Coche del día: Peugeot 405 GR

Coche del día: Peugeot 405 GR

Destinado a ser la punta de lanza en ventas


Tiempo de lectura: 3 min.

El Peugeot 405 GR era la versión intermedia en el catálogo del sedán francés. Cuando se inició la comercialización en España, en marzo de 1987, la gama estaba comprendida por los acabados GL, GR, SR y Mi16, con potencias que iban comprendidas entre los 65 y los 160 CV. Una gama diseñada para arrasar sin miramientos con los rivales desde el primer momento y en parte, lo logró.

A mediados y finales de los años 80, el segmento de los sedanes de tamaño medio tenía un peso importante en las ventas. Representaba un modelo con ciertas aspiraciones –las carrocerías de tres puerpos tenían una imagen mucho más aristocrática– y eran los coches familiares por excelencia. Todas las marcas generalistas tenían, al menos, un sedán en la gama, cuando no eran dos como el caso de Peugeot –a finales de los 80 tenían el 405 y el Peugeot 605, el 306 sedán llegaría mas adelante–.

Con el Peugeot 405 GR la apuesta era fuerte, tanto como la competencia: Citroën BX 19 TRS, Ford Sierra 2.0 GL, Renault 21 GTS… Sobre todo este último, el Renault 21, cuyas ventas marcaban el ritmo en el segmento de los sedanes generalistas en España –no en balde, se fabricaba en Valladolid y sus precios eran más que interesantes–. Sin embargo, como bien destacaba la prensa de la época, la dura competencia en el segmento no le permitía destacar tanto como sí lo hacía el Peugeot 205 y eso es algo que no se pasó por alto entre los aficionados y los usuarios.

Sin embargo, bien es sabido que el sedán francés se convirtió en una referencia por sus cualidades, y el 405 GR fue uno de los pilares en ventas. Por equipamiento de serie, se quedaba en la media: volante regulable en altura, asientos con regulación lumbar, regulación en altura de los cinturones de seguridad delanteros, chivato de cambio de pastillas de freno, servofreno, dirección asistida…

Pininfarina otorgó al 405 una línea excepcionalmente equilibrada, aunque, quizá, algo conservadora

Peugeot 405 GR

El conjunto, a tenor de lo que decía la prensa de la época, era soberbio. Los acabados eran buenos, el espacio interior de lo mejor de su categoría y el agrado de conducción máximo. Llama la atención que revistas como Autopista, elogiaran el manejo del selector del cambio, cuando Peugeot no ha destacado nunca precisamente en ese apartado. Se criticó abiertamente el tacto del pedal del freno, que al parecer estaba demasiado asistido y dificultaba la dosificación de la potencia y resultaba fácil bloquear las ruedas –no había ABS–.

Por otro lado, echar un vistazo a las tablas de consumos demuestra que, claramente, finales de los años 80 eran otros tiempos muy diferentes. El motor del Peugeot 405 GR era un cuatro cilindros de 1.905 centímetros y carrera ligeramente larga –83 por 88 milímetros para diámetro y carrera de los pistones–, con culata de dos válvulas por cilindro y alimentación por un carburador Solex de doble cuerpo. Rendía 110 CV a 6.000 revoluciones y 16,3 mkg a 3.000 revoluciones, que llegaban a las ruedas delanteras mediante un cambio mecánico de cinco relaciones.

Las prestaciones estaban al nivel que se esperaba de un motor así. La velocidad máxima era de 190 km/h, mientras que, por ejemplo, el 0 a 1.000 metros se completaba en 31,7 segundos. Poco más se tardaba en realizar los 1.000 metros en quita desde 50 km/h, pues necesitaba 34,9 segundos. Los adelantamientos estaban igualmente en lo esperado, con un 90 a 120 km/h en cuarta de 5,3 segundos, y en quinta de 10,8 segundos –estamos acostumbrados al 80 – 120 km/h, pero la fuente consultada mostraba otro ejercicio similar–.

Con respecto a los consumos antes mencionados, podemos destacar cifras como los 10,5 litros cada 100 kilómetros obtenidos a 160 km/h en autopista, algo que hoy ni siquiera se mencionaría en una publicación por miedo que fuera acusada de apología de la velocidad. Cifra, por cierto, considerada realmente buena, al igual que oos 14,26 litros obtenidos en circulación urbana, os 5,74 litros a 90/100 km/h o los 7,14 litros cada 100 kilómetros a una velocidad de 120 km/h.+

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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