Ya lo decía Francisco Xavier Bultó en referencia a sus Bultaco en particular y la industria motociclista en general: “las ventas siguen a la bandera a cuadros”. Y, al menos en un tiempo donde la publicidad no se ejercía de una manera tan diversificada a través de las redes sociales, ésta era una máxima totalmente creíble. Es más, incluso la generalista y masiva Ford -especialmente en el caso de su división europea con las versiones RS- se apuntó a esta misma filosofía de marca apostando claramente no sólo por las carreras, sino también por la creación de versiones deportivas y prestacionales en la mayor parte de su gama.
Y sí. Aquello funcionaba. Funcionaba no sólo porque el triunfo en las carreras hablaba sobre la excelencia en el diseño; sino también, porque de una manera u otra, una gran parte del público -especialmente el más joven- anhelaba ser parte de aquellos triunfos. De esta manera, la historia de la publicidad aplicada al automovilismo no se entiende sin los mundiales de Marcas y Rallyes junto a infinidad de trofeos nacionales como el DTM o el BTCC. Todo ello, por cierto, coronado por los recurrentes récords de velocidad, resistencia o consumo disputados desde los tiempos seminales del transporte a motor.
Llegados a este punto, en óvalos como el de Nardo o Monthléry marcas de todo tipo y condición se han jugado su prestigio compitiendo no sólo contra el crono, sino también contra el gasto en combustible. Una lucha que, por cierto, incentivó el desarrollo de la aerodinámica, la eficiencia y el rendimiento. ¿Se puede pedir algo más? Bueno, pues parece ser que sí puesto que aquellas hazañas se vendían como logros de los fabricantes a forma de manera de medallas con las que, evidentemente, incentivar las ventas. Algo que entienden muy bien los aficionados a los diseños más deportivos pero… ¿Qué ocurre con los modelos diésel?
Antes incluso de la Crisis del Petróleo los motores diésel empezaron a ocupar un lugar destacado en las gamas turismo; prueba de ello es todo lo realizado por Peugeot pero también por Mercedes
Peugeot 404 Diésel Caza Récords, un diseño de 1965
En 1960 Peugeot lanzaba el 404 como una apuesta decidida por reinar en el segmento D. Dominado por su elegante “línea Florida” a firma de Pininfarina, este tres volúmenes -sobre el cual se realizaron todo tipo de carrocerías- escondía una mecánica dura como pocas junto a un adecuado confort de marcha sin comprometer en demasía los consumos. En suma, hablamos de un vehículo bien pensado, aún mejor ejecutado y, ante todo, sobrio y adecuado.
Además, su resistencia llegó a ser legendaria gracias a sus cuatro victorias -tres de ellas consecutivas- cosechadas en el Rally Safari. Una de las pruebas más duras de la historia, en la cual este francés se impuso se forma hegemónica para orgullo y credenciales de la marca. Y es que, aunque parezca increíble, aquellas unidades ganadoras distaban muy poco de las de estricta serie al alcance del público en los concesionarios.
No obstante, a decir verdad sus motorizaciones eran gasolina y, en la gama del Peugeot 404, también existían dos opciones diésel que, en aquella época, empezaban a ganar hueco entre viajantes y profesionales del volante atenazados por el tener que cumplir con amplísimos kilometrajes en el día a día. Es más, Mercedes -que llegó a proporcionar mecánicas diésel a SEAT para su instalación en los 1500- había visto este creciente nicho de mercado insistiendo desde tiempo atrás en la fiabilidad de sus motores.
Gracias a su rodar continuado durante 72 horas junto a su interesante apariencia este vehículo logró un rédito publicitario muy importante para la casa del león
Con todo ello, Peugeot no quiso quedarse atrás así que urdió el hacerse con todos los récords posibles en relación al diésel. Para ello, en 1965 preparó una unidad del 404 aligerándola todo lo posible, llegando a cambiar paneles de chapa por otros de aluminio a fin de lograr una rebaja con hasta 150 kilos en el peso final. Asimismo, remató la operación con perfil aerodinámica donde al piloto se le cubría con una escueta burbuja. En fin, todo un caza récords con el cual se acudió al Circuito de Monthléry para, durante ese mismo año, lograr hasta cuarenta registros mundiales relacionados con el diésel durante dos jornadas. Una de ellas con hasta 72 horas en las que se estuvo rodando sin descanso gracias al turno de cinco pilotos. ¿Qué mejor publicidad para aquellos motores diésel fabricados por Peugeot?
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS