Sin duda hoy en día el tipo de vehículo con más proyección en el mercado es el SUV. Incorporado a los segmentos más populares desde hace años, ésta ha ido desplazando a los compactos, berlinas y demás tipos de carrocería recurrentes. No obstante, en verdad los SUV nacieron como una mezcla de todoterreno con las comodidades de una berlina. En ese sentido, rastreando sus huellas no son pocos los que llegan hasta el Jeep Wagoneer de 1962 pasando por el Chevrolet Blazer y el Range Rover. Una genealogía que, en 1997, pasa por el hito que supuso el Mercedes W163. Un vehículo orientado especialmente al mercado americano, gracias al cual la empresa germana comenzaba un capítulo que poco a poco ha ido derivando hacia el actual predominio de los SUV.
No obstante, lo mejor será ir por partes. En este sentido, uno de los elementos que primero hemos de entender para analizar al Mercedes W163 como un punto de inflexión es saber a quién pretendía sustituir. Ni más ni menos que al icónico Clase G. El excelente todoterreno lanzado por Mercedes a finales de los setenta, el cual ha ido creando con el tiempo una comunidad de aficionados cada vez más nutrida. Así las cosas, la jugada comercial sería la siguiente: habiendo identificado lo permeable que el mercado norteamericano es a vehículos de gran tamaño y habilidades todoterreno – aunque raramente se vayan a usar en el campo – , lanzar un sustituto del Clase G con un rostro más amable y cotidiano podía ser un buen negocio.
Llegados a este punto hay dos conclusiones evidentes. La primera es que, aún contradiciendo a ciertos economistas, la oferta no siempre secunda a la demanda sino que ésta última puede ser creada por las empresas. Es decir, las modas se pueden crear. La segunda se basa en lo aspiracional y aparente, ya que tener un coche de gran tamaño y altura con habilidades camperas aunque principalmente se vaya a usar en actividades urbanas tiene más que ver con la proyección social que con la eficiencia tecnológica. En suma, eran los años del crecimiento financiero previo al estallido del 2008 y, para muchos, el automóvil debía mandar un mensaje de su nueva posición social. Ya no valía sólo con portar el modelo de una marca de prestigio, también había que circular por encima de la altura media. La vanidad.
En los años previos al estallido de la burbuja financiera en el 2008, los automóviles de gran tamaño con base todoterreno fueron al alza para acabar alumbrando la hegemonía actual de los SUV
Mercedes W163, un punto intermedio
Al Mercedes W163 muchos no lo considerarían un SUV como los de nuestro momento concreto. Eso quizás sería muy aventurado. Sin embargo, sí es parte de ese proceso más social que tecnológico por el cual vehículos con sus características o las del Porsche Cayenne van calando con tanta intensidad en el mercado de comienzos de siglo. Modelos premium grandes y muy aparentes donde las habilidades camperas estaban ahí aunque no fueran a usarse.
De hecho, una de las pruebas de que éstos no eran verdaderos todoterrenos para el uso en campo es que finalmente el Mercedes W163 no logró sustituir al Clase G. Sea como fuese, lo cierto es que al menos nuestro protagonista sí nació sobre una base todoterreno. De hecho, cuando su desarrollo comenzó en 1991 lo hizo de la mano de Mitsubishi. Empresa con la que se preveía crear una “ joint venture “ que acabase en el lanzamiento de una base común a ambas marcas a partir del desarrollo de lo ofrecido por el Montero.
Finalmente, aquello salió mal y Mercedes continuó en solitario su proyecto de crear un todoterreno de alta gama con equipamientos de berlina. Principalmente para el mercado norteamericano, inaugurando para el ensamblaje del W163 una planta en Alabama. Así las cosas, ya se estaban tejiendo las bases para el inicio masivo del fenómeno de los SUV. Disponible con tracción en las cuatro ruedas permanente 4Matic, la gama mecánica comenzaba en un cuatro en línea con 2,3 litros y 110 CV.
Dirigido especialmente al mercado norteamericano, este modelo no sustituyó finalmente a los Clase G aunque finalmente sí se ha instalado plenamente en la gama del fabricante
A partir de ahí, se ofertaban versiones con motores V6 y V8 para escalar hasta los 255 CV en las unidades más prestacionales. Todo ello para mover las más de dos toneladas arrojadas a la báscula por el Mercedes W163, cuyos acabados debieron de ser mejorados al poco del lanzamiento ya que , según hablaba la prensa norteamericana especializada, no parecían estar a la altura de un Mercedes. Algo que, posiblemente, se pueda achacar a la necesaria puesta a punto de la producción en la nueva y aun inexperta planta de ensamblaje en Alabama. Tras el lanzamiento han llegado tres generaciones más, siendo un vehículo todavía presente en la gama de Mercedes bajo el código W167. Ya totalmente normalizado como un SUV, aunque en 1997 todavía podía calificarse como uno de esos tanteos a medio camino entre estos coches y los todoterreno.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS