Quién le iba a decir a Ferry Porsche que aquel 12 de septiembre de 1963, en el Salón internacional de Franckfurt, no solo se presentaba un nuevo modelo de la marca, el Porsche 901 (renombrado a 911), sino un mito que casi seis décadas después sigue siendo considerado por la mayoría de los amantes del motor el deportivo más completo que se ha fabricado y que por suerte sigue tan vigente como aquella primera versión que allí se mostraba.
Buena culpa de este éxito la tienen sin duda versiones como la que hoy te traemos hasta el Coche del día, el Porsche Carrera RS 2.7 (de Renn Sport en alemán o Race Sport en inglés), que además de reforzar la imagen del modelo en general han logrado llevar al 911 a un nivel de mitificación tan prolongado en el tiempo, nunca visto en ningún otro modelo a lo largo de la historia de la automoción y, por lo que parece, le queda cuerda para mucho tiempo más.
Pero centrándonos en esta versión que hoy nos tiene aquí reunidos y expectantes a partes iguales, hay que decir ante todo que es posiblemente uno de los coches más especiales que ha fabricado la marca de Stuttgart, no solamente por lo escaso del número de unidades ensambladas en total, unas 1.580 en sus diferentes variantes y sólo 117 unidades con volante a la derecha, sino porque además representaba la vuelta del emblema Carrera al portón de uno de sus automóviles en serie salidos de la cadena de montaje (versiones de competición aparte), casi siete años después de que lo hiciera el 356 Carrera 2.
El Porsche Carrera RS 2.7 es sin duda uno de los automóviles más venerados de la historia de la marca por parte de los “Porschistas” más acérrimos a la firma germana
Es en 1972, y tras el obligado trámite impuesto por la FIA, cuando Porsche da el paso a construir al menos 500 unidades de aquella versión RS 2.7 adelantada por un prototipo, cantidad mínima exigida por el organismo internacional de la automoción en esta disciplina deportiva para poder homologar el modelo dentro del Grupo 4, perteneciente al de turismos en serie modificados para poder competir.
Con estas directrices la marca germana se ponía manos a la obra y la base a usar estaba clara en aquel momento. Su versión más deportiva, el 911 S de 2,4 litros de cilindrada y 190 CV, era el modelo en el que sustentaría aquella evolución, que por un lado debía incrementar de cilindrada, estando esta entre los 2,5 y los 3 litros, según normas de la FIA. Además, necesitaba necesariamente ser más potente, pero sobretodo más liviano y directo que la versión estándar desde la que se partía.
En última instancia, y para no tener que rehacer todo el propulsor del 911 S, Porsche decide incrementar el diámetro de los cilindros desde los 84 mm del 2.4 original hasta los 90 mm de esta versión potenciada, quedándose ya muy cerca del límite de las posibilidades de aquellos pucheros, ya que en la versión 2.2 anterior se había usado el mismo método para llegar hasta los 2.4. La carrera se mantenía inalterada, con 70,4 mm, y se optaba por “nicasilar” el interior de estos, para lograr una reducción en la fricción interna con los pistones y en definitiva un mejor rendimiento.
La base para desarrollar el nuevo Carrera RS era su hermano de gama el 911 S, la versión más deportiva en aquel momento del deportivo alemán
Mecánicamente se mantenía tanto la compresión, cifrada en 8.5:1, como la mayoría de los componentes del propulsor de la versión S, entre los que destacaba un cambio manual de cinco relaciones o la inyección mecánica firmada por los alemanes de Bosch. Así logró finalmente producir una potencia de 210 CV a 6.300 RPM, alzándose en aquel año del inicio de la producción como el coche en serie más rápido que se comercializaba en el país germano, en su versión Lightweight, con una velocidad punta de 240 km/h y una aceleración de 0 a 100 km/h en apenas 5,7 segundos.
Evidentemente, para poder alcanzar estas cifras astronómicas en aquellos inicios de los 70, Porsche trabajó especialmente en la reducción del peso, creando tres versiones diferentes del modelo, con pesos que iban desde los 1.037 kilogramos de la variante Touring, con código de fabricación M472 “Komfort”, donde podíamos encontrar la ausencia de asientos traseros.
