Coche del día: Porsche 962 Koenig

Coche del día: Porsche 962 Koenig

Famosa por ser una de las creadoras del tuning, la casa germana homologó para carretera a este modelo del Grupo C


Tiempo de lectura: 5 min.

Rodar por circuito es extraordinariamente diferente a rodar por carretera. Algo que no sólo determina una manera diferente de conducir, sino también multitud de elementos relativos a la seguridad, la relación con los otros conductores o las emisiones. De esta manera, multitud de automóviles de competición resultan del todo imposible de homologar dado el carácter brutal e indómito de sus diseños. Sin embargo, a veces aparecen preparadores o especialistas que consiguen lo que parecía imposible. Fruto de ello es poder ver modelos como este Porsche 962 retocado por Koenig para lograr los permisos de circulación por la vía pública. Un hecho que consiguió en Alemania, haciendo que este modelo pueda ir por la carretera con total normalidad.

Pero vayamos al comienzo. Porque si bien la base de este modelo es el icónico Posche 962 pensado por la casa germana para el Grupo C, quien ha ultimado las tres unidades que del mismo existen es una de las marcas de tuning más famosas – y pioneras – de Europa. Hablamos de Koenig, quien comenzó allá por 1977 realizando modificaciones tanto en la carrocería como en las mecánicas a unidades Ferrari principalmente. Todas ellas excesivas en lo visual y muy adictas a los turbocompresores más potentes en lo mecánico.

De hecho, indignada por cómo Koenig llevaba a los terrenos del tuning modelos tan icónicos como el 512 BB, la propia Ferrari desautorizó públicamente a la casa germana, asegurando que no reconocería en el registro histórico de Maranello a cualquier unidad que hubiera sido transformada por ella. Y es que así se fue asentando el tuning. A golpe de polémica y llamar la atención, cosechando una legión de seguidores juveniles que, con el tiempo, acabó derivando en la subcultura automovilística que vivió sus tiempos de mayor éxito en los años noventa. Justo la década a la que pertenece este Porsche 962, siendo una transformación fechada en 1991.

koenig c62 (1)

Que un modelo del Grupo C pueda ser homologado para circular por la vía pública es algo bastante llamativo. Algo que se consiguió, entre otras cosas, interviniendo bastante en las suspensiones

Porsche 962 Koenig, domando un Grupo C para la calle

Si se tiene que escoger a un Porsche relativo a las carreras de resistencia, seguramente una gran parte de la afición se quedará con el 917. El mito de Le Mans que posteriormente también logró destacar en la CanAm, siendo uno de los diseños en competición más depurados de la marca a lo largo de toda su historia. Pues bien, una de las últimas curiosidades arrojadas por este modelo se produjo hace tan sólo unos años. Cuando el propietario de una de las unidades que habían pertenecido al Martini Racing consiguió lograr la homologación del vehículo para rodar por la calle.

Algo tan sorprendente como poco práctico, lo cual se hizo más por el mero hecho de hacerlo que por el sentido común, ya que las prestaciones de un 917 apenas pueden disfrutarse dentro de los límites dados por las normativas de tráfico. No obstante, tres décadas antes Koenig ya había hecho algo parecido con los Porsche 962. Eso sí, lo cierto es que aquí fueron bastante más respetuosos de lo que lo habían sido con los Ferrari. Veamos.

Para empezar, en el apartado visual los único cambios significativos se encuentran en los nuevos faros así como en la cubierta de plexiglás del motor. Ambos con el objetivo de lograr la homologación alemana, ayudándose en unos reglajes de suspensión más amables debido a las imperfecciones de la vía pública frente al firme de un circuito.

koenig c62 (2)

El 962 fue un modelo con una larga vida en las carreras, vendiéndose bastante bien entre los piloto-cliente que engrosaban las filas de los pequeños equipos independientes a la zaga de los oficiales

Respecto al motor, podría pensarse que Koenig sustituyó al de este Porsche 962 por otro. Pero en verdad eso no fue así. Una confusión que podría provenir de la larga vida del 962 en las carreras, evolucionando desde 1984 hasta comienzos de los noventa a través de diversos equipos que lo usaron profusamente bajo las normas del IMSA y el Grupo C de la FIA. Así las cosas, si bien los primeros Porsche 962 contaron con un bloque de 2,8 litros procedente del 911-934 del momento, este fue aumentando la cilindrada de sus seis cilindros hasta los 3,2 litros. Además, si bien durante un tiempo las normas del Grupo C hicieron que el 962 tuviera que carecer de sus dos turbos, al final de su vida útil pudo volver a montarlos. Por todo ello, este modelo modificado por Koenig partió de las motorizaciones más potentes de entre todas las dadas por el 962 en los circuitos. Eso sí, incrementando la cilindrada hasta los 3,4 litros para entregar 550 CV. Bastante, pero al tiempo unos 220 menos de lo dado por las versiones más prestacionales de entre todas las que compitieron. Y es que aquí Koenig decidió no ajustar los turbocompresores al máximo para lograr así un comportamiento más suave y civilizado. Respecto al par no tenemos datos sobre cuál es el entregado por estas unidades modificadas aunque, siendo un vehículo del Grupo C, podemos esperar una cifra espectacular lista para lanzar al coche a la salida de cada curva. Un espectáculo que, aún logrando la homologación, siempre es mejor representarlo en la seguridad de los circuitos.

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Sobre mí

Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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