Coche del día: Renault Clio V6

Coche del día: Renault Clio V6

Con motor central atmosférico, esta creación perfilada por TWR fue un homenaje a la conducción deportiva


Tiempo de lectura: 5 min.

¿Qué es un coche clásico? Respondiendo a esta pregunta, muchos recurrirán a la racionalidad jurídica proclamando que lo es cualquiera con más de 30 años. Sin embargo, ése es simplemente el requisito para poder matricularlo como histórico. De esta manera, el debate sobre lo clásico o no recae en la afición y sus sempiternos debates sobre ello. No obstante, si por clásico entendemos “ canónico “ cualquiera que haya introducido un cambio sustancial en la ingeniería o incluso definido todo un segmento ha de ser llamado clásico. Ahí está el Autobianchi Primula para demostrarlo. Sin embargo, cualquier vehículo que aún sin solución de continuidad haya sido un alarde capaz de seducir al imaginario colectivo también habría de ser considerado clásico. Una definición a la que el Renault Clio V6 pertenece desde su lanzamiento en el año 2000.

Y es que, aún plenamente conectado con el pasado de la marca gracias a los claros paralelismos con el R5 Turbo del Grupo B, el Clio V6 no parece propio de una marca generalista. De hecho, comercialmente habría tenido mucho más sentido ver algo así en un fabricante minoritario como Lotus. Sin embargo, cuando Renault sondeó el mercado en 1998 con la presentación del prototipo en París, los estudios de mercado indicaron que se podría dar luz verde al proyecto. Y así fue, como lo demuestran las 2.822 unidades fabricadas sumando las dos fases entre el año 2000 y el 2005. No obstante, aún así el Clio V6 es toda una rareza ya que no existe ninguna razón lógica para entender esto dentro de una empresa como la Renault del nuevo milenio.

¿Una operación de marketing como en gran parte fue el Clio Williams de 1993? Bueno, la verdad es que justo para el 2000 empezó la racha de cinco campeonatos consecutivos para Ferrari con Schumacher a los mandos, así que ya no se podían trazar los paralelismos de antes entre los modelos de calle y los exitosos monoplazas motorizados por Renault. ¿La conquista de un nuevo segmento ? Para nada. Renault nunca quiso entrar en nichos de mercado dominados por Lotus o Porsche. ¿Entonces? Pues, aunque parezca imposible dado lo homogéneo de las gamas actuales en los fabricantes globales, quizás la única respuesta sea que Renault hizo el Clio V6 por el simple y puro placer de hacer algo fantástico.

Desde el punto de vista de la mercadotecnia tiene poco sentido hacer un coche así en un fabricante generalista iniciando el siglo XXI, lo que hace pensar que Renault llevó adelante el proyecto por el puro gusto de hacer algo así. Eso sí, previamente hubo estudios de mercado y el coche no salió a pérdidas para la empresa

Renault Clio V6, un coche fuera de lo normal

Para los amantes de la conducción deportiva hoy en día resulta difícil encontrar un modelo realmente extremo dentro de los fabricantes más usuales. Así las cosas, aún no habiendo pasado ni tres décadas desde el lanzamiento del Clio V6 no pocos aficionados sienten una profunda nostalgia al identificarlo como “ uno de esos coches que ya no se hacen “. Obviamente esta afirmación puede ser discutible, pero lo cierto es que la apuesta de este modelo por incorporar un motor central bajo la carrocería derivada de la de un compacto no es nada propio de nuestros tiempos.

Lejos de ello, parece una de las unidades fabricadas por necesidades de homologación en los tiempos del Grupo B. Eso sí, respecto al desarrollo del Clio V6 sí debemos indicar un dato importante. Y es que Renault – bastante centrada siempre en ir renovando su amplia gama de turismos masivos – delegó gran parte de la tarea al preparador inglés Tom Walkinshaw Racing de cara a ir acelerando tiempos y racionalizando recursos. Bueno, y de hecho parte de las mejoras incluidas en la fase 2 fueron firmadas por la consultoría en ingeniería de Porsche.

De todos modos, gran parte de las unidades de la primera fase incluso se ensamblaban en las instalaciones de TWR en Oxford. Aunque, al poco más de un año, la fabricación fue trasladada a una de las plantas de Renault en el norte de Francia. Y la verdad, aunque Renault ha hecho siempre unos magníficos deportivos ese sello de TWR se nota. No en vano, de sus talleres han salido vehículos para competir en Le Mans e incluso el famoso Volvo 850 Estate Wagon del Campeonato Británico de Turismos.

clio v6 (3)

Con su motor trasero y atmosférico este coche es un deportivo que puede equipararse en sensaciones con diversos Lotus y Porsche. Eso sí, siendo firmado en este caso por una marca generalista que, desgraciadamente, ya no se interna en aventuras como ésta

Volviendo al Clio V6, todo en él va dominado por el motor colocado en posición central trasera. Un tres litros cuyo bloque provenía del Laguna capaz de entregar 226 CV en la primera serie y 255 CV en la segunda, presentada en el año 2003. Y vaya, como si se tratase de un homenaje a los deportivos de la vieja escuela este motor no incluye turbocompresor. Es atmosférico y su sonido, sin duda, uno de los mayores atractivos del modelo. Así las cosas, resulta fácil imaginar cómo el comportamiento del Clio V6 también exige de unas manos cuidadosas en lo referido a la conducción deportiva. Siendo, gracias a su chasis y reparto de pesos, un coche de trazadas precisas hasta que, si a la trasera se le pide demasiado, ésta puede irse y convertir al coche en una máquina girando sobre sí misma. En suma, efectivamente parecen tener razón aquellos que añoran lo que el Clio V6 significa, ya que actualmente es cada vez menor el hueco dado por el mercado a las marcas generalistas de cara a lanzar modelos así.

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Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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