Manteniendo gran parte del equipamiento que ofrecía un 911 S estándar, hubo otra versión denominada dentro de la configuración interna de Porsche como M471 “Sport” y conocida como Lightweight (aligerada), donde lograba dejar la báscula en apenas 960 kilogramos, y por último la variante RSR con apenas 900 kilogramos.
Estas dos últimas versiones conseguían bajar de la tonelada de peso gracias, entre otras cosas, a suprimir cualquier elemento superficial en su interior como los asientos posteriores, o el aislamiento acústico y térmico que había tras los paneles de puertas.
También unos backets delanteros ligeros ocupaban el lugar de los sillones de serie junto a una reducción del grosor de los paneles de la carrocería donde no era necesario a nivel aerodinámico y vidrios laterales de menor sección. La cubierta trasera del motor ahora estaba fabricada en fibra de vidrio, al igual que capó y techo de la versión RSR, todo en aras del menor peso posible.
El potencial del nuevo 911 Carrera RS 2.7 era tal que batía a deportivos de mucha más potencia, donde por ejemplo el Ferrari 365 GTB 4, con 348 CV, empleaba cuatro décimas más en poder alcanzar los 100 km/h
Pero si de aerodinámica hablamos, la marca germana tuvo que ensanchar sus aletas traseras para poder dar cabida a un nuevo equipo de llantas Fuchs aligeradas y neumáticos de mayor sección en medidas 185/70R-15 y 215/80R-15, llegando el ancho de estas hasta los 177 mm y manteniendo sin embargo las medidas de las delanteras tal y como iban en el 911 S.
También se trabajó en las suspensiones, hasta donde llegaron unos nuevos amortiguadores Bilstein y muelles de mayor dureza, junto a barras estabilizadoras de mayor sección y a su vez aligeradas. En cuanto al sistema de frenado, un equipo de discos ventilados lograban otorgarle al RS 2.7 una mordida contundente
Indudablemente, y si hay algo distintivo en este 911 Carrera RS 2.7 y que a la postre seria uno de sus sellos de identidad, es aquella cola de pato que se incorporó en su trasera, sin más fin que el aerodinámico y que, según datos oficiales de la marca, agregaba 90 kilogramos de carga aerodinámica extra al mítico deportivo cuando de rodar a fondo se trataba, mejorando de una manera notable su rendimiento dinámico.
Por último, e igualmente identificativo, algo que siguió posteriormente incorporándose en la decoración de las versiones más extremas de los 911, es la decisión de pintar el fondo de las llantas del mismo color que la banda lateral inferior donde iba inscrito el emblema carrera, al igual que en el portón trasero donde podemos visualizar el nombre de la marca y las franjas intermedias de los paragolpes, detalle de colorido que contrastaba con el tono monocolor de su carrocería.
En la actualidad el precio de una unidad de este 911 Carrera RS 2.7 varía en función de la versión, con precios a partir los 300.000 euros en la variante Touring, y simplemente astronómicos si hablamos de las aligeradas, siendo el RSR un unicornio al alcance de muy pocos
Con un precio de 34.000 marcos alemanes, unos 55.000 euros actuales, partía la versión estándar del 911 RS, precio que se incrementaba de manera exponencial si optábamos por cualquiera de las versiones aligeradas, sobre todo el RSR, que además portaba un motor totalmente modificado con cilindrada de 2,8 litros y 300 CV de potencia, del cual solo se fabricaron 49 unidades.
El resto se dividían entre 200 ejemplares de la versión aligerada y 1.331 unidades del modelo estándar, el cual se asemejaba más al 911 S, sobre todo a nivel de equipamiento y con tan solo 2.500 marcos de diferencia en cuanto al precio entre ambos, aunque bien merecía la pena pagar aquella cantidad y disfrutar del extra de potencia del RS 2.7.
En la actualidad es uno de los automóviles más venerados de la marca por parte de la legión de seguidores de esta, ya que en él se reflejan fielmente los valores y virtudes de las que debe estar copado cualquier automóvil que se precie a portar el estandarte de Porsche en su capó, pudiendo alcanzar cifras astronómicas en cualquier subasta en la que haga acto de presencia una unidad, como este Carrera RS 2.7 Lightweight vendido por COYS por 775.000 euros.
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J. Rubio
Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.COMENTARIOS