Hablar del Peugeot 205 es hablar, casi siempre, del 205 GTI o bien, del brutal 205 T16 del Grupo B de rallies. Sin embargo, como suele ocurrir en casi todas las ocasiones, el Peugeot 205 no se hizo grande solo por sus versiones más prestacionales o espectaculares, se hizo grande como fue el coche de toda una generación. Y para eso, hacen faltan variantes que la mayoría de los usuarios puedan comprar, aunque su talante sea deportivo.
Versiones, precisamente, como el Peugeot 205 XR, que como bien dijo Alfonso Silvestre en su prueba publicada en la revista Autopista –número 1.341– en 1985, presentaba un aire muy juvenil que, además, si montaba las llantas opcionales –de serie venía con embellecedores–, ganaba muchos enteros y era, incluso, deportivo. Deportividad, claro está, de los 80, pues la línea del 205 apenas cambiaba con respecto al resto de versiones.
En realidad, el acabado XR hacía referente a su carrocería, que solo tenía tres puertas –la serie X hacía referencia a la carrocería de tres puertas, mientras que la S era la de cinco puertas–, que se vendió, inicialmente, con el motor 1.3 –1.294 centímetros cúbicos– y 65 CV. Un propulsor algo veterano, que en el banco de potencia entregó 63,5 CV a 5.000 revoluciones. Hoy se podría considerar demasiado escaso en cuanto a potencia, pero el 205 XR pesaba menos de 900 kilos.
Con el lanzamiento del 205, Peugeot se jugaba su propio futuro. En aquel momento, la marca estaba en aprietos, la cuentas no salían y cualquier tropiezo podría terminar con la empresa fuera de juego. Sin embargo, el 205 resultó ser uno de los mejores coches de su tiempo, un enorme salvavidas con el que la marca se ganó un merecido prestigio. Incluso más de 30 años después de su puesta en escena, el Peugeot 205 es un referente para la misma marca.
Pero claro, para lograr ser una referencia había que ofrecer algo más que una línea atractiva y con el 205 XR se conseguía completar una de las mejores ofertas de su tiempo. Solo tenía una pequeña pega, y era su precio. El Peugeot 205 XR era uno de los más caros que sus rivales directos, como ejemplo, el Renault 5 GTL, uno de sus contrincantes más directos, era 100.000 pesetas más barato –en 1985, 100.000 pesetas al mes podía ser un buen sueldo–. Peugeot pedía por un 205 XR 957.242 pesetas, mientras que un R5 GTL costaba 851.319 pesetas. Solo el FIAT Uno S-70 era más caro, con un precio de 1.028.650 pesetas, aunque hay que aclarar que no era un coche de fabricación nacional, era importado, y eso, afectaba a su precio final.
No obstante, aunque caro, tenía algunos detalles que merecían ese sobre precio. Los asientos estaban tapizados con un material similar a la pana, asientos trasero abatible por secciones, unos neumáticos en medidas 165/70 y unas suspensiones que las catalogaban como algo duras, lo que permitía, según la prueba antes mencionada, controlar en todo momento las reacciones del vehículo.
Como curiosidad, el 205 XR –como todas las versiones del modelo– se sumó a la moda de poner el claxon en la palanca que acciona las luces y provocaba, que en ocasiones, se accionara la bocina cuando se encendían las luces.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS