El Peugeot 106 se presentó en 1991, hace ya más de 30 años, pero parece que fue ayer mismo cuando todavía se podían encontrar unidades en circulación por nuestras carreteras. Y es lógico, pues se mantuvo en el mercado durante 12 años –hasta 2003– y se vendieron alrededor de 2,8 millones de unidades.
Mucho han cambiado las cosas desde comienzos de la década de los 90. Por entonces, todavía había lugar para coches muy pequeños, sencillos, económicos y versátiles. Coches como el Peugeot 106, que comparado con cualquier modelo actual, parece casi un mini coche. La longitud era de 3.564 milímetros y la anchura era de 1.575 milímetros. Era pequeño, mucho, y ligero, no llegaba ni a 800 kilos en su versión más espartana y barata –748 kilos–.
La marca lo presentó con una frase que solo a los especialistas en marketing se les podría ocurrir: “una burbuja de simpatía envuelta en sonrisas y vestida con elegancia, que se encuentra en su salsa con sus 3,56 metros de sorpresas”, pero que, en el fondo, no deja de decir algunas verdades. El 106 resultaba un coche simpático, pero también tenía una línea con cierta elegancia. Los Peugeot de aquella época eran coches algo conservadores, pero tenían personalidad y además, atractivo.
Inicialmente se vendía, únicamente, con carrocería de tres puertas, algo impensable hoy día. Pero no debemos olvidar que era un coche eminentemente urbano y muy enfocado a un público juvenil, para quien la imagen tiene bastante peso a la hora de decidirse por un coche, mucho más que la practicidad que puede dar una carrocería de cinco puertas.
Con un diseño atractivo y una gama sencilla y económica, el Peugeot 106 fue un éxito que estuvo a la venta hasta 2003
Entre las particularidades del pequeño 106, merece la pena destacar la cantidad de versiones especiales que tuvo –hasta 20 diferentes–, aunque muchos recordarán el Peugeot 106 Rallye, una bomba que apenas tenía más de 100 CV, pero con su ligero peso y las sensaciones que aportaba su conducción, hoy es todo un objeto de deseo. No en balde, podemos considerarlo como un auténtico deportivo.
La mayoría de las opciones mecánicas fueron de poca cilindrada, con un minúsculo bloque de cuatro cilindros y 954 centímetros cúbicos con 50 CV, como opción más pequeña. Desde ahí, se podía optar a motores que legaban a los 1,6 litros con 90 CV, que solo se podían combinar con los acabados XS y XT, más un 1,6 litros de 120 CV para el Peugeot 106 GTi. Luego apareció el 106 XSi con motor 1,6 litros de 105 CV.
No podemos olvidar mencionar los motores diésel, porque sí, la gama también llegó a ofrecer mecánicas alimentadas por gasóleo, todas ellas sin turbo. La menos potente era un 1,4 litros con 50 CV, que se veía acompañada por un motor 1,5 litros con 58 CV.
Potencias justas, equipamiento básico, sencillo, económico, pequeño… Ya no se hacen coches así, lógicos y usables. Y en el caso del Peugeot 106, también coquetos e incluso con cierto estilo.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".La verdad es que ganó mucho con el restyling posterior. Recordemos que el Citroen Saxo se realizó sobre la misma base, con gran éxito. Y nada de historias con correas, ni tricilindricos u otras historias.