De todos es conocida la relación del preparador alemán Irmscher con la marca Opel, ayer en manos de GM y hoy en el seno de Stellantis. El modelo que os traemos hoy, el Opel Ascona Sprint, es uno de esos modelos que, además, fue vendido por la propia red Opel.
La denominación Ascona estuvo muchos años vigente en la gama de Opel, incluso antes de la aparición del Ascona A en 1970: en Suiza, a finales de los años ‘50, el Olympia Rekord P1 se vendió en el país helvético como Opel Rekord Ascona, y posteriormente también recibió este nombre, en este mismo mercado, un derivado del Kadett B de cuatro puertas, denominado Opel Ascona 1700. Ya en su segunda generación, el Ascona B tuvo una versión de rallies muy conocida bajo la denominación Ascona 400, que compitió en el Grupo 4.
Nuestro protagonista de hoy apareció con el último rediseño del Ascona, el denominado C3, que se diferenciaba del C2 en su parrilla, los intermitentes delanteros en blanco y los pilotos traseros ahumados. El Ascona C pertenecía al proyecto J-body de GM, y fue un verdadero coche mundial: se vendió en los cinco continentes con las denominaciones Buick Skyhawk, Cadillac Cimarron, Chevrolet Cavalier, Oldsmobile Firenza, Pontiac 2000, Chevrolet Monza, Holden Camira, Isuzu Aska, Vauxhall Cavalier y Opel Ascona (Opel 1604 S en Portugal), con diferentes estilos de carrocería.
En realidad, el Ascona Sprint era, por así decir, un tuning, una versión cuya mayor diferencia era el kit de carrocería diseñado y fabricado por Irmscher
El Ascona Sprint fue lanzado en 1986. Estaba basado en el acabado GT del Ascona cuatro puertas, y se caracterizaba por equipar de serie un kit exterior Irmscher, en el color de la carrocería, que cambiaba por completo el aspecto aburguesado del modelo original, dándole un toque mucho más deportivo y agresivo. El kit contaba con un parachoques delantero específico que incluía la parrilla (el logotipo de Opel pasaba al capot), faros antiniebla, un parachoques trasero deportivo, un alerón sobre la tapa del maletero y, en los bajos de los laterales, tres piezas específicas que le conferían un aspecto mucho más anguloso, y con una gran banda negra en la que aparecía el nombre de la versión. Las llantas de catorce pulgadas eran de aleación ligera y procedían del Kadett GSi. Opel ofrecía cuatro colores diferentes: rojo carmín, blanco polar, gris acero y plata astro.
En el interior, contaba con un volante de cuero de cuatro radios, asientos deportivos, instrumentación específica y retrovisores calefactables con regulación eléctrica y pintados en el color de la carrocería. En cuanto al apartado mecánico, el Ascona Sprint se ofrecía con un motor de dos litros con inyección Bosch Motronic y 115 CV de potencia, pudiendo elegir como opción el catalizador. La transmisión era de cinco velocidades.
El Ascona Sprint era una serie limitada, y recibió esta denominación en la mayoría de los mercados en los que se ofreció. Sin embargo, en Suiza ya se había ofrecido una versión Sprint menos radical, por lo que para este mercado se escogió la denominación Ascona i200. En Reino Unido fue Vauxhall la encargada de comercializarlo bajo el nombre de Cavalier Calibre, y contaba con ciertas diferencias con el Ascona Sprint: el volante era de tres radios, el motor se tomaba del Cavalier SRi de 130 CV y también dos litros de cubicaje, estaba disponible únicamente en color rojo carmín y se construyeron nada más que 500 unidades. Como curiosidad, el Isuzu Aska también contó con una versión Irmscher, en este caso con un motor turbo de 150 CV, aunque menos radical que el Ascona Sprint en su aspecto exterior.
En resumen, el Ascona Sprint se convirtió, por derecho propio, en el modelo más especial del Ascona C, dándole un último empujón en imagen y en ventas a un modelo que, dos años después, sería reemplazado por el Vectra A. Todo un representante del estilo de los años ‘80.
Jesus Alonso
COMENTARIOS