy populares para las versiones deportivas, casi todos con una potencia de alrededor de los 150 y los 160 CV, algunos de ellos con una capacidad para subir de revoluciones muy llamativa. Es más, el Mégane 2.0 16v era uno de estos coches equipados con un motor 2.0 16 válvulas, con una capacidad para subir de vueltas interesante, pues tenía el corte de encendido en las 7.000 revoluciones.
No obstante, seguro que resulta más rápido decir que equipada el motor del Renault Clio Williams, aunque no se montó tal cual, recibió algunas modificaciones para que contara con una curva de potencia diferente y para que rindiera más par. Las válvulas de emisión, por ejemplo, tenían mayor diámetro, como el colector de admisión –se buscaba aprovechar la velocidad de los gases y mejorar el llenado de los cilindros–, las bujías eran diferentes, a´si como las bobinas, las bielas y el colector de escape. Rendía los mismos 150 CV a 6.000 revoluciones, pero el par era de 189 Nm a 4.000 revoluciones.
Se combinaba con una caja de cambios manual de cinco relaciones, así como una puesta a punto más deportiva, con suspensiones más firmes, dirección algo más rápida y frenos más grandes. Renault siempre ha sabido como sacar partido de sus coches cuando correspondía y el Mégane Coupé es una muestra de ello. Además, había una particularidad en el Mégane Coupé y era su longitud; resulta que se recortó tanto la longitud total como la distancia entre ejes casi al nivel de un utilitario y eso hizo del modelo un coche muy ágil, aunque se perdió mucho espacio para las plazas traseras.
Algunos medios registraron muy buenas cifras. Los 400 metros con salida parada los completaba en 16,1 segundos y los 1.000 metros en las mismas condiciones se hacían en 27,4 segundos. El 0 a 100 km/h lo completaba en 8,6 segundos y la velocidad máxima era ligeramente superior a los 210 km/h.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS