El Renault Fuego, según se dice, apareció en un momento poco propicio y por ello, no contó con el éxito que se prefiguraba. En realidad, la falta de popularidad del Fuego, un coupé lanzado en la década de los 80 sobre la base del mítico Renault 18, fue un cúmulo de cosas, entre las que destacan una cronología de versiones poco acertada y una creciente popularidad de los GTI. También hay que sumar la, quizá, equivocada idea que tenían en la directiva de la firma francesa, sobre el modelo y sus objetivos.
La idea de lanzar un coupé con el que sustituir a los Renault 15 y Renault 17, salió de la mente de Robert Opron, director del centro de estilo de Renault en aquellos años –y ex diseñador de Citroën–, quien además, propuso la idea de tomar como punto de partida la plataforma del Renault 30 y motorizarlo con el V6 PRV. Es decir, pensaba en un coupé con cierto caché y no un modelo para las masas, como finalmente fue. Eso se debió a que los directivos de Renault creyeron más oportuno mantener el mismo concepto de los mencionados Renault 15 y Renault 17: coupés populares relativamente prácticos.
Al parecer, este podría haber sido el principal error de Renault con el lanzamiento del Fuego, pues supuso ofrecer el modelo con un motor 1.4 de 64 CV, en pleno apogeo de los GTI. ¿Quién querría comprar un coupé, por bonito y práctico que fuera, con 64 CV, cuando tenían un Renault 5 con un motor de 94 CV? El pequeño utilitario era mucho más prestacional y deportivo que el nuevo coupé; no tenía sentido ofrecer un motor así en un coche con la plataforma del Renault 18…
Hubo que esperar hasta septiembre de 1983 para ver la llegada del Renault Fuego Turbo, la versión más prestacional y, ahora sí, más lógica en un coche como el coupé francés. Sin embargo, ya era tarde, las ventas del modelo caían sin remedio y el nuevo Fuego Turbo no logró evitar el colapso del modelo, que se retira del mercado dos años después.
El Renault Fuego Turbo estaba animado por un motor de 1.565 centímetros cúbicos procedente del Renault 18 Turbo, modelo que presumía de 125 CV. Sin embargo, en la firma francesa se quería que el Fuego fuera más potente y veloz –tarde… – y la presión de sobrealimentación pasó de 0,6 a 0,75 bares y además, se instala un pequeño ventilador en el intercooler para mejorar su eficiencia. El resultado fue una potencia de 132 CV a 5.500 revoluciones y 200 Nm a 3.000 revoluciones. También cambiaba el carácter del propulsor, siendo más agresivo y menos progresivo que en el sedán, con un notable “efecto turbo”.
La velocidad máxima anunciaba por Renault para el Fuego Turbo era de 200 km/h, nada mal para un coupé de poco más de 130 CV en la década de los 80, al igual que no estaba tampoco mal el 0 a 400 metros en 17 segundos o el kilómetro con salida parada en 30 segundos. El 0 a 100 km/h, según la marca, se hacía en 9,5 segundos. Sin embargo, un Renault 5 Copa Turbo, con sus 110 CV, se quedaba en 185 km/h, completaba el 0 a 400 metros en 16,5 segundos, el kilómetro con salida parada en 31 segundos y el 0 a 100 km/h en 9,1 segundos. Así, ¿quién se gastaría el dinero en el Fuego Turbo?
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS