El Opel Vectra 2.5 V6 era lo máximo a lo que se podía aspirar en el sedán alemán a finales de los años 90. No obstante, era curioso que, en lugar de recurrir a motores de tres litros como todos los rivales, Opel se conformaba con un motor de 2,5 litros, lo que suponía quedarse por detrás en potencia y par, aunque se situaba en cabeza en cuanto a consumos.
Hace muchos años, los fabricantes generalistas tenían, no solo un modelo en el segmento E, también se atrevían con motores, en teoría, propios de modelos de alta gama. Motores de seis cilindros en V, con cubicajes que llegaron hasta los 3,2 litros y que permitía ofrecer “versiones top”: altas prestaciones, una notable suavidad de funcionamiento, mucho equipamiento, refinamiento tecnico y tecnológico… Unos coches y unos motores que, por cierto, nunca más volveremos a ver.
En aquellos años fue cuando nacieron modelos como el Renault Laguna V6, el Citroën Xantia 3.0 V6, el Peugeot 406 V6 y, por poner un ejemplo, el más peculiar de todos, el Opel Vectra 2.5 V6. Y es el más peculiar por diferentes razones, como tener un motor de “solo” 2,5 litros frente a los 3.0 del resto. Y siempre se conformó con un cubicaje menor, a pesar de rendir menos caballaje y menos par. General Motors, por entonces propietaria de Opel, tenía capacidad y disponibilidad, para introducir un motor V6 más grande en el Vectra B, pero nunca lo hizo.
No habia nada que identificara a esta versión con respecto al resto, tan solo el logotipo 2.5 V6 en el portón del maletero

Quizá es que no entraba nada más grande en el vano del Vectra, ¿no? Aun así, tampoco se puede decir que fuera un coche lento. Con 2.498 centímetros cúbicos, culatas de cuatro válvulas por cilindro y una compresión de 10,8:1, rendía 170 CV a 5.800 revoluciones y 23,5 mkg a 3.200 revoluciones. Eran alrededor de 30 CV menos con respecto a los modelos antes mencionados, aunque luego en prestaciones no se quedaba muy atrás. La velocidad máxima, por ejemplo, era de 230 km/h, el 0 a 100 km/h se hacía en 8,5 segundos, el 0 a 160 km/h en 22,46 segundos, los 1.000 metros con salida parada los completaba en 29,46 segundos y el 80 a 120 km/h en quinta, solo necesitaba de 12,48 segundos –la quinta tenía un desarrollo de 37,04 km/h a 1.000 revoluciones–.
El consumo era la mejor baza del Opel Vectra 2.5 V6, pues la media se situaba en unos 9,5 litros, lo que permitía una autonomía de 620 kilómetros gracias a un depósito de 60 litros. Pero esto solo era uno de los argumentos que ofrecía el Vectra V6 frente a la competencia, otro de esos argumentos era su comportamiento en carretera, típicamente Opel: fácil, agradable de conducir, previsible… Y sí, este giraba y bastante bien, con una velocidad de paso por curva más alta de lo que podría parecer por sus suaves suspensiones.
Para rematar, el Opel Vectra 2.5 V6 era uno de los más baratos de su categoría, aunque tenía que verse las caras con un Citroën Xantia V6 que, incluso en esta categoría de modelos, mantenía esa estrategia de precios “de derribo”. Opel pedía 4.103.000 pesetas –el Xantia V6 costaba 4.190.000 pesetas–, 24.660 euros de 1998, sin inflación.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS