Revisando los ganadores del Campeonato Alemán de Turismos DTM desde 1990 en adelante, destaca la aparición del Opel Calibra en 1996. Eso sí, para no faltar a la verdad lo cierto es que aquel vehículo tenía muy pocas similitudes reales con el modelo de calle, guardando las mismas equivalencias que un Lancia Delta de los ochenta podía guardar con su derivado en el Campeonato Mundial de Rallyes. Es más, en el caso del calibra DTM la diferencia era mayor pues siquiera coincidía el uso del mismo bloque motor. No obstante, la aparición del modelo en los primeras posiciones del disputado campeonato germano no sólo confirmó las posibilidades de Opel en la competición, sino que acentuó las ventas en los concesionarios con aquella vieja máxima de “ gana el domingo, vende el lunes “ .
Pero vayamos al comienzo de toda esta historia. Así las cosas, deberemos trasladarnos hasta 1989. Año en el que se lanza el Opel Calibra como sucesor del Manta. De esta manera, la empresa germana puntal de General Motors en Europa presentaba un automóvil deportivo adaptado a las masas, poniendo en forma de coupé 2+2 una cierta garra en la conducción amaestrada para el uso diario o los grandes viajes por autovía. Además, el Opel Calibra contó con novedades tan sintomáticas de los ochenta como el turbocompresor o la tracción total. Gracias a ello, y más aún según el tiempo lo ha ido confirmando como un más que interesante preclásico, nuestro protagonista todavía cosecha día a día una legión de seguidores aumentada con los años.
Llegados a este punto, lo cierto es que Opel no tuvo que hacer demasiados esfuerzos en competición para remarcar la imagen del Calibra a fin de aumentar las ventas. De hecho, se podrían establecer paralelismos con el Ford Capri de finales de los sesenta, el cual tampoco necesitó de grandes alardes en las carreras para ser una pieza fundamental en el imaginario sentimental de millones de jóvenes aficionados al motor en su clave más deportiva. No obstante, dado que el DTM es una de las mayores y mejores pruebas de turismos en el calendario internacional, finalmente Opel decidió apostar por su presencia ahí. Algo que cuajó tarde. Concretamente en 1995. Tan sólo dos años antes al punto final del modelo en la cadena de producción.
En una época dominada por Audi y Mercedes, sólo Opel y Alfa Romeo consiguieron llegar a lo más alto gracias a sendos diseños que aún a día de hoy siguen plenamente vigentes en el imaginario colectivo del automovilismo deportivo
Opel Calibra DTM, un deportivo con corazón de todoterreno
Echemos un ojo a la lista de ganadores del DTM durante los primeros años de la década de los noventa. En 1990 y 1991 tenemos al Audi V8 Quattro. En 1990 al equipo Mercedes. En 1992 al siempre recordado éxito de Alfa Romeo con su fantástico 155 TI – último modelo no germano en alcanzar el primer puesto del campeonato – . Y bueno, a partir de ahí tres victorias consecutivas de Mercedes hasta 1995 incluido.
Tras esto viene una sucesión de años donde se alternan con normalidad los nombres de Audi, BMW y Mercedes. Pero en 1996, de forma sorprendente, aparece el del Opel Calibra. Un éxito debido a la perseverancia, pues aunque en temporadas anteriores se habían cosechado algunos momentos estelares – como las dos pruebas ganadas en 1995 – lo cierto es que nada hacía presagiar que el Opel Calibra pudiera superar a los modelos de las marcas tradicionalmente dominantes.
Llegados a este punto la pregunta es obvia, ¿cómo lo consiguieron? Bueno, pues en primer lugar se puso una atención sobresaliente a la aerodinámica. De esta manera el Opel Calibra rebajó sustancialmente su altura al suelo, además de contar con una gran cantidad de apliques aerodinámicos así como un uso profuso de la fibra de carbono para poner el conjunto por debajo de los mil kilos. No obstante, sólo con esto no se lograba la victoria en el competido año 1996. Justo la temporada en la que DTM y Campeonato Internacional de Turismos se solaparon – primera y última vez de este invento tejido por la FIA – .
En el proyecto de este coche de cara a 1996 participaron Cosworth e incluso Williams en lo que fue un ingente esfuerzo de ingeniería y recursos para parir algo que casi podía ser homologable a un F1 del momento
Así las cosas, se usó un bloque V6 sacado del Opel Monterey. El todoterreno lanzado en 1994 que de forma inesperada apareció en la génesis del Opel Calibra DTM junto a referencias como Cosworth, la cual participó cooperando con ciertos aspectos de la mecánica. Todo ello para entregar unos 500 CV sin turbocompresor – el reglamento sólo permitía modelos atmosféricos – acoplados a una transmisión de seis relaciones puesta en escena por Williams meses antes. Con todo ello, muchos vieron no sin acierto al Opel Calibra DTM como un automóvil casi a la altura de los F1 del momento. No en vano, debates aparte sí es objetivamente cierto que la cantidad de recursos financieros gastados por la casa germana daban fe de la gran envergadura del proyecto. Envergadura y éxito, pues gracias al pilotaje de un Manuel Reuter en estado de gracia – durante ese mismo 1996 también ganó las 24 Horas de Le Mans con un Porsche WSC95 sin el apoyo oficial de la marca – el Opel Calibra DTM se hizo un hueco de honor en una historia dominada por los Mercedes, BMW y Audi. Sin duda un hito a recordar.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS